
San José, Costa Rica 1 de julio de 2025 (IICA) – Los mercados de carbono representan una extraordinaria oportunidad para la ganadería de América Latina y su potencial debe ser desarrollado a través del trabajo colaborativo entre gobiernos, sector privado, academia, sociedad civil y productores, de acuerdo a las conclusiones de un seminario desarrollado en la sede central del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
La capacidad de la actividad ganadera en la región para secuestrar carbono en las tierras de pastoreo contribuye a la mitigación de la variabilidad climática y constituyen una atractiva posibilidad de atraer inversiones, coincidieron los participantes en el evento organizado por la Plataforma Mundial de Productos Lácteos (GDP), la Mesa Redonda Global para Carne Sostenible (GRSB) y la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE), junto al IICA.
Durante el seminario, que contó con distintos paneles de exposición y debate, se discutió qué son los mercados de carbono, se exploraron las alternativas para financiar proyectos de captura de carbono en la ganadería, se revisó la realidad actual en la región y se compartieron metodologías e ideas para destrabar, a través de pasos concretos, su verdadero potencial.
Asistieron funcionarios de ministerios de Agricultura y organismos internacionales, representantes del sector privado y del sector financiero y asociados a federaciones y cooperativas.
En la apertura de la jornada de trabajo participaron el ministro de Agricultura y Ganadería de Costa Rica, Víctor Carvajal; el Director Ejecutivo de la GDP, Donald Moore; y el Subdirector General del IICA, Lloyd Day.
“La ganadería contribuye a la seguridad alimentaria y nutricional, a generar ingresos para las comunidades rurales, a empoderar mujeres y emplear a los jóvenes. Consideramos que hay una gran oportunidad para productores ganaderos y para gobiernos, a través de la vinculación con los mercados de carbono, y se trata de hacer realidad ese potencial”, dijo Donald Moore.
“Para ello –explicó- es necesario trabajar en las políticas, la ciencia y las finanzas necesarias. Debemos enfocarnos en los marcos normativos y en incluir a la agricultura familiar. Desde aquí hacemos un llamado a la colaboración entre los distintos actores”.
Carvajal, por su lado, dio los detalles de la reciente negociación que hizo Costa Rica con el Banco Mundial de un crédito de 140 millones de dólares para inversión en el sector agropecuario, a través de un esquema de pagos por resultados.
“Incorporamos –reveló- distintos elementos importantes para la ganadería costarricense, como la metodología para la cuantificación efectiva del carbono en suelos y la estrategia para comercializar ese carbono, agrupando a los pequeños ganaderos. De aquí a cuatro años debemos tener mil ganaderos recibiendo pagos por servicios ambientales, gracias a la captura de carbono en el suelo”.
Lloyd Day hizo foco en el extraordinario valor del sector ganadero en general y del lechero en particular para las Américas y el mundo.
“En nuestra región, la ganadería y la lechería están dando pasos muy importantes para implementar prácticas tendientes a reducir su impacto en el ambiente. Y es fundamental que los que están fuera del agro se enteren de esto. El sector agropecuario alimenta hoy a 8.000 millones de personas en el planeta de manera más eficaz que nunca y los próximos 25 años se sumarán 2.000 millones de personas más”, afirmó.
El subdirector general del IICA puntualizó que unos 1.300 millones de personas dependen en el mundo de la ganadería para generar ingresos. Y es imperativo dejar en claro el aporte de la actividad a las tres dimensiones de la sostenibilidad: económica, social y ambiental. “Por todo ello –dijo- debemos trabajar arduamente para desbloquear los mercados de carbono para la ganadería en América Latina, que permitirán aumentar la competitividad de nuestros ganaderos”.
Actividad prioritaria
En América Latina hay unas 400 millones de cabezas de ganado para carne y leche, casi la mitad de ellas en Brasil, detalló Ariel Londinsky, Secretario General de FEPALE.
“La actividad es muy importante y prioritaria para todos nuestros países, aunque tenemos una heterogeneidad grande. Brasil y Argentina son exportadores y otros son importadores netos, por lo que es difícil generalizar lo que pasa en América Latina. De todas maneras, producimos el 23% de la carne que se produce en el mundo y este parámetro viene creciendo. En producción láctea, somos responsables del 11 y 12% de la producción mundial”, explicó Londinsky.
El dirigente empresarial advirtió que no hay una uniformidad de criterios o significados sobre el concepto de “ganadería sostenible” en la región y que la construcción de indicadores y metas a nivel regional es una agenda aún pendiente. También consideró que es necesario avanzar en una estrategia de comunicación regional para fortalecer la defensa de las buenas prácticas ganaderas extendidas en el continente, frente al ámbito internacional.
Martín Fraguío, especialista del Grupo de Países Productores del Sur (GPS), red que agrupa instituciones agropecuarias de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, explicó el funcionamiento de los mercados de carbono reglamentados en el artículo 6 del Acuerdo de París y dijo que el gran desafío estratégico en la toma de decisiones empresariales es dejar de invertir en activos que no podrán ser amortizados e invertir en los que sí tienen futuro.
Subrayó, en ese sentido, la centralidad de las soluciones basadas en la naturaleza para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París y se refirió a la gran oportunidad del sector agropecuario como único ámbito productivo que puede transformarse en un gran sumidero de carbono.
Advirtió, sin embargo, acerca de la magnitud extraordinaria de las inversiones necesarias para transformar los sistemas productivos para cumplir con las metas de mitigación fijados en París: son entre 130 y 250 billones de dólares hasta 2050, de los cuales los mercados de carbono serán entre un 5 y un 10%.
“Los mercados de carbono son claves para que las externalidades negativas tengan un costo y las externalidades positivas reciban un ingreso. Se deben generar los recursos y capacidades para que los productores ganaderos moneticen sus buenas prácticas”, finalizó.
Jay Waldvogel, Asesor Estratégico de GDP, aseguró que ya hay en el mundo y en la región muchos ejemplos exitosos y es necesario escalar estos programas. En ese sentido, explicó que el tamaño potencial de los mercados de carbono en América Latina está en un rango de entre 25 y 60 millones de toneladas de CO2 equivalente, lo que puede representar más de 6.000 millones de dólares en 2030.
“La oportunidad –finalizó- es enorme y podemos aprovecharla, si entendemos la magnitud de este tema. Hay demanda para los créditos de carbono y la ganadería tiene la solución, aunque se necesitan inversiones para que ocurran las cosas”.
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