Palabras de Bienvenida, Director General del IICA
San José, Costa Rica, 7 de octubre, 2010 (IICA). Doña Elena Correa Monroy es una mujer joven que vive con su esposo y sus dos hijas en una localidad de Colombia. La zona donde vive ha sido golpeada por la violencia, pero esto no la detiene para seguir trabajando a favor de su familia
Orfa Uni Cruz es una joven indígena Yanacona colombiana, madre de familia que es miembro de la Asociación Indígena de Productoras de Achiras de San Sebastián, en donde 32 personas se reparten las actividades para poder cultivar y obtener el producto motor de la Asociación: la achira.
Estas dos mujeres tienen en común que, sin abandonar las tareas en el hogar, participan en el Proyecto Mujeres Ahorradoras en Acción, realizado con la acción conjunta del gobierno colombiano y el IICA. Según Elena, esto le ha permitido transformar su realidad “¡al cien por ciento!”.
Para Orfa ha significado que “todas hemos aprendido a ahorrar para tener un negocio propio y tener un futuro mejor”.
Sus argumentos son muy frecuentes en las cerca de 32 mil mujeres beneficiarias del Proyecto, que como Elena, afirman: “lo más importante es que adquirimos conocimientos y aprendemos a valorarnos como mujeres. Antes nos dejábamos agobiar, pero ahora sólo tenemos en mente salir adelante…y esto es un cambio”.
Elena explica que antes del proyecto era muy tímida, pero ahora sabe hablar en público. En otras palabras, ahora tiene voz en su familia, con sus compañeras y en su comunidad.
Orfa coincide, sin dudarlo por un instante: “una empieza a hablar en familia, colabora e intercambia ideas…todo por igual”.
La Asociación a la que pertenece Elena, en el marco del proyecto, es un espacio que como ella misma cuenta está lleno de compenetración entre las asociadas, y es un espacio que es visto como una oportunidad para generar ingresos para la casa, “uno ha dado una vuelta, ya no dependemos del esposo, ni estamos encasilladas en la cocina. Ahora somos independientes”.
Señora Laura Chinchilla, Presidenta de la República de Costa Rica, Señora Gloria Abraham, Presidenta de la Trigésima Reunión Ordinaria del Comité Ejecutivo del IICA, Honorables miembros del Comité Ejecutivo del IICA, Distinguidas señoras panelistas,Amigas, Amigos.
Es muy grato recibirles en la Casa de la Agricultura de las Américas, hoy con la presencia de la sensibilidad y la inteligencia, expresada en las mujeres que nos acompañan, para celebrar el Foro “Mujeres en la Agricultura”.
Esta administración ha querido aprovechar la cita de uno de sus órganos de gobierno para abrir un espacio de reflexión sobre un tema de trascendencia para el sector agrícola y la vida rural; es una práctica que queremos institucionalizar y qué mejor que empezar con este tema.
Sobre la creciente importancia de la mujer en la agricultura y en la procura de la seguridad alimentaria nos hablarán las distinguidas personalidades femeninas que participan en el foro, todas ellas mujeres con méritos y trayectoria propia.
Seguramente nos hablarán de cómo la incorporación de la mujer, en este como en otros campos, se ha hecho bajo términos de exclusión e inequidad; y también nos recomendarán las políticas públicas cuya aplicación ayudaría a remediar esta problemática y abrir los mejores espacios de desarrollo, acordes a la importancia de su contribución al desarrollo agrícola.
Yo quisiera simplemente recordar algunas aportaciones de las mujeres, más sencillas, pero de gran importancia para la agricultura.
Hace miles de años, mientras los hombres salían a cazar, a veces durante semanas, las mujeres se quedaban al cuidado de los hijos y miraban cómo diferentes semillas se convertían en plantas; entonces comenzaron a sembrar y a seleccionar aquellos frutos de la tierra aptos para el consumo humano. La agricultura había nacido y con ella la civilización.
Al pasar de los años, en todo el mundo, han sido las mujeres quienes principalmente han confeccionado las dietas tradicionales que caracterizan a cada pueblo, lo cual de alguna forma también ha contribuido al mejoramiento de las especies y de la calidad nutricional. También podemos mencionar el aporte de la mujer en la selección de las plantas medicinales, en el conocimiento del uso de la herbolaria para curar diversas enfermedades.
Como nos han indicado nuestras consultoras, todavía es una práctica común en los pueblos que una mujer visite a su vecina para conversar y llevar parte de sus productos de la huerta, además de tallos, semillas de plantas que ella cultiva y las ofrece a cambio de otras especies que no posee y que se producen en el huerto vecino.
Es común también, que entre las mujeres de una comunidad se compartan secretos de cultivos especiales o técnicas para eliminar plagas dañinas.
El IICA ha tenido la fortuna de ser una institución que siempre ha considerado este tema como de la mayor relevancia; por sí y a petición de los países, ha desarrollado proyectos específicos para el desarrollo de las mujeres rurales y ha elaborado estudios y análisis al respecto, campo este último en el que hay todavía un gran vacío, como hemos descubierto en la preparación el documento que esta mañana presentaremos.
La JIA también ha mantenido un reconocimiento muy especial entre los galardones que otorga; el Premio Interamericano a la Participación de la Mujer en el Desarrollo Rural, mismo del que, por cierto, fue merecedora en 1986, mi paisana, amiga e ilustre mexicana, la legisladora Beatriz Paredes, aquí presente.
Sin duda, la importancia, cada vez mayor, de la mujer en la agricultura ha ido aparejada al evidente desarrollo de las mujeres en los diferentes ámbitos de las sociedades; ellas son profesionistas capaces y trabajadoras altamente calificadas, líderes sociales y de opinión, representantes populares y gobernantes.
Sin ir más lejos, hoy tenemos el alto honor de que nos acompañe la primera Presidenta en la historia de Costa Rica. Y qué decir del equipo de mujeres al frente del Ministerio Agricultura costarricense, encabezado también por primera vez por una mujer. Para estar a tono, también la Subdirección General del IICA, por primera vez en su historia, la ejerce una mujer.
Y aunque queda mucho por hacer en el tema de la inclusión y la equidad, es reconocible el esfuerzo que cada país está haciendo y que deseamos complementar con la acción multilateral. Esperamos que los miembros del Comité Ejecutivo hagan suyas las recomendaciones que aquí se formulen y las conviertan en mandatos específicos para el Instituto.
Para concluir quiero recordar al recientemente fallecido humanista mexicano Germán Dehesa, quien escribió en alguna ocasión “La gran novedad de nuestra época es la incontenible irrupción de las mujeres, están imparables…en este momento de la historia, a los hombres lo que nos corresponde es pactar con (ellas) una rendición honrosa, antes de que literalmente se nos venga el mundo encima.
Por siglos las mujeres dependieron del mundo y el sustento masculinos. Existían millones de Scherezadas que noche a noche tenían que inventarle algo a su sultán particular para ganarse un día mas de vida.
Con profunda pena participo al sector masculino que scherezada ha fallecido.
No habrá que llorarla; habrá que festejar el advenimiento de una mujer a la que no le interesa ser esclava, sino que ha preferido ser”; culmina Don Germán “Ni modo, muchachos: ahora nos toca descansar y tejer”.
Compartiendo estas sabias opiniones, dejo el espacio de este Foro a sus protagonistas: las mujeres; y siendo el único varón en uso de la palabra me comprometo públicamente a redoblar los esfuerzos del IICA para que historias como las de Elena Correa, Orfa Uni y sus compañeras se multipliquen en las Américas.
Muchas gracias.