Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

Agricultura Inclusión Mujeres

Karen González Campinez, incansable promotora panameña de los valores de la tierra, es reconocida por el IICA como Líder de la Ruralidad de las Américas

Agricultura Inclusión Mujeres

Karen González Campinez, incansable promotora panameña de los valores de la tierra, es reconocida por el IICA como Líder de la Ruralidad de las Américas

Tiempo de lectura: 3 mins.
Innovadora y comprometida con la agricultura del futuro, González utiliza herramientas tecnológicas como drones para optimizar el manejo de sus cultivos y reducir el impacto ambiental en la producción arrocera.

San José, 23 de mayo 2025 (IICA) – Karen González Campinez, productora panameña de arroz, creativa promotora de los valores de la tierra y difusora de la innovación tecnológica, fue distinguida por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) como Líder de la Ruralidad de las Américas. 

La multifacética trayectoria de Karen arrancó cuando tenía apenas trece años y participó de un concurso regional junto a otros trescientos jóvenes de América Latina. Tenía que preparar un artículo sobre el medio ambiente y con el paso de los años esa actividad se fue conectando de manera fluida con sus pasiones artísticas. 

Y así fue que, cuando cumplió dieciocho años de edad, pudo crear su propia organización, Zona Verde, de la que formaban parte sus compañeros de los estudios de danza y teatro. En aquellos tiempos sin «presupuesto para hacer cosas grandes», los miembros de Zona Verde «nos concentrábamos en cosas pequeñas, como quitar basura de la naturaleza o limpiar playas, así comenzamos». 

Durante aquellas actividades, aprendió también que, en el caso de los jóvenes, tenía que compartir la atención con los cada vez más sofisticados teléfonos celulares (luego inteligentes). El solo hecho de reunir a sus alumnos y alumnas en un salón y brindarles un seminario sobre la protección del medio ambiente «no alcanzaba, pero con las obras de teatro y con la danza noté que conseguía mejores resultados».  

«Eso fue hace veinte años», relata la emprendedora centroamericana antes de apuntar a las nuevas tecnologías que distraen a jóvenes y no tanto, en particular las redes sociales. «Todo el mundo anda a mil, o a un millón» y casi nadie «tiene ya la paciencia de sentarse a escuchar una conferencia, aunque estén hablando de algo interesante». 

Sin embargo, hay esperanzas, ya que «a los chicos y a las chicas les gusta actuar, aprenderse sus líneas, tratar de ser el mejor o la mejor intérprete». 

Cuando ya tenía recorrido un largo tramo de su camino artístico, Karen reconectó con la tierra. «Nací en una ciudad, pero crecí en una zona rural -cuenta González-, aprendiendo a amar la naturaleza», escuchando «por las tardes las historias que me contaba mi abuelo y que me enamoraron para siempre» del campo. Ya en aquella época, relata, «me dije que parte de mi vida iba a ser cuidar esto, la tierra donde crecí». Además, agregó, «también me gusta producir», algo que aprendió de su padre, que era ganadero. «Veía lo bonito que es esto de que la tierra te brinde sus frutos, pero tratando de no dañarla».  

Impulsada por la oportunidad de un beneficioso programa de financiación para la producción agrícola, González empezó a cultivar arroz, pero manteniéndose fiel a sus convicciones. En la actualidad, cuenta con cien hectáreas donde produce arroz con riego y otras doscientas donde crece en secano. 

«Empecé a investigar qué marcas eran amigables con el ambiente”. Durante ese proceso, sigue Karen, «me cayó del cielo el fantástico programa NAMA, del IICA, que nos enseñó precisamente a producir con menos emisión de gases de efecto invernadero y menos carga agroquímica».  

En cuanto al arroz, la elección es casi obvia en un país donde ese cereal es prácticamente la comida nacional. Y, además de cultivarlo, González lo impulsa y defiende desde su puesto como presidenta de la Asociación Nacional de Productoras y Pioneras en Arroz Bajo en Carbono (ANPPAC), que nació bajo el auspicio del programa NAMA. Hablando con un periódico panameño, Karen explicó que las productoras «no solo queríamos organizarnos, sino también aprovechar las oportunidades internacionales que apoyan la participación de la mujer en la agricultura». 

Junto a sus objetivos de producción y comercialización, las integrantes de la ANPPAC buscan consolidar el significado de este arroz, un alimento fundamental a través de todo el planeta, cultivado y cosechado por mujeres. Uno de los proyectos para remarcar ese simbolismo prevé que el arroz se empaque en bolsas color rosa, con un código de respuesta rápida, o QR, que sirva para que los consumidores puedan escanear y acceder a información sobre «quién lo produjo, de dónde vino, sobre el esfuerzo y los procedimientos que se pusieron en marcha para que sea saludable». 

«Creamos la ANPPAC» porque aquí tenemos muchas asociaciones de caballeros», destaca González enfatizando la «u». En Panamá no había ningún grupo de mujeres productoras, «a pesar de que las damas siempre hemos producido» en el campo, señaló. Las mujeres de la asociación, continuó, «decidimos que era hora de que se supiera que nosotras también lo hacemos, y que no solamente producimos sino que también somos las que cuidan los hogares, las que velamos por las familias, por la salud de nuestros hijos». 

