Mayor inversión agrícola, incentivos a la investigación y transferencia de tecnología y fortalecimiento de la agricultura familiar son algunas de las recomendaciones de un informe del IICA a la OEA para elevar el aporte de la agricultura a la seguridad alimentaria regional.
San José, Costa Rica, 4 de junio, 2012 (IICA). En las últimas dos décadas, la producción alimentaria en general ha aumentado en las Américas, aunque el crecimiento ha sido desigual en las regiones y países, según sean importadores o exportadores netos de alimentos.
Entre 1990 y 2010, las regiones Andina, Sur y Central mostraron altas tasas de incremento de la producción, en tanto que el Caribe creció menos, debido a caídas en la producción de hortalizas y estancamiento de la producción de granos.
Los datos provienen del informe “Situación de la seguridad alimentaria en las Américas”, elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a solicitud de la Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
El documento facilitará las conversaciones sobre seguridad alimentaria de los países, durante la XLII Asamblea General de la OEA, esta semana en Cochabamba, Bolivia.
En forma paralela al incremento en la producción de alimentos, en las Américas también han aumentado las importaciones de estos bienes y la dependencia de los mercados internacionales, a un ritmo incluso mayor que el crecimiento de la producción.
De acuerdo con especialistas del IICA, los riesgos de esta situación son variables, pues mientras las regiones Norte y Sur tienen prácticamente asegurada la disponibilidad de alimentos para su población, los demás grupos de países, y sobre todo el Caribe, presentan una elevada dependencia de las importaciones.
El informe recomienda aumentar la inversión agrícola, estimular la investigación, extensión y transferencia de tecnología, fortalecer la agricultura familiar y de pequeña escala y mejorar el acceso de los pequeños y medianos productores a los mercados.
“Consideramos que es clave respaldar la agricultura familiar y de pequeña y mediana escala, por su aporte en la producción de alimentos y porque genera empleo, multiplica los ingresos rurales y ayuda a paliar la pobreza”, ha recalcado el Director General del IICA, Víctor M. Villalobos.
Calma, aunque hay riesgos
En el período 1990-2010, América Latina y el Caribe (ALC) presentó una mejoría sostenida del Índice General del Hambre, calculado por el Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés).
En general, la mayoría de países están en situación de baja o moderada inseguridad alimentaria, pero la desnutrición es crítica en Haití (la vive el 58% de la población) y demanda atención en Bolivia, Guatemala, Nicaragua, República Dominicana, Ecuador y Panamá, donde la experimentan uno de cada seis habitantes.
Según sus reservas monetarias internacionales (RMI), las regiones importadoras netas de alimentos en ALC tienen hoy capacidad para financiar sus importaciones (en general, las RMI cubren entre 43 y 98 meses de importación, siendo 12 meses el mínimo recomendado), aunque Haití, Santa Lucía, República Dominicana y Nicaragua tendrían, ante eventualidades, poca liquidez para adquirir alimentos en mercados internacionales.
En el Caribe, las importaciones netas de alimentos representan entre 2% y 10% del producto interno bruto (PIB), por lo que esta región es la más vulnerable del hemisferio en términos de acceso internacional a dichos bienes.
Además de estos elementos, el acceso individual (consumo de alimentos por persona) también está condicionado por factores como la pobreza, la inequidad en la distribución del ingreso y los procesos inflacionarios en ALC.
Las dietas poco saludables, los niveles crecientes de obesidad y los retos pendientes en acceso a agua potable y saneamiento, así como a servicios médicos y a sistemas de sanidad e inocuidad de los alimentos, se agregan a los temas que ALC debe mejorar para lograr la seguridad alimentaria.
Alcanzar este objetivo también depende de las estrategias que desarrollen los países hemisféricos para mitigar y adaptar la producción agropecuaria y la agroindustria al cambio climático, que en el mediano y largo plazo amenaza la disponibilidad de alimentos para la población.
Estrategias integrales
En vista de los desafíos expuestos en el informe técnico girado a la Asamblea General de la OEA, y en concordancia con su objetivo estratégico de mejorar la contribución de la agricultura a la seguridad alimentaria hemisférica, el IICA promueve la adopción de estrategias integrales para:
1. Aumentar la inversión en agricultura, con el fin de desarrollar capacidades científicas y de investigación, innovación y extensión
2. Desarrollar mercados agrícolas eficientes y transparentes
3. Adoptar políticas y arreglos institucionales para integrar la agricultura de pequeña y mediana escala a los mercados
4. Promover el libre comercio internacional de alimentos
5. Desarrollar programas de acceso a alimentos para los grupos vulnerables de la población
6. Adaptar la actividad agrícola al cambio y variabilidad climáticos y minimizar los riesgos de estos fenómenos y de la volatilidad de precios agrícolas; y
7. Reducir y mitigar impactos de la actividad agropecuaria sobre el ambiente e impulsar programas de educación en seguridad alimentaria y nutricional.
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james.french@iica.int
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