Robert Ahern, líder en Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de los Alimentos (SAIA) del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), precisó que el desafío para la región en la implementación de las certificaciones fitosanitarias electrónicas, que serán claves en el acceso a mercados, es ordenar las diferencias de cada país.
Buenos Aires, 12 de septiembre, 2018 (IICA). El proyecto de certificación fitosanitaria electrónica o e-phyto “es una respuesta más desarrollada para que los países puedan cumplir con los compromisos del Acuerdo de Facilitación de Comercio” de la Organización Mundial del Comercio (OMC), resaltó el líder de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de los Alimentos (SAIA) del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Robert Ahern, para quien el reto de la región es emparejar las diferencias de niveles de cada uno de los sistemas nacionales.
“Todos los países tienen un compromiso en mejorar sus sistemas sobre certificación a partir del Acuerdo de Facilitación de Comercio” de la OMC y “este proyecto representa una respuesta más desarrollada. Todo el mundo está esperando a ver si el proyecto va a lograr esas expectativas”, señaló Ahern tras participar en el taller regional “Intercambio de Experiencias en Sistemas de Certificación Fitosanitaria Electrónica”, que comenzó ayer en Buenos Aires organizado por la Cancillería de Argentina, la Embajada de Australia en el país sudamericano y que cuenta con el respaldo del IICA y el Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur (COSAVE).
El proyecto e-phyto es una iniciativa impulsada por la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria que busca la armonización, un sistema nacional genérico e implementar un hub global de intercambio de certificaciones con el fin de agilizar el comercio de productos de origen vegetal y tornarlo más seguro.
“Muchas veces no se sabe cómo se pueden cumplir con los compromisos en la OMC. Este proyecto es una herramienta que los países pueden usar para alcanzar esos compromisos del acuerdo”, precisó el experto del IICA.
Para Ahern, uno de los desafíos del proyecto e-phyto es que “los países de la región están en diferentes niveles en sus propios sistemas” y aunque “la mayoría no está empezando de cero lo malo es que están en diferentes direcciones”.
“El reto es organizar y la expectativa y esperanza es que este proyecto puede ser como un paraguas bajo el cual los países pueden organizarse”, explicó.
Por su parte, Lourdes Fonalleras, Especialista Internacional en Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de los Alimentos de la Representación del IICA en Uruguay, quien también asiste al taller en Buenos Aires, describió que la implementación de e-phyto trae “una sumatoria de beneficios ya que permite un mejor rastreo y seguimiento de todo el sistema, desde la producción hasta la exportación”.
“Eso ayuda en el control de los datos que llevan la certificación fitosanitaria y además simplifica los procesos de certificación. Sumado a esto se elimina lo engorroso que tiene todo el trámite hecho en papel y las falsificaciones de documentación”, precisó.
Además, resaltó que “una cuestión que resulta clave es que el mundo se está moviendo hacia la certificación electrónica, entonces si la región no se suma a eso va a llegar un momento en que va a tener problemas para acceder a los mercados”.
La implementación de e-phyto no tiene fecha límite, pero “sí un cronograma para animar a los países a que vayan sumándose” porque “todos tienen situaciones, problemas y desafíos diversos y desde la Convención Internacional de Protección Fitosanitaria no se quiere dejar a nadie afuera”, concluyó la especialista.
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Sonia Novello, encargada de Comunicación de la Representación del IICA en Argentina