Su uso adecuado contribuiría a garantizar la seguridad alimentaria, hacer frente al cambio climático y generar nuevas industrias, según expuso el IICA en el VIII Simposio Internacional de Recursos Genéticos para América Latina y el Caribe.
San José, Costa Rica, 21 de noviembre, 2011 (IICA). América Latina cuenta con los recursos genéticos para convertirse en el principal proveedor de alimentos del mundo, para desarrollar cultivos resistentes a sequias o inundaciones y para crear nuevos negocios que aporten a la economía, pero para aprovecharlos es necesario que desarrolle políticas que impulsen la biotecnología y la bioseguridad.
Así lo explicó el Coordinador de Agrobiotecnología y Bioseguridad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Pedro Rocha, en una ponencia ante el VIII Simposio Internacional de Recursos Genéticos para América Latina y el Caribe.
“En las Américas están 7 de los 17 países megadiversos del mundo, pero está diversidad está siendo desaprovechada en términos de ambiente, de energía y de desarrollo social y económico”, manifestó Rocha.
El especialista reiteró la disposición del IICA a apoyar a los países que así lo requieran para desarrollar marcos regulatorios y políticas que permitan aprovechar el potencial de sus recursos genéticos.
Desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, estos recursos son esenciales para garantizar alimento en las pequeñas comunidades, aquellas que no tienen acceso a otros productos más allá de los que obtienen de la naturaleza.
Asimismo, los recursos genéticos son los que brindarán las respuestas para la adaptación de la agricultura al cambio climático. “De allí surgirán los genes que ayudarán a adaptar los cultivos a condiciones de temperatura extrema, a nuevas plagas o enfermedades, lo cual también tendrá un impacto positivo en la seguridad alimentaria”, afirmó el especialista.
Pero los recursos genéticos se podrían emplear para el desarrollo de actividades más diversificadas. El conocimiento que se ha generado en los últimos años con su uso en el agro se podría aprovechar a nivel cosmético, por ejemplo, y en otros campos que produzcan ganancias y desarrollo económico en los países.
Para ello, es necesario crear marcos institucionales y de política que fomenten la biotecnología como una herramienta que permita conocer, utilizar y potencializar esos recursos. “La biotecnología más allá de identificar genes para un uso específico, posibilita su uso, que es lo más importante para generar resultados”, sostuvo Rocha.
Existen a nivel mundial diferentes acuerdos –como el Convenio sobre Diversidad Biológica—que propenden por el uso de los recursos genéticos y que han sido acogidos por gran cantidad de países, pero que en varios de ellos no cuentan con el respaldo de las políticas nacionales, lo que impide su implementación.
Ante tal situación, es necesario generar (o fortalecer) políticas y mecanismos claros y aplicables en recursos genéticos, biotecnología y bioseguridad, además de apoyar a la institucionalidad asociada, por ejemplo a aquellas agencias relacionadas con la investigación, promoción, apoyo financiero, entre otros, para hacer un uso funcional y sustentable de los recursos genéticos.
En este contexto, las redes regionales de recursos fitogenéticos –cuya creación y funcionamiento es apoyado por el IICA– son de gran importancia para fortalecer dicha institucionalidad. Entre ellas se encuentra REMERFI (región mesoamericana), NORGEN (región norte), REDARFIT (región andina), CAPGERNET (Caribe), TROPIGEN (trópicos suramericanos) y REGENSUR (región sur).
“Estamos ante nuevos retos y realidades que exigen soluciones innovadoras. No se trata solo de factores ambientales, como el cambio climático, sino nuevas de exigencias de los consumidores que buscan productos con características específicas de sabor, valor nutricional y sello ambiental. Los recursos genéticos y la biotecnología se muestran como una respuesta ante estos desafíos y el IICA puede ser un gran aliado en la tarea”, concluyó Rocha.
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pedro.rocha@iica.int