Pedro Rocha, especialista del IICA en biotecnología y bioseguridad, destaca la importancia estratégica de las info, nano y biotecnologías para aumentar los rendimientos productivos y reducir el impacto negativo de la agricultura en el ambiente.
San José, Costa Rica, 3 de febrero, 2012 (IICA). La nueva revolución agrícola, basada en el uso de tecnologías de punta para satisfacer la creciente necesidad de alimentos, requiere un marco institucional robusto que establezca la posición nacional sobre el uso de las biotecnologías, y vincule a agricultores y científicos para el desarrollo de mejores técnicas de producción.
Pedro Rocha, coordinador de biotecnología y bioseguridad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), explicó que se habla de nueva revolución porque el sector agropecuario hoy debe responder a elementos como el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la pérdida de la biodiversidad y una mayor exigencia de calidad e inocuidad de los alimentos por parte de consumidores mejor informados.
Ante esos retos, la agricultura actual, como agente de la innovación, echa mano de las info, nano y biotecnologías. “Mientras el
fundamento de la revolución verde era investigar para producir más, el de la nueva revolución es innovar en toda la cadena para aumentar los rendimientos, mejorar la calidad de los productos y usar los recursos naturales en forma más eficiente”, aseguró Rocha.
El experto del IICA fue el conferencista principal de un encuentro organizado por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica (MAG) para conmemorar el 70 aniversario de su creación. Citas similares se efectuarán a lo largo del 2012.
Rocha destacó que la investigación de organismos genéticamente modificados (transgénicos) es solo una de muchas biotecnologías, pero su desarrollo ha impulsado la creación de marcos institucionales y de bioseguridad ejemplares, como los protocolos de Cartagena, Nagoya y Nagoya – Kuala Lumpur en el contexto mundial, y la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad de Costa Rica, en un ámbito nacional.
Estos marcos regulan temas que van desde el uso de la biodiversidad con fines de investigación, hasta la repartición justa y equitativa de los beneficios que generan esos estudios.
De acuerdo con Rocha, las biotecnologías son una caja de herramientas para el sector agropecuario, con aplicaciones enormes y estratégicas, pero su aprovechamiento depende del trabajo conjunto entre los sistemas nacionales de innovación (encargados de investigar), los productores (quienes definen la tecnología más apropiada para producir alimentos) y el gobierno (que provee los marcos regulatorios).
“Cada actor tiene un papel relevante, los Ministerios de Agricultura son los agentes que harán posible, en gran medida, el cumplimiento de los retos planteados y generados por esta nueva revolución”, expresó el especialista del IICA.
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