El arroz «rosa» de Panamá ya está tomando forma y alistándose para romper barreras, se hicieron varias presentaciones y «a todo el mundo le pareció fantástico», se entusiasma Karen, quien comparó dos de sus escenarios personales, la defensa del medio ambiente y el mundo rural, y afirmó que, en el primero, existe una igualdad entre hombre y mujer de hecho. En cambio, en la industria de la agricultura, todavía existen las diferencias. 

Por ejemplo, el cultivo del arroz, indicó, «siempre fue una actividad de tradición masculina», un espacio donde, aseguró, a veces no fue bien recibida y hasta se le sugirió que «vuelva a la casa a jugar con las muñecas». Algunos productores varones, reveló, «no toman muy en cuenta» las opiniones de sus colegas femeninas, «pero nosotras las damos igual porque no tenemos miedo». De hecho, resalta González, las productoras panameñas le ganaron a los varones una «batalla» importante: «estamos en los medios más que ellos, y les tocó tener que aceptarnos». 

Karen González Campinez combina tradición y tecnología en sus labores agrícolas. Desde su finca en Panamá, promueve una producción de arroz sostenible y baja en carbono.

Drones vs. tractores

Mirando hacia el futuro, Karen -que es ingeniera industrial- cuenta que muchos de sus objetivos pasan por sumar más tecnología a su tierra, aplicar las últimas innovaciones en temas de riego, por ejemplo, o ampliar el uso de drones, porque esos aparatos aéreos no tripulados pueden ser «más efectivos en el campo que un tractor, que va a ir pasando por los cultivos pisando el arroz y haciéndote perder muchas plantitas». 

«Todo lo que sea avanzar en el tema de producir mejor y ser más eficientes, lo estamos aplicando», promete González, desde estudios de suelo al aprovechamiento de los satélites que -también a través de un programa del IICA- permite a los productores recibir informes periódicos sobre la presencia de posibles plagas. 

Además, «me gustaría mucho poder mejorar las semillas -sigue Karen-, porque necesitamos variedades que tengan más potencial de producción y sean más resistentes a las enfermedades tropicales, en un país absolutamente tropical donde llueve muchísimo y se generan hongos y humedad». 

¿En algún momento descansa esta productora inquieta? «Cuando regreso a casa, estresada, aunque sean las 11 de la noche, me pongo a bailar», cuenta Karen, que es también bailarina profesional. Además, «me gusta mucho seguir estudiando» y poder combinar el trabajo con la vida personal, que incluye un esposo ingeniero agrónomo («y que sabe mucho de arroz»), una hermana y su madre que viven en su casa y «aunque todavía no tengo hijos, dos sobrinitos a los que estoy guiando en esta vida de aprendizajes».  

«Todos los límites están en la cabeza, no hay límites si uno quiere aprender, y eso vale tanto para varones como para mujeres», dice esta productora panameña. «Lo más importante es concretar los sueños, porque soñar es bueno, pero hay que hacerlos realidad», dice Karen, que se despidió asegurando que el campo es el lugar donde se siente más feliz, «viendo cómo la tierra me regresa todo el amor que le doy». 

Cuando se entiende el proceso natural, «eso te genera paz, tranquilidad y felicidad», en especial porque «no todo es dinero, aunque sea importante»: si se trabaja la tierra «con amor y entrega, siempre se va a generar un beneficio, una rentabilidad, y una gran satisfacción» personal, completó.

Karen -que es ingeniera industrial- cuenta que muchos de sus objetivos pasan por sumar más tecnología a su tierra, aplicar las últimas innovaciones en temas de riego, y ampliar el uso de drones.

Más información:
Gerencia de Comunicación Institucional
comunicacion.institucional@iica.int

Galería de Fotos

Compartir

Noticias relacionadas

mayo 22, 2025

El IICA lanza en Guatemala ciclo de diálogos para abordar los principales desafíos agroalimentarios del país

La Representación del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Guatemala ha iniciado un ciclo de diálogos concebido como un espacio de articulación y reflexión sobre los desafíos vinculados al desarrollo agrícola, la seguridad alimentaria, la transformación de los sistemas agroalimentarios y la formulación de políticas públicas adaptativas del país.

Tiempo de lectura: 3mins

Estambul, Turquía

mayo 22, 2025

La Federación Internacional de Semillas y el IICA se unen para promover el uso de la ciencia y la tecnología como herramientas centrales para la productividad y la seguridad alimentaria

Ambas entidades se comprometieron a acelerar la adopción de biotecnologías modernas, herramientas de edición génica y el uso de plataformas digitales para la trazabilidad y certificación de semillas. Se trata de una apuesta decidida por la ciencia, la tecnología y la integración de políticas públicas con visión de futuro.

Tiempo de lectura: 3mins

Madrid, España

mayo 22, 2025

IICA becará a cuatro estudiantes latinoamericanos para estudiar un máster en Transformación Digital en España 

Por quinto año consecutivo, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), otorgará becas de matrículas para que jóvenes latinoamericanos de hasta 30 años, cursen el máster en Transformación Digital del sector Agroalimentario y Forestal, Digital Agri, de la Universidad de Córdoba (UCO), en España.   

Tiempo de lectura: 3mins