Consejo de las Américas y el IICA: mejorar la situación de las comunidades rurales es imprescindible para alcanzar la sostenibilidad de la producción de alimentos
Washington, 6 de agosto de 2021 (IICA) – Asegurar la sostenibilidad de los sistemas agroalimentarios requiere construir un marco de bienestar para los agricultores y las comunidades rurales, coincidieron ministros de Agricultura latinoamericanos y caribeños y altos ejecutivos de compañías globales en un panel de alto nivel reunido por el Consejo de las Américas y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El panel fue abierto con una presentación del laureado científico Rattan Lal, considerado la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo, y tuvo la participación del ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Luis Basterra; el ministro de Agricultura de Guyana, Zulfikar Mustapha; la CEO de Pepsico Latinoamérica, Paula Santilli; el Gerente Global de Sustentabilidad y Administración de Negocios de Bayer, Klaus Kunz; y el Director de Asuntos Gubernamentales Globales de Walmart, Christian Gómez.
La presentación y el cierre estuvieron a cargo de Eric Farnsworth, vicepresidente de The Americas Society/Consejo de las Américas (AS/COA), y Manuel Otero, Director General del IICA. Steve Liston, Director Senior del Consejo de las Américas, ofició de moderador.
El panel se reunió como parte de una serie de mesas redondas organizadas para discutir el futuro de la forma en que se producen y consumen alimentos y la situación de las comunidades rurales en las Américas.
Los debates se dan en el contexto de la preparación para la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021, convocada por las Naciones Unidas. Durante los dos primeros encuentros se habían discutido los beneficios del comercio internacional para quienes habitan en el campo y de qué manera puede aprovecharse la revolución digital para favorecer una mejor calidad de vida de los agricultores.
“Sistemas alimentarios sostenibles son aquellos que aseguran seguridad alimentaria y nutricional para todos en una forma que no comprometa el sostén económico, social y ambiental de las futuras generaciones”, explicó el profesor Lal, quien se vinculó al IICA en 2020 para el lanzamiento de la iniciativa “Suelos Vivos de las Américas”, cuyo objetivo es articular esfuerzos públicos y privados en el combate a la degradación de los suelos.
El científico sostuvo que los actuales sistemas agroalimentarios no han puesto fin al hambre y la malnutrición, no proporcionaron una dieta sana con alimentos seguros para toda la humanidad y han degradado los suelos, contaminado las aguas, agravado el calentamiento global y disminuido la biodiversidad.
“Hay 3.000 millones de personas que no se pueden permitir una dieta saludable. Y 690 millones con problemas crónicos de malnutrición, cifra que debido a la pandemia ha aumentado en entre 83 y 132 millones. El sistema ha de cambiar”, afirmó Lal.
El experto, que dirige el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC) en la Universidad Estatal de Ohio, detalló el impacto de la pandemia en el agravamiento de las desigualdades y el incremento de la pobreza.
En ese sentido, explicó que la transformación de los sistemas agroalimentarios debe basarse en la identificación y la implementación de las políticas, las innovaciones y las instituciones necesarias para aliviar los impactos negativos de la agricultura, que a su vez debe ser resiliente ante fenómenos como las pandemias y los eventos climáticos extremos.
Lal reclamó que el foco sea colocado en lograr la producción de alimentos saludables, con emisiones negativas de gases de efecto invernadero, y también puso el acento en la necesidad de fijar impuestos a la producción de alimentos no saludables y de avanzar con los sistemas de etiquetado que favorezcan buenos hábitos de parte de los consumidores.
El ministro argentino Luis Basterra consideró que en la discusión global en curso sobre el futuro de los sistemas alimentarios “está en debate el futuro del género humano en el contexto de un mundo que está sintiendo los efectos del desarrollo. No es un proceso reciente, sino que se inició con la era industrial”.
