El evento realizado por el IFPRI, el IICA y el IISD analizó los efectos de la pandemia en una industria que demuestra resiliencia y a la vez grandes desafíos que requieren ser enfrentados con amplia coordinación hemisférica.
San José, 26 de noviembre de 2020 (IICA) – Una profundización en los aumentos de costos, en el debilitamiento de las monedas emergentes, la imposición de barreras al comercio sin fundamento en la ciencia y las grietas en el sistema multilateral pueden constituirse en un peligro para el eficaz funcionamiento de la cadena agroalimentaria y por ende de la alimentación de cientos de millones de personas.
Esos fueron los denominadores comunes de un debate del que participaron destacadas figuras vinculadas a la agricultura latinoamericana, quienes evaluaron la respuesta del sector ante los desafíos impuestos por la pandemia, los abordajes de los gobiernos y los elementos necesarios para atender la creciente demanda de los alimentos dentro de los límites del planeta.
Los protagonistas del debate fueron la Embajadora de Costa Rica ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), Gloria Abraham; el secretario adjunto de Comercio y Relaciones Internacionales del Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento de Brasil, Flávio Bettarello; el jefe para Latinoamérica y el Caribe del Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias (IFPRI), Eugenio Díaz Bonilla y Valeria Piñeiro Coordinadora Senior de Investigación en el IFPRI; y el presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA) de México, Bosco de la Vega, además del Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.
Los expertos coincidieron en que la labor de la cadena agroalimentaria ha sido sumamente destacada al mantenerse en pleno funcionamiento pese a barreras al comercio, restricciones sanitarias y la inestabilidad del comercio internacional.
Resiliencia en agricultura
“En la agricultura hemos vivido una pequeña desaceleración del crecimiento, pero en general el impacto no ha sido importante. En contraste, el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano ha caído cerca de un 10 % y ya hay 10 millones de personas en inseguridad alimentaria”, mencionó el presidente del CNA.
De acuerdo con de la Vega, “esta respuesta positiva del agro radica en la red de valor que se ha construido en México, donde todo el sector participó en una mesa de trabajo para blindar la cadena de suministros y la tecnología ha jugado un papel preponderante”.
En Brasil, por ejemplo, el crecimiento en las exportaciones de alimentos ronda el 5 %, mientras que en México ese aumento es del 2.7 %.
Para Flávio Bettarello es necesario “aprovechar las condiciones positivas actuales para generar condiciones de comercio justo y para llevar estos beneficios a escala global, porque la región sin duda va a aumentar su producción de alimentos, pero debe hacerlo de manera sustentable”.
De acuerdo con la representante de Costa Rica ante la OMC, Gloria Abraham; a pesar de que la disponibilidad de alimentos ha ido en crecimiento, de igual manera “con la pandemia se ha incrementado la vulnerabilidad alimentaria y hoy tenemos más de 600 millones de personas con hambre en el mundo”.
“La agricultura pasó el examen, está de pie y está aumentando la oferta de alimentos en un marco social preocupante, ante grandes y numerosos desafíos”, dijo Manuel Otero, Director General del IICA.
Clamor por una respuesta hemisférica
América Latina y el Caribe ha sido llamada a ser la gran fuente mundial de alimentos por su disponibilidad de tierras para la agricultura, sin embargo, los especialistas expresaron que aún son muchos los desafíos pendientes y se requiere de una respuesta coordinada que involucre a todos los actores.
“Las naciones de la región fueron un tercio de los países signatarios en la creación de la OMC. Hoy estamos muy divididos, tenemos que recuperar la colaboración hemisférica que tuvimos en el pasado, esto va a ser fundamental para seguir adelante ya que, si bien a la agricultura ha sido muy resiliente, algunas de las simulaciones muestran un efecto retardado de la pandemia por la baja en la demanda tras la caída en los ingresos de las personas”, dijo Eugenio Díaz Bonilla.
Parte de esa respuesta hemisférica tan necesaria pasa en gran parte por la generación de condiciones beneficiosas para aumentar la capacidad de las poblaciones rurales para conectarse con los mercados, tener claras las reglas del juego y acceder a nuevas tecnologías.
Otero, justamente, hizo hincapié en la necesidad de aumentar la conectividad de las áreas rurales, y consideró fundamental “apoyar la normalización de medidas de carácter sanitario y fitosanitario, fortalecer las capacidades de los socios estratégicos, robustecer y agilizar el comercio en las fronteras, trabajar en materia de gobernanza y fortalecer las capacidades de los socios estratégicos como los ministerios de Agricultura y los sistemas de vigilancia”.
De acuerdo con los especialistas existen muchos intereses comunes y se debe trabajar en derribar las barreras existentes al comercio y mostrar al mundo cómo alcanzar la seguridad alimentaria con sostenibilidad.
Uno de los desafíos que más preocupa es el tema de la reactividad de las políticas públicas, enfocadas a atender problemas temporales en vez de pensar en respuestas contundentes estructurales.
“En nuestro conteniente no hemos pensado en el mediano y largo plazo porque trabajamos en la coyuntura. Es necesario generar políticas públicas a largo plazo que promuevan el crecimiento sostenible del sector, eso impactará muy positivamente la seguridad alimentaria y el desarrollo del sector”, dijo Abraham.
Enlace del evento: https://www.ifpri.org/event/virtual-event-food-and-agricultural-trade-new-policy-environment-how-can-wto-members-support
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