Karen Montiel es economista y planificadora del desarrollo de profesión. Estudió Economía en la Universidad de Costa Rica y cuenta con una maestría académica en Planificación y Administración del Desarrollo de la Universidad Técnica de Dortmund de Alemania y la Universidad de Ciencia y Tecnología Kwame Nkrumah de Ghana dentro del Programa conjunto “Planificación Espacial de las Regiones en las Economías en Crecimiento (SPRING)”. Anteriormente fue gerente del Programa de Cambio Climático, Recursos Naturales y Riesgos Productivos, coordinadora del componente de uso eficiente del agua y manejo sostenible del suelo del Proyecto Insignia de Resiliencia del IICA y tiene experiencia laboral en investigación y análisis de datos en temas de desarrollo y comercio exterior trabajando tanto en Costa Rica como a nivel hemisférico. Entre sus publicaciones recientes se encuentran: Suelos saludables la base de los sistemas alimentarios sostenibles en América Latina y el Caribe: un aporte para los debates en las Américas previos a la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas (2021).
ARAUCLIMA
El proyecto Protección Financiera para la Gestión de la Sequía y Adaptación a la Escasez Hídrica en la Agricultura del Corredor Seco Centroamericano en el marco del Programa ARAUCLIMA de la Cooperación Española y ejecutado por el IICA, brinda asistencia técnica a unos 600 agricultores familiares de Guatemala, Honduras y El Salvador, en una de las regiones más vulnerables del mundo.
-
¿Podría resumirnos los principales objetivos y retos de este proyecto?
Este proyecto busca diseñar un esquema innovador para la agricultura familiar centroamericana, que junto con proveer de protección financiera ante pérdidas productivas por sequía en granos básicos (maíz y frijol), fomente el aprendizaje sobre técnicas agrícolas de adaptación climática.
Entre los principales retos, se encuentran el diseño mismo de estos esquemas financieros que permitan; en primer lugar, unir a los oferentes de servicios ambientales, como lo son los productores y productoras, junto con los demandantes, en este caso, las instituciones públicas o privadas; en segundo, considerar las diferentes necesidades y el contexto local de los productores en los tres países de intervención para proponer mecanismos de protección financiera que puedan ser escalados a nivel regional; y finalmente, favorecer la participación de mujeres y jóvenes.
-
En su opinión, ¿cuáles son los impactos más importantes de este proyecto en el día a día de estas comunidades agrícolas rurales?
Los definiría en 3:
- Incremento en la capacidad de los productores familiares para ajustarse a la sequía o escasez hídrica, reducir daños potenciales y más bien generar resiliencia climática.
- Promoción del intercambio de conocimientos y buenas prácticas agrícolas entre los productores y atención de brechas en educación financiera.
- Fortalecimiento de los procesos de asociatividad y gobernanza a nivel comunitario y territorial.
UE Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL
-
En su opinión, ¿cuáles son las principales estrategias que está llevando adelante la UE en materia de adaptación de la agricultura al cambio climático que podrían replicarse en ALC?
La nueva estrategia de la UE apunta a que la adaptación al cambio climático sea más inteligente, rápida y sistémica. Lo anterior contempla el uso de la ciencia y los datos para orientar las medidas de adaptación y la toma de decisión, implementar soluciones para reducir los riesgos relacionados con el clima, asegurar la disponibilidad de agua dulce e integrar las consideraciones de resiliencia climática en todos los ámbitos de la política.
En ese sentido, más que replicarse, las estrategias de la UE siguen principios que en general también son muy válidos y necesarios en América Latina y el Caribe (ALC), es decir, los países de la región comparten metas climáticas con otras regiones del mundo y también requieren acelerar la implementación de soluciones basadas en la naturaleza y la acción climática que permitan hacer un uso más sostenible de los recursos naturales y generar resiliencia.
En ALC es necesario promover un sector agropecuario que sea cada vez más sostenible, resiliente al clima y bajo en carbono. Lo anterior contempla sistemas productivos competitivos, inclusivos y sostenibles, es decir, que promuevan el uso eficiente del agua, el manejo sostenible del suelo, facilitando la recuperación de áreas degradadas, y la protección y conservación de la biodiversidad; que coadyuven a la creación de nuevos modelos de negocios e incentivos financieros para acelerar la acción climática e impulsar el bienestar rural. Lo anterior requiere soluciones integrales que consideren la información actualizada, la investigación y ciencia, la inversión e implementación de buenas prácticas agrícolas desde distintos ámbitos (público-privado) y escalas (local, nacional y regional).
Las estrategias de la UE impulsan sistemas alimentarios saludables para las personas y el planeta. En ese sentido, recientemente los Estados Miembros del IICA apoyaron procesos de diálogo para implementar sistemas de producción sostenibles dentro de esquemas de “una sola salud” que agreguen beneficios de salud pública a lo largo de toda la cadena de valor. En esa interfaz entre las personas, los animales, las plantas y el entorno que comparten, se reconoce que los sistemas alimentarios sostenibles que resaltan la importancia de los suelos sanos favorecen la productividad agrícola presente y futura.