Ir Arriba

Destacan potencial de la bioeconomía circular para transformar y hacer más sostenibles los sistemas alimentarios

En la sesión se discutió un marco conceptual y de aplicación práctica en torno a la bioeconomía circular en América, Europa y México
En la sesión se discutió un marco conceptual y de aplicación práctica en torno a la bioeconomía circular en América, Europa y México

Ciudad de México, 24 marzo, 2021 (IICA). La bioeconomía circular tiene el potencial de coadyuvar a transformar los sistemas alimentarios, garantizar la seguridad alimentaria y proteger y preservar los recursos naturales en un escenario global de cambio climático y post COVID-19, de acuerdo con especialistas del Primer Congreso Internacional de Bioeconomía Circular, Retos y Oportunidades 2021.

Este encuentro virtual, que se desarrolla en su primera fase, tendrá una duración de tres días (23 al 25 de marzo) y es organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (CANACINTRA) de México, la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH), la Agencia Espacial Mexicana (AEM) y la red a Red de Gestión de la Innovación en el Sector Agroalimentario (INNOVAGRO).

En la inauguración del congreso participaron Arturo Puente González, director en Jefe de la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA, en representación del Secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de México, Víctor Villalobos Arámbula); Salvador Ayala Landeros, director general de la AEM; Sergio Solís Ramírez, rector de la UACH y Enoch Castellanos Férez, presidente nacional de la CANACINTRA, así como Diego Montenegro, representante del IICA en México.

En la sesión se discutió un marco conceptual y de aplicación práctica en torno a la bioeconomía circular en América, Europa y México. Walter Elbersen, científico de la Universidad de Wageningen y Ria Hulsman, gerente regional de América Latina y el Caribe de ese centro de estudios, destacaron que ante el cambio en el uso de la tierra y la pérdida de nutrientes en los suelos y de biodiversidad, la bioeconomía circular es fundamental para mejorar la producción.

“Una economía basada en el uso de una bioeconomía circular debe analizar las cadenas de producción, rediseñar sus procesos productivos, adoptar sistemas agroecológicos de manera inteligente y mantener la funcionalidad de la biomasa”, dijo Elbersen.

“Se requiere promover los principales elementos conceptuales y de aplicación práctica en torno a la bioeconomía circular y coadyuvar con ello al diseño de una estrategia nacional que atienda los principales retos y oportunidades nacionales para la seguridad alimentaria, la reactivación socioeconómica y la adaptación al cambio climático”, explicó Diego Montenegro, del IICA.

Hugo Chavarría, gerente del programa de Bioeconomía y Desarrollo Productivo del Instituto, destacó la necesidad de mejorar los sistemas de producción alimentarios, pues son motor para impulsar la transformación y promover mayor competitividad, sostenibilidad e inclusión.

“El IICA puede apoyar la construcción de estrategias y hojas de ruta de aprovechamiento de las ventajas de la bioeconomía, que atiendan los principales retos y oportunidades para la seguridad alimentaria, la reactivación socioeconómica, la adaptación al cambio climático y mejorar el bienestar y la calidad de vida de sus pueblos”, expresó.

En la inauguración del congreso se destacó la importancia de los cambios en la normatividad de los países para avanzar en la aplicación de la bioeconomía circular en los procesos de producción y financiamiento relacionados.

Carlos Ricardo Menéndez, especialista en economía y agronegocios del IICA en México, mencionó que varios países latinoamericanos como Costa Rica, Uruguay, Argentina y Colombia han iniciado el proceso de diseño de sus estrategias nacionales de bioeconomía.

Leo Lobato, presidente de Karma Verde Fresh, destacó la agricultura vertical como alternativa ante la vulnerabilidad de los sistemas de producción alimentarios, presionados por el crecimiento de la población y el estrés hídrico.

Expresó que la agricultura vertical promueve el desarrollo bajo en carbono al cultivarse localmente, plantea el uso de zonas rurales, urbanas y periurbanas como nuevos centros agrícolas y de producción local, promueve la conservación del agua y la generación de empleos y refuerza la seguridad alimentaria.

Más información:
Carlos Ricardo Menéndez, especialista en economía y agronegocios del IICA en México.
carlos.menendez@iica.int