“Apostamos por la flexibilidad, adaptación y excelencia técnica”
Federico Villarreal es Doctor en Geografía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y Magíster en Estudios Sociales Agrarios de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Desde el 2018, en su posición como Director de Cooperación Técnica del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), tiene a su cargo el liderazgo de cinco Programas de acción hemisférica (Bioeconomía y Desarrollo Productivo; Desarrollo Territorial y Agricultura Familiar; Comercio Internacional e integración Regional; Cambio Climático, Recursos Naturales y Gestión de Riesgos Productivos; y Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria) y dos ejes transversales a estos cinco programas (Género y Juventudes; Innovación y Tecnologías).
Esta estructura, junto con proyectos de recursos externos y más de 10 mecanismos de cooperación técnica subregional, involucran una robusta capacidad técnica conformada por un equipo con más de 150 especialistas técnicos de alto nivel, distribuidos entre las 34 oficinas y la Sede Central del IICA, una red extendida en 35 países.
Posee amplia experiencia como director e investigador formado en proyectos de investigación en diversas temáticas vinculadas al desarrollo y la ruralidad, en Argentina y otros países de América Latina.
Es profesor de la Maestría en Desarrollo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y de la Maestría en Estudios Sociales de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)/Argentina, entre otras casas de altos estudios.
Ha dirigido 15 tesis (grado, maestría y doctorado), es autor de más de 60 publicaciones entre libros, artículos de revistas y ponencias en múltiples congresos, y ha participado como jurado de proyectos institucionales, tesis de maestría, trabajos de especialización y artículos de revistas indexadas nacionales e internacionales.
Sin duda la pandemia provocada por el Covid-19 ha obligado a cambiar agendas y restructurar prioridades, ¿cómo el IICA ha reorientado su programación técnica en este nuevo contexto?
En el escenario descrito, y ante la incertidumbre imperante, con el liderazgo del Director General del IICA, el Dr. Manuel Otero, optamos por promover el diálogo para la cooperación. Es así como desde marzo hemos intensificado los encuentros y el diálogo con diversos actores, entre ellos Ministros, sector privado, universidades, organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil, entre muchos otros, y hemos priorizado la relación con los gobiernos a través de los ministerios y secretarías de agricultura, colocando al IICA más cerca de los países.
Hemos potenciado aún más que antes el modelo de cooperación técnica del IICA, particularmente en lo referente a que el IICA “sabe quién sabe”, reforzando el papel de la institución como un gran puente de conexión para vincular países, centros de excelencia, gobiernos, sector privado y sociedad civil. En este sentido, también estamos construyendo el nuevo modelo de negocios del IICA, el cual, además de innovador, representa la adaptación de una cooperación técnica más moderna y próxima a las demandas de los Ministerios y Secretarías de Agricultura, y a través de ellos, de la ruralidad y la agricultura de las Américas.
Hemos entendido además la importancia de ser flexibles y adaptarnos a las demandas más urgentes de los países, manteniendo la excelencia técnica.
En el actual escenario las nuevas tecnologías juegan un rol fundamental. ¿Qué nuevas herramientas ha integrado el IICA? ¿Existe algún proyecto hemisférico que quisiera destacar por la aplicación de estas tecnologías?
La crisis provocada por el COVID-19 obliga a profundizar el uso de las tecnologías digitales. Firmamos recientemente un acuerdo con la Fundación Precision Agriculture for Development (PAD), co-fundada por el Nobel de Economía 2019 Michael Kremer, que ayudará a los países a crear las bases para fortalecer la extensión rural mediante el uso masivo de tecnología hacia una revolución agrícola digital que beneficiará a millones de agricultores en la región. De hecho, durante el mes de agosto, la Ministra de Agricultura de Brasil, Teresa Cristina, anunció el lanzamiento de la primera experiencia piloto, que se espera alcance a más de un millón de agricultores con su implementación.
