
El encuentro tuvo como propósito central la conformación de un foro permanente de diálogo y la definición de una agenda de investigación conjunta sobre estos temas clave.
San José, 7 de mayo de 2025 (IICA) – El fortalecimiento de las organizaciones de pequeños productores agropecuarios es esencial para un mayor protagonismo de este sector en la transformación del agro de América Latina y el Caribe, dijeron representantes de la agricultura familiar, autoridades e investigadores de organismos internacionales, profesionales y formuladores de políticas reunidos en la sede del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En una conferencia hemisférica se discuten, durante dos jornadas de trabajo, los alcances, retos y futuro de las organizaciones de pequeños productores agrícolas como entidades de negocio en la región.
La creación de un foro de discusión permanente sobre estos temas y el establecimiento de una agenda de investigación colaborativa son los objetivos fijados por los organizadores del encuentro: el Instituto Tata-Cornell para Agricultura y Nutrición, el Banco Mundial, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), FONTAGRO y el IICA.
Participan representantes de cooperativas y empresas asociativas, del sector privado y de ONGs junto con autoridades del sector público. Entre ellas figuran la secretaria de Estado de Agricultura y Ganadería de Honduras, Laura Suazo, y las viceministras de Agricultura de Paraguay, Rossana Ayala, y de Guatemala, Klemen Gamboa.
Cuáles son las características de los tipos de organización de pequeños productores más extendidas en América Latina, qué factores sociales y económicos favorecen u obstaculizan su desarrollo y qué se está haciendo para mejorar la representación de grupos vulnerables son algunos de los temas que se discuten en sesiones plenarias y paneles, liderados por expertos regionales y en un ambiente que favorece la participación.
En la sesión de apertura participaron Leslie Verteramo, del Instituto Tata-Cornell; Luiz Marques, de FIDA; Francisco Bueso, del Banco Mundial; Roberto Camacho Montero, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Costa Rica y representante en FONTAGRO; Andrea Padilla, de FAO; y Manuel Otero, Director General del IICA.
Entre los participantes también estuvieron Julio César Duarte, embajador de Paraguay en Costa Rica, y Lloyd Day, Subdirector General del IICA. Verteramo y Mario León, Gerente de Desarrollo Territorial y Agricultura Familiar del IICA, fueron los gestores generales del encuentro.

Durante dos jornadas de trabajo, la conferencia hemisférica analiza los desafíos, el alcance y las perspectivas futuras de las organizaciones de pequeños productores agrícolas como actores clave en el desarrollo de negocios rurales en la región.
Mesa de diálogo permanente
“Esta idea nació hace más de un año, por la necesidad de estudiar la organización de pequeños productores en América Latina”, dijo Verteramo, quien explicó que el Instituto Tata-Cornell, que tiene sede en la Universidad de Cornell, del estado de Nueva York, nació con foco en la productividad y las condiciones de vida de los pequeños agricultores de la India, pero luego se expandió.
“Nos proponemos constituir una mesa de diálogo en América Latina para compartir experiencias para beneficio de las cadenas de valor de organizaciones de pequeños productores. Este será el inicio de una serie de conferencias y la idea es hacer un foro permanente que se repita cada dos años”, precisó.
Luiz Marques, en nombre del FIDA, dijo que un objetivo prioritario de organismos internacionales y gobiernos debe ser fortalecer territorios rurales. “Es fundamental –señaló- compartir experiencias y retos comunes de nuestra región y cómo se encuentran las soluciones a nivel territorial”.
Francisco Bueso, Especialista en Agricultura del Banco Mundial, consideró que es imprescindible contar con un ámbito para escuchar a los representantes de las organizaciones de pequeños productores agrícolas y a los gobiernos. “Así podremos ver cómo podemos mejorar nuestro apoyo técnico y financiero a las iniciativas en los territorios. Aunque venimos haciéndolo desde hace más de 20 años, podemos ser más efectivos”, afirmó.
Camacho Montero, en nombre de FONTAGRO, mecanismo de cooperación regional que apoya la innovación y la sostenibilidad de la agricultura familiar, y el INTA de Costa Rica, subrayó el liderazgo de Manuel Otero en la dirección general del IICA. “Quienes trabajamos en el sector público –sostuvo- nos debemos a los productores, pero con especial énfasis en los productores pequeños. Esa es nuestra razón de ser y el motivo es que su trabajo en los territorios tiene un impacto positivo. La experiencia nos indica es que cuando están debidamente organizados, ese impacto es mayor”.
“La agricultura familiar es especialmente vulnerable a eventos climáticos extremos, lo que afecta la productividad y la seguridad alimentaria de nuestra región. Esto afecta particularmente a las zonas rurales, donde las dificultades son mayores. La agricultura familiar enfrenta múltiples desafíos, como el limitado acceso a infraestructura y a recursos financieros, la carencia de tecnología y el problema de la tenencia de la tierra”, apuntó Andrea Padilla, de FAO.

Representantes de la agricultura familiar, autoridades, investigadores y formuladores de políticas reunidos en la sede del IICA coincidieron en que fortalecer a las organizaciones de pequeños productores agropecuarios es clave para impulsar su papel en la transformación del agro en América Latina y el Caribe.
El alma de las zonas rurales
El Director General del IICA se refirió a la importancia de que las políticas públicas den apoyo a los pequeños productores: “Los 15 millones de agricultores familiares de nuestra región son como el tejido social que da vida a nuestra ruralidad. En América Latina se dio el proceso de urbanización más grande de todo el mundo. Quedan en zonas rurales solo el 18% de los habitantes y entre ellos los agricultores familiares son el alma de la ruralidad. Es esencial discutir cómo deben organizarse mejor, para evolucionar en un escenario tan complicado y en una región donde las luces de las grandes ciudades dominan el escenario político”.
Otero agregó que las megaciudades de América Latina, que tienen más de 10 millones de habitantes, requieren 6000 toneladas de alimentos por día y para eso hay que mirar a las zonas rurales que producen los alimentos. “Falta convicción –advirtió- para tener una visión transformadora de la nueva ruralidad. Los pequeños agricultores están vinculados a su territorio y a su cultura. Son muchos más que productores: son custodios de territorios y guardianes de biodiversidad. En el futuro que se viene debemos incluir a los agricultores familiares”.
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