La OPE participó el pasado martes 17 de julio en la última edición de conferencias del Ciclo “Pensar América, Pensar España”, donde se trató el tema de la creciente influencia China en Latinoamérica y las repercusiones de ese hecho sobre el continente, sobre España y sobre la Unión Europea.
La OPE participó el pasado martes 17 de julio en la última edición de conferencias del Ciclo “Pensar América, Pensar España”, donde se trató el tema de la creciente influencia China en Latinoamérica y las repercusiones de ese hecho sobre el continente, sobre España y sobre la Unión Europea.
El acto estuvo constituido por un panel de expertos internacionales en la materia, entre los que se cuentan Jorge Sicilia, director de BBVA Research; Mario Esteban, investigador principal de Asia-Pacífico del Real Instituto Elcano y Augusto Soto, director de Dialogue With China Project.
Desde los últimos 15 años, China ha incrementado exponencialmente su inversión extranjera directa (IED) en la región latinoamericana y ha multiplicado por 22 veces el volumen de su comercio bilateral. En este sentido, China es ya hoy el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú, principalmente en el área de las materias primas o commodities y productos de bajo valor añadido, entre los que se cuentan los productos agrícolas.
Ante estos datos y otros, el panel trató de responder las distintas incógnitas, principalmente, sobre el futuro de la relación entre China y América Latina y la capacidad del primero de desplazar a los Estados Unidos como principal socio de la región.
Como factores a favor de China, se tomaron en cuenta datos del latinobarómetro sobre la percepción del país asiático en la región (que ha experimentado una gran mejora en los últimos años) y las tendencias proteccionistas de algunos países del globo, entre los que se mencionaron a los Estados Unidos. Favorablemente para EE. UU., se cuestionó la capacidad de China de ejercer un poder blando similar al de los Estados Unidos en la región, debido a la inexistencia de una comunidad de valores entre ambos.
En definitiva, se presentó a China como un fuerte socio comercial de América Latina, aunque se percibió como improbable la posibilidad de que los flujos de inversión chinos fueran capaces de provocar un cambio geopolítico significativo en la región.
Por lo que respecta a los intereses de España y de la Unión Europea (UE) en su conjunto, la presencia de China plantea, sin duda, importantes retos, aunque también oportunidades. En el caso de España, es especialmente notoria la experiencia en materia de inversión y comercialización de sus empresas en la región, principalmente en el área de las infraestructuras.