También realizamos el lanzamiento de la iniciativa de suelos vivos de las Américas desarrollada con el Dr. Rattan Lal, Premio Mundial de la alimentación 2020, para juntos promover a la agricultura de los países como parte de la solución al cambio climático, al ser los suelos bien manejados sumideros de carbono.
Por otro lado, realizamos una rueda virtual de negocios coorganizada con ALADI, SIECA, SICA y la FAO. Esta acción generó intenciones de negocios por más de 4.5 millones de dólares con la participación de más de 550 empresas de la región. El encuentro de negocios representa una iniciativa concreta para promover el comercio intrarregional, y en estos momentos nos encontramos organizando ya la segunda rueda virtual para este 2020.
Todo esto solo por citar algunos ejemplos de las características que adquiere la cooperación técnica en el contexto actual, y el compromiso del IICA ante el uso y aprovechamiento de las nuevas tecnologías.
En su opinión, ¿cuáles son los principales temas que debiera priorizar la agenda de cooperación técnica en la relación Unión Europea – América Latina y Caribe?
Veo tres líneas claves en la agenda en las que además podemos colaborar activamente desde el IICA:
-En primer lugar: la promoción del comercio, particularmente en lo que refiere a la Estrategia Europea “From farm to fork”, donde desde el IICA podemos apoyar la promoción de cooperación en esta área.
-En segundo lugar: el desarrollo de acciones de cooperación que promuevan estrategias para enfrentar la crisis del COVID-19 a partir de la promoción de la bioeconomía.
-Finalmente: acciones que promuevan el evidente hecho de que la agricultura constituye parte fundamental de la solución al cambio climático, fundamentalmente porque permite la aplicación de muy buenas y convenientes alternativas para enfrentarlo.
¿PODRÍAS NOMBRAR LAS PRINCIPALES ACCIONES QUE LLEVA ADELANTE EL IICA PARA REDUCIR LAS DESIGUALDADES QUE ENFRENTAN LAS MUJERES Y JÓVENES RURALES Y QUÉ DESAFÍOS IDENTIFICAN?
Realizamos un foro hemisférico y cuatro foros regionales de mujeres rurales. Estos encuentros virtuales facilitaron el diálogo y elevaron la voz de las mujeres rurales del hemisferio. Se contó con la asistencia directa de más de 17.400 participantes, y entre los resultados de este foro se promovió la creación de la Plataforma de Mujeres Emprendedoras de la Agricultura Familiar del Mercosur Ampliado, proyecto que tiene como objetivo valorar el rol estratégico de las mujeres rurales, movilizar el proceso de incidencia en políticas públicas y promocionar oportunidades y propuestas efectivas para la igualdad y equidad de género.
Otro de los resultados del foro fue la oportunidad de reconocer desde la misma voz de las mujeres, los principales problemas que enfrentan y que se han recrudecido en el contexto actual, entre ellos: inseguridad alimentaria, agudización de la brecha digital, poco o nulo acceso a mercados, disminución de servicios financieros, intensificación de las actividades de cuido, recrudecimiento de la violencia de género, pérdida de la autonomía económica, e invisibilización de las mujeres como agentes del desarrollo rural.
Nuestro desafío actual es sin duda superar esos retos para lograr mayor igualdad y un desarrollo rural más justo.
En relación con el protagonismo de la juventud en la agricultura, desde el IICA promovemos la intervención de los jóvenes en la construcción del presente y futuro de la actividad en las Américas. Precisamente, en esta área también desarrollamos un foro hemisférico y cuatro foros regionales de jóvenes rurales con la participación de más de 30.000 jóvenes. Con el apoyo de empresas privadas lanzamos además un desafío de innovación para que ellos mismos propongan una plataforma de interacción que fortalezca su visibilidad y participación.
Desde el IICA sabemos que la única manera de construir una nueva agricultura en la post pandemia es abriendo espacios de diálogo, articulación e incidencia que incluya a los jóvenes rurales.