“Un país como Argentina –agregó- tomó con mucha firmeza el concepto de sostenibilidad. Hay un compromiso, que incluye a los sectores privado y público, de encontrar las mejores formas de producir y de preservar los ecosistemas. Podemos decir con orgullo que gran parte del suelo se cultiva bajo el sistema de siembra directa, con lo que se captura parte del carbono perdido con prácticas que en otras épocas lo consumían”.
Basterra también alertó sobre la necesidad de discutir la implementación de un pago por servicios ecosistémicos como una vía para favorecer la conservación ambiental. “América –dijo- es poseedora de una gran biodiversidad y de ambientes que favorecen el secuestro de carbono. Debe haber una transición justa y equilibrada para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), imprescindibles para la supervivencia de la especie”.
El ministro argentino destacó, además, la articulación entre gobiernos de todas las Américas para llevar una posición convergente a la Cumbre de Sistemas Alimentarios y agradeció el rol jugado para ese fin por el IICA, en la búsqueda de consensos.
El ministro guyanés Mustapha se refirió a la necesidad de empoderar a los pequeños agricultores y a las comunidades rurales a través de la construcción de infraestructura, de la transferencia de tecnología y de políticas que aseguren una retribución justa para su trabajo.
“Debemos mejorar las condiciones para quienes son los verdaderos generadores de riqueza, los productores de alimentos”, dijo Mustapha, quien también abogó por el establecimiento de infraestructura que permita el procesamiento de los cultivos en las zonas rurales, de manera que se facilite el agregado de valor que aumente la rentabilidad de las comunidades.
Mustapha también habló de la vulnerabilidad de los países del Caribe ante el cambio climático: “En Guyana hemos sufrido dramáticas inundaciones; este año se produjo la erupción del volcán en San Vicente y las Granadinas y todos los países están alertas ante huracanes cada vez más fuertes. Somos países y economías pequeñas, que estamos sufriendo fuertes daños tanto en nuestros cultivos como en la ganadería. Recientemente hemos dado ayuda social a 52.000 pequeños agricultores, que son los más afectados”.
Paula Santilli, de Pepsico Latinoamérica, expresó que la agricultura es esencial para la sostenibilidad de su operación. "Somos un inmenso negocio agroindustrial y necesitamos a la agricultura. Sabemos que sin agricultores no hay negocio. Por eso estamos muy cerca de los productores, pequeños o grandes, y trabajamos para que todos nuestros cultivos –maíz, azúcar, patata- sean 100% sostenibles. Necesitamos ayuda para alcanzar este objetivo, algo importante que estamos haciendo es difundir nuevas prácticas de agricultura regenerativa. Significa añadir componentes biológicos y utilizar la tecnología para cuidar el suelo”, manifestó la ejecutiva.
Para Eric Farnsworth, es clave que los agricultores y las comunidades rurales participen en el debate sobre la transformación de los sistemas agroalimentarios: “No sólo porque son los más afectados –explicó- sino también por su conocimiento sobre cuidado de los suelos, preservación de los recursos y adaptación al cambio climático, que son elementos clave para la sostenibilidad de la producción agrícola”.
Manuel Otero, quien recientemente participó en Roma en la Pre-Cumbre de Sistemas Alimentarios, destacó el proceso de diálogo que tuvo lugar durante ese encuentro global, aunque señaló que también quedaron expuestas visiones diferentes.
“Defendemos que la agricultura es la vida y el futuro de nuestro continente. Aunque hay que hacer cambios, de ninguna manera es un sistema fallido. Sin productores agrícolas es difícil pensar en la transformación”, explicó.
El Director General del IICA enfatizó que agricultura y sostenibilidad son hoy inseparables. Señaló, además, que hay una dimensión ambiental de la sostenibilidad, “pero también económica y un rostro humano”.
“Hay 16,5 millones de agricultores familiares –cerró- que no reciben precios acordes por lo que producen. La falta de rentabilidad genera pobreza y migraciones desordenadas a los centros urbanos. Es imprescindible que nuestras zonas rurales sean espacios de progreso y oportunidades”.
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