El IICA apoya la elaboración del plan de competitividad de este tipo de producción en el país.
San José, Costa Rica, 02 de julio de 2014 (IICA). Mejorar las técnicas de promoción, fortalecer la articulación, aumentar la asociatividad y tener mayor acceso a financiamiento, son algunas prioridades de la agricultura protegida en Costa Rica para incrementar su competitividad, según definieron autoridades de instituciones vinculadas al sector agrícola del país y representantes de productores.
Las prioridades fueron señaladas en un encuentro para discutir los ejes estratégicos del borrador del Plan de Competitividad de la Agricultura Protegida en Costa Rica, elaborado por el Programa Nacional Sectorial de Producción Agrícola en Ambientes Protegidos (ProNAP) con el apoyo técnico del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La cita, realizada a finales de junio en la Universidad de Costa Rica, contó con la participación del Viceministro de Agricultura y Ganadería, José Joaquín Salazar, el gerente del Programa Nacional de Agricultura Protegida, Francisco Marín, y cerca de 60 representantes de organizaciones de productores, el Instituto de Desarrollo Rural (INDER), el Programa Integral de Mercadeo Agropecuario (PIMA), la academia y el sector financiero.
Salazar llamó a impulsar la productividad en ambientes protegidos como una alternativa viable para el desarrollo del agro y como respuesta tecnológica que debe llegar a los productores para enfrentar el cambio climático.
Con él coincidió el especialista en agronegocios y proyectos del IICA, Diego González, quien aseguró que este tipo de agricultura podría dinamizar los mercados locales al ofrecer productos inocuos y de calidad.
Algunos beneficios de la agricultura en ambientes protegidos, agregó, son una mejor respuesta ante los efectos del cambio climático, un mejor uso de espacios y el aprovechamiento de los suelos no agrícolas, el aumento del empleo, una gestión más eficiente del recurso hídrico y la potenciación de la producción urbana.
Sin embargo, estas ventajas están condicionadas al alto costo de las estructuras necesarias para la protección de los cultivos, lo que implicaría una inversión inicial considerable.
“El empleo de estas tecnologías implica que los productores deben realizar una inversión que podría resultar considerable. Por eso, es necesario abordar cómo hacer viable y competitiva esta agricultura para ellos y cómo conseguir al apoyo del sector financiero”, dijo González.
La agricultura protegida utiliza métodos de producción que permiten ejercer cierto control sobre factores ambientales, lo cual minimiza posibles efectos por malas condiciones climáticas sobre los cultivos. Por ejemplo, es común la utilización de cubiertas transparentes sobre las plantas, para crear condiciones artificiales que se ajusten a los requerimientos de producción.
El siguiente paso en la elaboración del plan de competitividad de la agricultura protegida en Costa Rica será articular los sectores con las prioridades definidas y planear su ejecución, agregó el especialista del IICA.
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