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América Latina y el Caribe se preparan para la COP25

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Los sistemas agroalimentarios son clave en la respuesta al cambio climático; por un lado, son vulnerables a sus impactos y por otro, pueden contribuir significativamente a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La agricultura en las Américas tiene el potencial de suministrar alimentos al mundo y, además, contribuir a alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo sostenible.

Los países anualmente debaten sobre el enfrentamiento del fenómeno al alero de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), por medio de las Confe­rencia de las Partes (COP por sus siglas en inglés).

El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) apoya a los países para fortalecer capacidades y consensuar posiciones técnicas para el accionar climático.

En preparación a la Pre-COP que se realizará en octubre en Costa Rica, y la COP25 a celebrarse en diciembre en Santiago de Chile, el Instituto ha preparado una serie de seminarios web sobre el sector agropecuario y las negociaciones climáticas; resúmenes de política y documentación de apoyo, y eventos paralelos con socios de los sectores público, privado e investigación.

En el caso de la COP25 será una oportunidad para dar a conocer los enfoques de agricultura sostenible que la región está impulsando, y aumentar la ambición de los compromisos del Acuerdo de París del 2015, plasmados en las nuevas rondas de Contribuciones Nacionales Determinadas (CND) del periodo post-2020.

La Labor Conjunta de Koronivia sobre Agricultura

En el 2017, los países tomaron la decisión de avanzar en la integración de la agricultura en las negociaciones climáticas mediante la Labor Conjunta de Koronivia sobre Agricultura (KJWA en inglés). Koronivia ha representado una oportunidad para que los países compartan sus experiencias y programas nacionales de cambio climático.

Los talleres realizados dentro de este marco cubren una amplia variedad de temas. A la fecha, se han abordado enfoques para la adaptación y la resiliencia, las metodologías de evaluación, incluidos los co-beneficios socioeconómicos y ambientales; además del papel de los suelos en pastizales, tierras cultivadas y sistemas integrados, con respecto al carbono.  

Si bien las posiciones de los países son variadas en estructura y contenido, hay coincidencia en la necesidad de incrementar la resiliencia para alcanzar la seguridad alimentaria. Con excepciones, se ha tenido una baja participación de los países de América Latina y el Caribe (ALC), y se requiere mayor aporte de la región para continuar resaltando la importancia de la agricultura.

Más allá del 2020, se espera que Koronivia se constituya como un mecanismo que, además de incrementar el conocimiento científico y técnico para la sostenibilidad y resiliencia de la agricultura, incentive la cooperación entre países y facilite la implementación de las CND.

Una plataforma latinoamericana de acción climática en agricultura

Desde el 2015, un grupo de países latinoamericanos se han reunido para discutir sobre cuestiones agrícolas vinculadas a la CMNUCC, pero en un ambiente de no negociación. Estos diálogos latinoamericanos han contado con la asistencia de representantes de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, México, Panamá, Perú, República Dominicana y Uruguay, promoviendo la busqueda de mayor coordinación regional.

En esta progresión de esfuerzos Chile, junto a otros países de ALC, impulsa una plataforma de cooperación regional, de adhesión voluntaria, que permita un intercambio en materia de cambio climático encaminado a un desarrollo agropecuario más productivo, resiliente y bajo en carbono.

La plataforma, será lanzada en la COP25 y busca explorar aproximaciones a los intereses de la región en temas agropecuarios; promover la articulación y sinergias entre la acción climática, el desarrollo agropecuario y la seguridad alimentaria; generar espacio regional de intercambio de prácticas y colaboración en agricultura para adaptarse y mitigar los efectos de cambio climático; facilitar implementación de las CND’s, así como otras estrategias, planes relevantes e instrumentos de cambio climático en agricultura.

La COP25, es una excelente oportunidad para que el sector agrícola latinoamerciano se presente, no solo como la despensa de alimentos del mundo, sino también como parte de la solución al cambio climático, demostrando su compromiso con el aumento en la ambición en el accionar climático post-2020.

Esto se logrará trabajando en conjunto, compartiendo los avances que poseen los diferentes países de la región y escalando el aprendizaje compartido, en busca de encontrar equilibrio entre la productividad y la sostenibilidad de los sistemas productivos agropecuarios.

*Esta nota fue preparada en base a los aportes de los seminarios web de julio y agosto de 2019 organizados por el IICA, con participación de la FAO, el Gobierno de Chile, y el Gobierno de Costa Rica.

Más información:

Laura Meza, Especialista en Acción Climática y Sostenibilidad del IICA.

laura.meza@iica.int