Según científico mexicano, investigar la biodiversidad hemisférica permitiría encontrar plantas más resistentes a la sequía, las inundaciones y los cambios de temperatura.
San José, Costa Rica, 28 de marzo, 2011 (IICA). Durante una visita a la Sede Central del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el destacado científico mexicano Luis Rafael Herrera Estrella alertó sobre la urgencia de desarrollar nuevas variedades de plantas que ayuden a responder a dos grandes desafíos modernos: el cambio climático y la seguridad alimentaria.
El científico visitó Costa Rica este mes de marzo acompañando al Director del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (CINVESTAV) de México, René Asomoza. Ambos fueron invitados por el Director General del IICA, Víctor Villalobos, quien dirigiera hasta hace pocos años una de las sedes del CINVESTAV, ubicada en la localidad mexicana de Irapuato.
Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO), goza de reconocimiento mundial pues lideró el grupo que en el 2008 logró el desciframiento completo del genoma del maíz, alimento básico en México y gran parte del hemisferio.
El IICA procura crear alianzas estratégicas con entidades de prestigio internacional. El CINVESTAV imparte 29 maestrías en ciencias y 27 doctorados en distintas sedes en México, estudios coordinados por 610 investigadores.
Respondiendo a los retos
A juicio de Herrera Estrella, junto con el desarrollo de nuevas variedades de plantas es necesario mejorar las políticas públicas sobre agricultura, para incentivar el desarrollo tecnológico y mejorar la seguridad alimentaria.
Añadió que para afrontar el cambio climático se necesitan plantas más tolerantes al incremento en las lluvias y más resistentes a las altas temperaturas, ambos fenómenos que ocurrirán en la región en algunos años. Las especies vegetales, además, tendrán que sobrevivir con mayor salinidad en los suelos, producto del aumento en los niveles oceánicos.
La biotecnología tendrá que desarrollar, según Herrera, fertilizantes más eficientes y de menor impacto ambiental, es decir, que las plantas puedan absorber la mayor parte del nitrógeno y el fósforo en ellos. De este modo se evitaría que esos ingredientes terminen en el suelo y el agua.
En cuanto a las políticas públicas sobre la agricultura, el científico mexicano destacó el diseño de mejores sistemas de irrigación sobre los cultivos, el fomento a la investigación de la biodiversidad de las Américas para aprovecharla aún más y el mejoramiento genético de las plantas.
Este paso implicaría conocer su fotosíntesis para hacerla más eficiente (es decir, que las plantas aprovechen más el agua, la cual podría escasear en determinadas zonas) y controlar su floración para que no varíe de acuerdo a las condiciones cambiantes del clima en el hemisferio.
La investigación en este campo además serviría para encontrar especies vegetales que produzcan más biomasa, útil para la elaboración de biocombustibles, sin que se compita con la producción de alimentos, señaló Herrera.
El Director de Gestión e Integración Regional del IICA, Víctor del Ángel, coincidió con Herrera en la importancia de la innovación y añadió que el desarrollo de nuevas variedades de plantas tendrá que ir de la mano con adecuadas medidas de bioseguridad. Para el IICA, dijo, la biotecnología y la bioseguridad deben tener un nexo indisoluble.
Más información:
bryan.munoz@iica.int