
Buenos Aires, 23 de abril de 2025 (IICA) – Ante alumnos del Instituto del Servicio Exterior de la Nación, la academia diplomática argentina, miembros del cuerpo diplomático local y funcionarios de la Cancillería de su país, el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, subrayó el valor estratégico del sector agropecuario de América Latina y el Caribe y trazó una perspectiva de fortalecimiento del rol de la región como pilar de la seguridad alimentaria.
En misión oficial en la capital argentina, Otero fue invitado a dar una conferencia magistral en el ISEN ante una concurrencia nutrida y calificada. En ese escenario dio un panorama detallado de los desafíos que enfrenta la agricultura en el mundo y las oportunidades que se presentan para Argentina y otros países latinoamericanos, ante las demandas de alimentos accesibles y de calidad por parte de una población creciente y las incertidumbres que plantea el escenario geopolítico.
La conferencia tuvo lugar en el auditorio del ISEN, en el edificio de la Cancillería argentina. Fue presentada por el embajador Marcelo Buffetti y cerrada por José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, que con 170 años de trayectoria es la entidad empresaria más antigua del país.
Martins señaló en su intervención la importancia de la articulación entre instituciones públicas y sector privado.
Entre los participantes, que en el cierre hicieron numerosas preguntas a Otero acerca del posicionamiento de los productores agropecuarios en los mercados globales y el rol de los organismos internacionales, estuvo la embajadora Nora Capello, Directora en la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, quien ponderó el papel del IICA en distintos proyectos de cooperación que la Argentina ha llevado adelante con países de Centroamérica y el Caribe.
Seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental
En su exposición Otero destacó la importancia de la agricultura argentina, subrayó que el país no es apenas un exportador de materias primas, destacó la interacción profunda entre su sector agropecuario y la ciencia, la tecnología y la innovación, sus capacidades empresariales, e hizo hincapié también en que la agricultura en América Latina representa casi el 10% del Producto Interno Bruto (PIB), genera el 22% de los empleos y aporta el 18% del total del comercio internacional agropecuario.
“Somos una región muy fuerte y tenemos que creer más en nosotros mismos. Yo digo que debemos mejorar nuestra autoestima porque el sector es estratégico en términos de presente y del mundo que se viene”, afirmó.
El Director General del IICA subrayó, en ese sentido, que la región es no solo garante de la seguridad alimentaria sino también de la sostenibilidad ambiental del planeta, debido a que alberga gran parte de los recursos hídricos y los bosques tropicales.
La exposición de Otero también señaló la necesidad de apuntalar una nueva narrativa que refleje la realidad de la agricultura como actor estratégico para el desarrollo de las economías nacionales y la inclusión social, en un mundo que hoy es predominantemente urbano y que tiene una enorme necesidad de fortalecer y favorecer el bienestar de las comunidades en las zonas rurales.
“En la región hay 17 millones y medio de agricultores familiares que deben quedar en las zonas rurales para ser el tejido social que le dé vida a la ruralidad”, afirmó.
“Hoy el agro ya no solo piensa en la abundancia, sino también en la calidad de los alimentos. Hay otro tema que es la transición energética, ya que el campo hoy hace grandes contribuciones a la nueva matriz de energías renovables. Y esto se da en el marco de una nueva frontera del conocimiento. Hay una revolución sin precedentes en lo tecnológico, que está creando la agricultura 4.0. En ese sentido, debemos defender los sistemas nacionales de investigación, con participación del sector privado, si queremos seguir siendo actores fundamentales en el mundo”, añadió.
El Director General del IICA se refirió además, al rol positivo que la agricultura puede jugar ante la crisis ambiental, ya que es el único sector de la economía que, al tiempo que produce, está en condiciones de hacer una contribución a la mitigación del cambio climático, actuando como un sumidero de carbono. “Además de la huella de carbono del proceso productivo –advirtió- hay que considerar un balance de carbono, que contemple la absorción en los suelos”.
Otero, finalmente, advirtió que el mundo demanda una agricultura intensiva en conocimientos, con rostro humano: “Los próximos 25 años van a ser decisivos, ya que se vienen cambios fundamentales. Necesitamos instituciones fuertes y tener esperanza en el futuro de la agricultura como instrumento al servicio de la paz y del desarrollo sostenible, generadora de empleos y bienestar, constructora de puentes entre las zonas rurales y las ciudades, en el marco de una transformación que ya está en marcha”.
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