José Emilio Guerrero es actualmente Miembro del Consejo Asesor de la Cátedra Internacional de IA para la Agricultura. Ha conversado con la Oficina Permanente para Europa de del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) para hablar sobre inteligencia artificial (IA) en América Latina y el Caribe (ALC), los retos, la receptividad del sector agrícola a esta nueva tecnología y el futuro que nos espera.
José Emilio, muchas gracias por conversar con nuestra Oficina. Durante 2025, has realizado una estancia profesional en la sede central del IICA en Costa Rica, colaborando con el diseño y desarrollo de la “Estrategia de Inteligencia Artificial para América Latina y el Caribe” del IICA. ¿Cuáles son los principales objetivos de esta estrategia y a qué retos se enfrenta el IICA a la hora de implementarla, teniendo en cuenta que el Instituto representa a 34 Estados Miembros con contextos diversos?
Muchas gracias por la confianza que depositáis en mí. Lo primero que quiero decir es que mi colaboración es pequeñísima en comparación con la labor del IICA y no es una falsa humildad. El IICA es una institución grande, está haciendo muchas cosas en los 34 países y en sus relaciones internacionales con África y con Europa. El IICA, en pleno trabajo del impulso de los procesos de digitalización y de la inteligencia artificial (IA), ha consultado decenas de fuentes: una de las fuentes soy yo y me gustaría compartir una parte del trabajo que estamos desarrollando.
El principal objetivo de la Estrategia ha sido identificar oportunidades comunes para el conjunto del hemisferio, detectar brechas y definir acciones concretas que promuevan un desarrollo virtuoso, atractivo y posible de la IA en la región. A la Estrategia se han incorporado también los Programas y las acciones de cooperación técnica que el IICA está llevando a cabo.
En todos los intercambios que ha habido siempre se ha subrayado que hay que colocar a las personas en el centro de la estrategia. No tanto la tecnología sino la persona en el centro con cada una de sus características peculiares. La visión estratégica, valga la redundancia, con la Estrategia de la IA ha sido que sirviera de catalizador del desarrollo sostenible en la región, optimizando los recursos, que son muchos, de una expertise de dominio agro. Somos conscientes de que las nuevas empresas agtechs están emergiendo con fuerza y necesitan de una acción colaborativa.
Lo primero que se acordó es que esta estrategia de IA debería de enfocarse en el conjunto de la cadena alimentaria, no solo en la parte del agro, sino del campo a la mesa e incorporar aspectos de logística, tecnológicos y del conjunto de la cadena como parte del desarrollo rural. La IA debe ser una herramienta de valores éticos, eficiente responsable y segura con el objetivo de mejorar la cooperación regional.
Una herramienta de tal calibre como la IA nos debe dar la opción de sembrar el campo para que el talento local se pueda expresar en toda su dimensión.
Otro elemento importante que ya lo he comentado hace un momento, es que hay que asegurarse de que la Estrategia sea armónica y sinérgica con otras políticas, estrategias y actuaciones tanto a nivel nacional como regional.
Para lograr estos objetivos, la propuesta de la estrategia se articula en torno a 13 ejes estratégicos, incluyendo la infraestructura digital y datos, el desarrollo de capital humano, la I+D+i, la adopción sectorial, la gobernanza y regulación ética, y la cooperación regional e internacional.
En cuanto a los retos a los que se enfrenta la Estrategia, lo primero que diría es que [América Latina y el Caribe] es una región hiper rica, no hay ninguna parte en el mundo con tanta diversidad, con tanta complejidad, con tanta heterogeneidad, con tanta fragmentación y con tantas acciones comunes. Es decir, que los desafíos estructurales son compartidos, son muy diversos. Hay países que van muy rápido en algunas cosas y que van muy lento en otras.
Como saben ustedes, en octubre de este año se publicó el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA) 2025 que reconoce que hay una brecha en el conjunto del continente de infraestructura digital y de conectividad. El Informe también destaca que hay un desafío del talento humano y de la capacitación. A pesar de las universidades y centros de investigación, se trata de una necesidad crítica en la región: es necesario una alfabetización digital genérica del campo a la mesa de los gobiernos y de las empresas.
Por otro lado, hay que hacer un esfuerzo de inversión importante y de financiamiento en programas que se adapten a las necesidades culturales y económicas de cada país y región. Hemos detectado también que se generan muchos datos, muy ricos, con mucha experiencia, pero los niveles de utilización son demasiado fragmentados. Cuando se pone una tecnología tan avanzada como la IA, hay un riesgo de que haya una parte de la población, un sub-universo que la utilice mucho, que la utilice para bien y hay otra parte que se sienta excluida. Y esto hay que tenerlo en cuenta.
Por último, la región enfrenta desafíos relacionados con el cambio climático y la necesidad de producir más con menos recursos para la seguridad alimentaria, lo que requiere aumentar la productividad agrícola de manera sostenible.
Muy interesante lo que nos cuentas José Emilio. A mí me pasa, por ejemplo, que en mi entorno tengo gente que está muy a favor de la IA y otras personas que la tienen vetada. En relación a esta sensación, ¿cómo ves la receptividad del sector agrícola y sector público y privado frente a la adopción de la IA?
Es una pregunta difícil, ya que hay un cierto posicionamiento previo por cuestiones políticas, culturales y territoriales. Pero también es verdad que cuando se conoce un poco más (y es uno de los objetivos de la Estrategia que comentábamos), la mayor parte de las personas, organismos, instituciones y empresas se dan cuenta de que no podemos mirar para otro lado. Es algo que viene galopando, es algo que tiene muchos componentes útiles. Es verdad que tiene riesgo, que tenemos que regular y valorar y que tenemos que integrar en la Estrategia.
