Georgetown, Guyana, 5 de diciembre, 2025 (IICA). Abbigale Loncke-Watson representa a una nueva generación de emprendedoras caribeñas que unen dos mundos: el del desarrollo comunitario y el de la innovación empresarial. Desde su Guyana natal, y con una trayectoria que abarca la salud, la capacitación y el sector energético, impulsa la independencia económica de las mujeres rurales y promueve un modelo de crecimiento inclusivo. «Nada pasa por accidente —dice Abbigale—. Hay que ser intencional, tener un propósito claro y avanzar con él».
Aunque hoy dirige empresas en el competitivo sector energético, sus raíces están en el interior rural de Guyana, en la región del Esequibo. «Mi familia está profundamente ligada al campo. Mis abuelos y mis padres nacieron en comunidades rurales, y gran parte de mi infancia la pasé allí», recuerda. De esa vida entre campos y ríos aprendió valores que hoy define como esenciales: la solidaridad, el esfuerzo compartido y la capacidad de encontrar soluciones con pocos recursos. Fue precisamente esa experiencia la que la llevó, años más tarde, a fundar su primera empresa, el primer escalón de su destacada carrera.
Por su trabajo en favor del empoderamiento de las mujeres productoras rurales de su país, y por sus esfuerzos por mostrar que el sector de la energía puede convivir con la protección del medio ambiente, Abbigale fue distinguida como Líder de la Ruralidad de las Américas por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y recibirá el premio Alma de la Ruralidad. El galardón es parte de una iniciativa del IICA para destacar a mujeres y hombres que dejan su marca y hacen diferencia en el continente impulsando la sostenibilidad y la seguridad alimentaria y nutricional.
De regreso en el campo
«Todo empezó cuando mi abuelo se enfermó», arranca contando la joven empresaria de Guyana. «No teníamos a nadie que pudiera cuidarlo, así que busqué mujeres de la zona con experiencia en enfermería y creé una pequeña agencia de cuidados domiciliarios«. Aquello que comenzó como un servicio familiar pronto se convirtió en una oportunidad para otras mujeres. «Me di cuenta de que muchas tenían las habilidades necesarias, pero no la confianza, el apoyo o las herramientas para iniciar un negocio. Ahí entendí que debía ayudarlas a encontrar su propio camino». Así nació su compromiso con el desarrollo de las mujeres rurales, un empeño que nunca abandonó.
Esa primera experiencia fue la semilla de WeLead Caribbean, la organización que fundó en 2017 para promover la capacitación, el acceso a redes y la autonomía económica de las mujeres de Guyana. A través de programas de formación, mentorías y ferias comerciales, WeLead acompaña a emprendedoras de distintas regiones del país, desde Esequibo hasta Berbice. «Queremos que las mujeres tengan las herramientas y también sepan cómo usarlas», explica. «La capacitación es solo el primer paso; lo importante es la aplicación práctica, que puedan volver a su comunidad y transformar su realidad».
En los últimos años, WeLead desarrolló decenas de cursos sobre gestión de pequeñas empresas, marketing, alfabetización digital y finanzas. También organiza el Academy for Women Entrepreneurs, una iniciativa que combina formación online con prácticas presenciales. En las regiones rurales, los programas se adaptan a las circunstancias familiares: ofrecen cuidado infantil, horarios flexibles y modalidades mixtas para facilitar la participación. «No se trata solo de enseñar, sino de comprender las responsabilidades que tienen las mujeres en sus hogares. Si queremos que crezcan, debemos crear las condiciones para que puedan hacerlo», sostiene Loncke-Watson.
Abbigale habla con orgullo sobre los proyectos que viene acompañando. En Esequibo, mujeres dedicadas al agroprocesamiento aprendieron a mejorar la presentación y el etiquetado de sus salsas y conservas. En Linden, grupos de productoras de miel lograron regularizar sus marcas y abrir nuevos mercados. En Berbice, otras aprendieron a fabricar aceites naturales y cosméticos. «Verlas vender sus productos, sentirse orgullosas de su trabajo, es lo que me da energía para seguir», confiesa.
La pandemia puso a prueba esa red de emprendedoras. Con las ferias suspendidas y los canales de venta cerrados, muchas mujeres rurales se quedaron con la producción sin salida. «En ese momento nos dimos cuenta de que teníamos que reinventarnos», relata Abbigale. WeLead organizó mercados locales en el Esequibo, difundió los productos en redes sociales y promovió el uso de Facebook para comercializar directamente. «Las redes fueron una herramienta increíble. Hicimos transmisiones en vivo, entrevistas, fotografías… y la comunidad respondió. Fue un renacer para muchas de ellas».
Abbigale es una voz activa en los debates sobre contenido local, inclusión y sostenibilidad en Guyana.
Que la riqueza se traduzca en bienestar para las comunidades
Su trabajo con las comunidades rurales convive con una carrera empresarial sólida. Loncke-Watson es CEO del Loncke Group, al que pertenece MBW Energy Support Services, y cofundadora de Sispro Inc, una empresa que recientemente obtuvo dos bloques petroleros en el proceso de licitación del gobierno guyanés. En un país que vive un auge energético sin precedentes, su presencia simboliza una nueva etapa: la de mujeres liderando un sector históricamente masculino. «Cuando ingresé al mundo de la energía, entendí que hacía falta la mirada femenina. Las mujeres lideramos con empatía y visión de conjunto. Necesitamos estar en esos espacios donde se toman las decisiones que afectan nuestro futuro», afirma.
De esa convicción nació Women in Energy Guyana, organización que preside y que busca aumentar la participación femenina en la industria energética. Su objetivo es que las oportunidades del sector lleguen también a las regiones rurales y a los jóvenes. «El desarrollo energético puede ser una fuerza positiva, pero solo si incluye a todos. Hay que conectar la inversión con la capacitación local, con la educación y con el respeto al ambiente». En su visión, el progreso económico no puede separarse de la sostenibilidad. «El crecimiento debe venir con responsabilidad. Debemos proteger nuestros ecosistemas y, al mismo tiempo, crear empleos y oportunidades para nuestra gente», afirma.
Abbigale es una voz activa en los debates sobre contenido local, inclusión y sostenibilidad en Guyana. Desde su experiencia empresarial, promueve la idea de que la energía puede y debe ser un motor de desarrollo territorial. «La riqueza que se genera tiene que traducirse en bienestar para las comunidades. Mi meta es ver a las mujeres del interior participando en esa nueva economía, no observándola desde lejos».
Su estilo de liderazgo combina pragmatismo y propósito. «Soy una tomadora de riesgos —dice con una sonrisa—, pero no me gusta actuar sin dirección. Cada paso que doy tiene un sentido». Esa filosofía —arriesgarse, pero con intención— se repite en sus discursos públicos y en su vida cotidiana. En una de sus frases más citadas, asegura: «Hazlo aunque tengas miedo, pero hazlo de todas formas».
Mirando hacia adelante, su agenda está marcada por la formación y la expansión. Planea nuevos programas de simulación empresarial para mujeres rurales, y la organización del próximo Women Empowerment Conference, que reunirá a emprendedoras de todo el país. También trabaja en alianzas con instituciones educativas y empresas privadas para crear más oportunidades de empleo en energía y tecnología. «El desarrollo real ocurre cuando las comunidades participan del cambio. Si las mujeres rurales prosperan, Guyana prospera con ellas», enfatiza Abbigale, cerrando un círculo que comenzó en los campos de Esequibo.

WeLead desarrolló cursos sobre gestión de pequeñas empresas, marketing, alfabetización digital y finanzas.
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