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Agua y suelo, la base para la seguridad alimentaria

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Una buena parte de la seguridad hídrica está en el manejo de la calidad suelo que no solamente afectaría la provisión de cultivos, sino que también ayuda a mantener el agua subterránea en el largo plazo.

San José, 29 de marzo, 2017 (IICA). Se estima que la producción mundial de alimentos tendrá que elevarse hasta en un 60 % para satisfacer la demanda de los más de 9 000 millones de habitantes que ocuparán el mundo en el 2050, sin embargo, el suelo y la cantidad de agua que se dispondrá para incrementar la producción no aumentará.

Por esta razón un manejo integral y el uso eficiente de estos recursos naturales es crucial para hacerle frente a tal desafío. Así se abordó en el foro virtual: La seguridad hídrica y los suelos”, organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).

“Este tema es de gran importancia no solamente por los recursos agua y suelo en sí mismos, sino también, porque ambos recursos constituyen la base para la seguridad alimentaria y para la provisión de los servicios ecosistémicos”, afirmó el investigador del CATIE, Jorge Faustino, quien se encargó de desarrollar la temática durante el evento.

Según indicó Faustino, tres cuartas partes del planeta son agua; el 3 % del total es agua dulce que se utiliza para los usos básicos de la humanidad. Además, la cuarta parte restante es tierra, la cual está dividida en los cinco continentes.

“Los países de América Latina y el Caribe están bien dotados del recurso hídrico, sin embargo, su disponibilidad es dispersa y heterogénea, además, en algunos territorios se tiene agua, pero no es de buena calidad por falta de buen manejo o uso, lo que implican costos de tratamiento, baja productividad, inseguridad alimentaria y restricciones en el desarrollo económico”, detalló el especialista.

En cuanto al suelo, éste es un recurso variado en su calidad y características, por lo que no se puede contar con toda esta porción para la producción de alimentos. El investigador añadió que es un recurso natural esencial para sostener la vida en el planeta y se estima, que el 95 % de los alimentos se producen directa o indirectamente en los suelos.

“El suelo es un excelente reservorio de humedad, lo que reafirma la conveniencia de manejar integralmente la relación del trinomio suelo, agua y vegetación”, apuntó Faustino.

Para preservar ambos recursos y evitar su escasez, se debe hacer un uso eficiente del agua y el suelo, emplear agricultura de precisión, invertir en investigación agropecuaria, aprovechar un uso no consuntivo del agua (la que se utiliza y es devuelta luego al medio del cual se extrajo), y analizar si las capacidades de uso del suelo son ajustables y flexibles.

“No habrá una seguridad hídrica y un buen desarrollo de la producción agropecuaria si nuestra agricultura no escala hacia la precisión ¿Cuánta agua necesita una planta?, ¿qué sabemos en este momento sobre el uso consuntivo de nuestras plantas frente al cambio climático y frente a cambios de temperatura?, ¿tenemos la información suficiente para determinar la cantidad de agua que necesita un cultivo o sistema de producción? Es algo que la investigación debería respondernos”, concluyó Faustino.

El evento fue el primero del III ciclo de foros virtuales: “La contribución de los suelos para el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, que desarrollará el IICA y el CATIE de forma periódica.

En el foro inaugural se contó con 429 conexiones de 20 países diferentes.

Más información: karen.montiel@iica.int