Hay que tener en cuenta que ya hay un expertise técnico en la ganadería, la agricultura, el ámbito forestal y la transformación agroindustrial muy profundo que viene de un trabajo de años. Hay un despliegue de universidades de centros tecnológicos en el conjunto del hemisferio de enorme importancia. Y esto siempre es un paso de racionalidad en cuanto a la interpretación de qué podemos hacer en el momento en el que irrumpe una tecnología tan importante e impactante como la IA.
Tenemos que hacer una adopción lo más temprana posible. Aunque por el momento esa adopción es desigual entre los países. También hay una conciencia de que los pequeños y medianos agricultores son los que se van a enfrentar a los obstáculos significativos de formación, de conectividad o de dureza del trabajo. Y yo interpreto todo lo contrario, es una herramienta que va a permitir una democratización.
Es sorprendente la cantidad de empresas agtechs que están emergiendo en el hemisferio. Ahí hay una adopción casi total: están viendo que hay una oportunidad de negocio donde van a poder utilizar esas tecnologías en muchos estratos de la población, explotaciones grandes, explotaciones pequeñas, explotaciones que exportan mucho, que no exportan mucho, explotaciones que tienen una inmensa cantidad de recursos naturales y las que no tienen.
He tenido la suerte, en las últimas semanas, de compartir talleres informales de IA y agricultura con varios países, fundamentalmente con los INTA y con los INIA. Estos seminarios han sido para mí tan gratificantes, con la enorme cantidad de preguntas y la capacidad de acogerse a una estrategia absolutamente colaborativa, es decir, que estamos creciendo de abajo a arriba y de arriba a abajo. Desde las cooperativas y desde los institutos nacionales de tecnología y desarrollo, están acogiendo esa oportunidad como una nueva etapa, una nueva época de alianza y de colaboración.
Yo soy terriblemente optimista. Vamos a ser capaces de hacer una verdadera estrategia colaborativa. Ese es nuestro reto y además nos va a ir muy bien si lo hacemos. No me atrevo a decir que nos va a ir muy mal si no lo hacemos, pero nos va a ir muy bien si lo hacemos, si somos capaces de establecer reglas en toda América Latina y el Caribe.
Ponernos de acuerdo en la gobernanza, aportar, ser generosos en los países que están más avanzados con los que con los que están menos. Y bueno, contamos con una institución importante como es el IICA, que va a integrar todo eso y va a ser una parte sustantiva de democratizar todos los avances.
La verdad es que tu positivismo es contagioso, José Emilio.
Sí, es que es que soy muy en ese sentido, sí.
Una última pregunta, siguiendo el hilo de la democratización de la IA. Vamos a jugar un poco a la ciencia ficción. Dentro de 10 años, ¿qué escenario visualizas para la IA en América Latina y el Caribe? ¿La habremos podido democratizar?
Bueno, aquí me vais a permitir que explique qué vamos a hacer para que en 10 años haya una situación distinta. Yo le llamo una visión prospectiva: tenemos que dar paso en este momento para que dentro de 10 años ocurran cosas, que es un plazo muy interesante.
Tenemos que construir un futuro distinto. Para ello, tenemos que ser capaces de acordar una estrategia colaborativa entre toda América Latina y el Caribe. Y vamos a utilizar todos los elementos que se están construyendo en este momento: porque el sector cooperativo en América Latina y el Caribe tiene una fuerza muy sustantiva, porque América Latina y el Caribe tiene una posición en el mercado internacional de alimentos muy grande, porque el nivel de conocimiento y de expertise de dominio en el agro es muy grande.
De esta forma, me atrevería a decir que vamos a tener un ecosistema agroalimentario distinto. La cadena en su conjunto será profundamente distinta y muy transformada. Esto casi con toda seguridad. Y esto va a ocurrir y está ocurriendo en el resto del mundo. Va a estar en nuestra mano que sea éticamente regulado.
La IA va a permitir que el desarrollo de digitalización sea mucho más fácil, menos costoso y produzca mucha menos deuda tecnológica. Nos va a costar muchísimo menos recibir las innovaciones y vamos a mejorar la resiliencia. La IA nos va a dar menos pereza al cambio. Vamos a hacer un cambio más eficiente a todos los niveles. Y esto es muy importante porque es la principal barrera que está habiendo en el mundo entero, la deuda tecnológica. Hemos invertido mucho en digitalización y ahora, de repente, no la hemos amortizado toda, y, sin embargo, si vamos a meter un ingrediente prospectivo como la IA, vamos a ir con una mochila mucho más ligera, más resiliente, de más actitud combinatoria a los cambios.
Tenemos una tecnología que va a permitir usarse personalizada a cada cooperativa, a cada explotación agraria, a cada agricultor, sea grande o pequeño, a cada suministrador de insumos, a cualquiera que esté actuando en el mercado. Vamos a poder llegar a todos los sitios. En ese sentido, un proceso de gentilización (pasar de tener información a tener agentes que son capaces de actuar). Esto es un cambio sustantivo en todos los niveles que nos va a permitir ese asesoramiento individualizado a todo el sector.
Y simplemente por reiterar lo último, yo en este caso creo que nos va a permitir explorar muchas nuevas oportunidades de empleo, de negocio. Si hay actividad, hay riqueza, hay empleo, hay entendimiento. Nos vamos a acostumbrar a hacer cosas colaborativas en el conjunto del hemisferio.
Todavía desconocemos muchas cosas y no tenemos los instrumentos. Sabemos muy poco y la IA nos va a ayudar a saber un poco más o mucho más.
Muchas gracias, José Emilio, por esta entrevista tan interesante.