Antecedentes
Después de haber observado una recuperación en el 2010, y un buen desempeño en el 2011, el crecimiento de la agricultura de América Latina y el Caribe (ALC) ha perdido dinamismo durante el 2013. A diferencia de los años anteriores, cuando el comportamiento de la agricultura en la región estuvo principalmente determinado por la volatilidad en los precios de las principales materias primas, en el ciclo 2012-2013 su evolución ha estado marcada por 4 factores principales:
- La desaceleración de la actividad económica global, que ha afectado no sólo a los países desarrollados, sino a las economías emergentes, especialmente a China, India y Brasil.
- La pérdida de dinamismo del comercio mundial de mercancías, que en términos reales durante el 2012 tuvo el crecimiento más bajo en los últimos 30 años, aunada a la reducción de los precios internacionales de los principales productos agrícolas.
- El incremento de fenómenos climáticos adversos (sequías e inundaciones) que han afectado a la agricultura regional, reduciendo los rendimientos de los cereales, oleaginosas, productos tropicales, ganadería y pesca.
- El incremento en la aparición de plagas y enfermedades en los cultivos, favorecidas por la mayor variabilidad climática.
La desaceleración del crecimiento de la agricultura de ALC durante el 2013 ha sido mayor que la observada por el global de las economías regionales, ocasionando que el Valor Agregado Agrícola haya crecido a tasas menores que el PIB global regional.
No obstante lo observado durante el 2012 y 2013, para el 2014 se esperan condiciones económicas que pueden favorecer el crecimiento de la producción y el comercio agrícola regional, tendencias que deberán apuntalarse con políticas dirigidas no sólo a mejorar los rendimientos y la competitividad de la agricultura comercial, sino también a potenciar el desempeño productivo y la inclusión exitosa de la agricultura familiar en cadenas de valor.
En este quinto número del documento “Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas”, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) analizan las tendencias y perspectivas de la agricultura y su Presentación 8 Perspectivas de la agricultura y la vida rural en las Américas –CEPAL FAO IICA– contexto (macroeconómico y sectorial), y dedican una sección para examinar en detalle las características, retos y potencialidades de la agricultura familiar en América Latina y el Caribe.
El informe concluye que, a pesar de las serias limitaciones productivas, comerciales y socioeconómicas que experimenta la agricultura familiar en la región, ésta entraña un gran potencial para aumentar la oferta de alimentos, así como para reducir el desempleo y sacar de la pobreza y de la desnutrición a la población más vulnerable de las zonas rurales de la región.
La CEPAL, la FAO y el IICA presentan en cada capítulo las recomendaciones de políticas que consideran necesarias para devolver dinamismo a la agricultura regional y para potenciar el desarrollo de los territorios rurales. En el caso particular de la agricultura familiar, se recomienda atender la necesidad de implementar políticas intersectoriales que retengan a las nuevas generaciones de relevo, que fomenten la innovación y la gestión del conocimiento, así como desarrollar instrumentos que permitan su inserción exitosa en las cadenas de valor.