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Colombia muestra el potencial de la ciencia y la tecnología para agregar valor a agricultura

Feria Int
La feria, que fue virtual e interactiva, contó con conferencias de expositores de prestigio internacional, ruedas de negocios, stands comerciales, subastas de productos y actos culturales.

Bogotá, 27 de septiembre de 2021 (IICA) - El vital aporte de la ciencia y la tecnología para la generación de valor agregado en la producción agropecuaria fue el eje de la primera Feria Internacional de Innovación de modo virtual para productores del campo, que se realizó en Colombia.

El evento fue organizado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia, conjuntamente con los actores del Sistema Nacional de Innovación Agropecuaria.

Su agenda académica abordó temas como agricultura digital; producción sostenible; bioeconomía y su impacto socioeconómico en Colombia; la biodiversidad como fuente de fitomedicamentos y biotecnología, entre otros.

Participaron de la presentación de la Feria Internacional de Innovación Agropecuaria “El Campo Avanza” el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia, Rodolfo Zea Navarro; el Director de Innovación, Desarrollo Tecnológico y Protección Sanitaria, Ángelo Quintero Palacio; la Coordinadora de Competitividad de la Consejería Presidencial para la Competitividad y la Gestión Pública, Paula Andrea Escobar García; El Director General de la Alianza Biodiversity-CIAT, Juan Lucas Restrepo y el Director General del Instituto Interamericano para la Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero.

Al término del acto de inauguración hubo una conferencia a cargo de Michael Kremer, académico que ha realizado reconocidas investigaciones acerca del valor de la agricultura digital como una herramienta para mejorar la situación de las comunidades rurales. Kremer, Nobel de Economía 2019 y profesor de la Universidad de Chicago, es Embajador Buena Voluntad del IICA.

La feria, que fue virtual e interactiva, contó con conferencias de expositores de prestigio internacional, ruedas de negocios, stands comerciales, subastas de productos y actos culturales. Hubo recorridos virtuales por cinco pabellones con las temáticas Innovación para el bienestar, Bioeconomía, Tecnología e innovación agropecuaria, Producción Sostenible y Alianzas para la Innovación. Participaron 120 organizaciones nacionales e internacionales, 26 universidades del mundo y 80 empresas. Estuvieron representados 17 países.

 “Estamos convencidos de que el futuro de la producción de alimentos está en la tecnología, la investigación y la ciencia. Sólo con ellas vamos a mejorar en productividad y a hacer más sostenibles la actividad agropecuaria, la piscicultura y la pesca, que son de vital importancia para la humanidad”, dijo Zea Navarro.

El ministro afirmó que la producción agrícola es la base de la seguridad alimentaria y que el aporte de la ciencia y la tecnología resultan claves para garantizarlas de una manera amigable con el ambiente.

“Más que propender a aumentar en áreas de producción, queremos aumentar en productividad y eso se logra con ciencia”, agregó.

Zea Navarro planteó el objetivo de establecer políticas públicas tendientes a que “nuestros campesinos sean empresarios y emprendedores, para de esa manera cerrar las brechas de inequidad, a través de la investigación y la apropiación de tecnologías de punta”.

Por su lado, Ángelo Quintero Palacio, abogó por utilizar la investigación aplicada y la transferencia de conocimientos para mejorar la rentabilidad de los agricultores y mejorar su calidad de vida.

“El gran reto que tenemos por delante en todos los rincones de nuestro territorio nacional es lograr una agricultura climáticamente inteligente, baja en carbono y que proteja las fuentes de agua, que nos permita garantizar la soberanía alimentaria para nosotros y para el mundo”, señaló.

Juan Lucas Restrepo subrayó que Colombia, por su potencial agrícola, puede tener un rol fundamental para alimentar a la humanidad.

“Sin embargo –advirtió- estamos muy lejos de lograr la productividad que requerimos para llegar a ser esa despensa del mundo que podemos ser. El sector agropecuario debe seguir trabajando para incorporar bienes públicos, fundamentalmente infraestructura y ciencia e innovación. No puede ser que, ya antes de la pandemia, teníamos 5 millones y medio de colombianos subalimentados. Hace falta voluntad política para brindar a todos acceso a comidas más saludables y accesibles y atacar la pobreza extrema”.

En su disertación, Michael Kremer se refirió al potencial de las tecnologías de la información para el desarrollo del sector agropecuario en América Latina.

El economista explicó que tecnologías de bajo costo podrían mejorar sensiblemente la productividad y la calidad de vida de la gran cantidad de pobladores rurales de América Latina y el Caribe que viven en fincas pequeñas y de baja productividad.

“El problema es que la adopción es muy baja. La extensión agrícola digital tiene un gran potencial, pero existen muchas barreras”, dijo Kremer, quien hizo foco en la gran oportunidad que representan los teléfonos inteligentes, cuyo uso se está extendiendo en los países de bajos ingresos.

“Los teléfonos inteligentes –agregó- brindan la posibilidad de aportar información de forma oportuna y a bajo costo, a través de mensajes de voz y de texto. A medida que se vuelven más disponibles se abren oportunidades para que los agricultores desarrollen formas de comunicación más avanzadas que los beneficien”.

Finalmente, Manuel Otero advirtió que el mundo está ante una encrucijada, marcada por un universo de más de 800 millones de personas con hambre, 2.000 millones de personas con problemas de sobrepeso y una creciente clase media que exige inocuidad, trazabilidad y más información sobre los alimentos que consume.

“Es una ecuación cada vez más compleja, agravada por la pandemia, que exacerbó los graves problemas de pobreza, inseguridad y el flagelo de las enfermedades no transmisibles” sostuvo.

El Director General del IICA afirmó que, en este contexto, juega un papel central la irrupción de tecnologías disruptivas, que generan una nueva frontera de conocimientos e impactan también sobre la agricultura.

“Hay una nueva agricultura asomando –afirmó- que será cada vez más intensiva en conocimientos y que debe tender puentes entre el mundo rural y el urbano, la producción y el consumo, para establecer una alianza indestructible con el ambiente e incursionar en nuevas cadenas de valor”.

 

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