El incremento de los precios de maíz, soya y trigo no provocará una crisis alimentaria en América Latina y el Caribe, como la ocurrida en 2007-2008, asegura un informe del IICA.
San José, Costa Rica, 5 de setiembre, 2012 (IICA).Aunque se trata de un fenómeno temporal y limitado a tres cultivos, el actual incremento de los precios internacionales del maíz, la soya y el trigo requiere que los países de América Latina y el Caribe (ALC) sigan su evolución y analicen los canales de transmisión de precios, domésticos y fuera de sus fronteras, para contrarrestar efectos negativos y que sus agricultores aprovechen eventuales oportunidades.
Así lo indica el más reciente informe entregado a los Ministros de Agricultura del Hemisferio por el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Víctor M. Villalobos.
El aumento de los precios se debe, principalmente, a una merma en la producción de los cultivos provocada por la sequía en Estados Unidos, y en menor medida por la disminución de las lluvias en Rusia, Ucrania, Kazajistán y Turquía, atrasos en el monzón de India y elevadas precipitaciones en China y las Coreas. Además, varias regiones de Centroamérica han presentado condiciones secas, lo que ha afectado su producción agrícola.
El documento explica que los impactos de la mayor variabilidad climática sobre la agricultura seguirán en los próximos años, por lo que se vuelve cada vez más necesario instrumentar políticas para adaptarse al cambio climático y mitigar sus efectos en el agro.
“Se recomienda prudencia para no sobrerreaccionar a las condiciones actuales de precios, evitando políticas distorsionantes del comercio, que en lugar de ayudar, presionarían por mayores alzas y volatilidad en los precios”, dice la nota enviada a los ministros.
De acuerdo con el informe técnico, es de esperar que los niveles actuales de precios incentiven a los productores de ALC y otras regiones del mundo a aumentar las superficies cultivadas de maíz, soya y trigo, entonces los mayores niveles de producción de las siguientes cosechas disminuirán los precios en los mercados internacionales. De hecho, en ALC la cosecha de cereales podría elevarse un 4%.
La situación actual recuerda la crisis del período 2007-2008, incluso los precios del maíz y la soya superan los máximos alcanzados en esa época, pero faltan elementos estructurales y coyunturales que comprometieron la seguridad alimentaria en aquellos años. Por ejemplo, los precios internacionales de commodities como el arroz se han mantenido estables, igual que los del petróleo y los fertilizantes, mientras productos como cacao, azúcar y café están a la baja.
Otra diferencia importante entre ambas situaciones es que las reservas mundiales de maíz y soya son más altas hoy que en el período anterior, además las economías más desarrolladas crecen poco –o se encuentran en recesión– y las emergentes han perdido fuerza, lo que hace prever una demanda mundial por bienes básicos más pausada y una menor presión sobre los mercados.
La nota técnica añade que las alzas internacionales del maíz, la soya y el trigo tendrían dos efectos principales en ALC: uno directo, sobre el consumo, y otro indirecto, que se manifestaría en las cadenas alimenticias.
“Desde el punto de vista del consumo, hay que considerar cuál es la importancia en la dieta de los productos que están aumentando más de precio, especialmente en los grupos menos favorecidos”, dice el documento. En esta ocasión, es el precio del maíz amarillo el que más sube, pero con excepción de Mesoamérica, esta elevación tiene menos impacto sobre el hambre y la pobreza, en comparación con el arroz o el trigo.
El impacto es mayor en el caso del último producto. “La mayoría de países de ALC depende fuertemente de las importaciones de trigo y por esto los precios internacionales se transmiten muy rápido a los mercados domésticos, afectando los precios de harinas y de pastas. Esto hará que posiblemente aumente el consumo de sustitutos como arroz y papa, aumentando sus precios, aunque en forma leve debido a que la oferta local es buena”, dice la nota técnica del IICA.
La evolución de los precios de los cereales y oleaginosas dependerá del comportamiento del clima en setiembre en EE. UU. y el sur del hemisferio. La vulnerabilidad de los países de ALC ante los incrementos estará en función del peso que cada producto tenga en la dieta nacional, así como del origen de estos bienes, si son importados.
“Los países cuyas importaciones provienen de EE. UU. estarán en una situación de mayor vulnerabilidad que aquellos importan de Argentina, Brasil u otros países que no han experimentado variaciones bruscas en su producción. Por otra parte, los países exportadores netos de maíz, soya y trigo se beneficiarían de los aumentos en los precios”, explica el documento, que puede descargar aquí.
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rafael.trejos@iica.int
Nota técnica