
San José, 3 de septiembre, 2025 (IICA). La bioeconomía es un motor de desarrollo sostenible que integra innovación, conocimiento científico y uso responsable de los recursos biológicos; y para Costa Rica, así como para el resto de América Latina y el Caribe (ALC), representa una vía estratégica para generar empleo, dinamizar las economías rurales, impulsar la inclusión social y posicionarse como región líder en sostenibilidad y transformación productiva.
En esto coincidieron expertos reunidos en el evento Biohélice 2025: Biotecnología y Bioeconomía en Costa Rica, organizado por la Universidad Nacional (UNA), la Asociación costarricense de miembros de la industria de biotecnología, ciencias de la vida y dispositivos médicos (CRBiomed) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El encuentro de dos días, efectuado en la sede central del IICA, en San José, convocó a más de 130 participantes provenientes del sector público y la academia, científicos, bioemprendedores e inversionistas comprometidos con el desarrollo sostenible de Costa Rica, con el objetivo de fortalecer la convergencia entre ciencia, tecnología y desarrollo sostenible.
Fue inaugurado por el Rector de la UNA, Jorge Herrera; el Director General del IICA, Manuel Otero; el presidente de CRBiomed, Álvaro Peralta; y la Directora General de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), Marianela Urgellés.
“La innovación y la bioeconomía hoy marcan la ruta del desarrollo sostenible para las naciones. La bioeconomía representa para Costa Rica una oportunidad histórica de desarrollo socioeconómico”, aseguró Herrera.
“Nuestro país es ya reconocido mundialmente por su riqueza natural y por su tradición respecto al ambiente, y tiene todas las condiciones para consolidarse como un referente global en esta materia”, agregó.
Otero, a su vez, reafirmó el compromiso del IICA con la bioeconomía como eje estratégico para transformar la agricultura y revitalizar los territorios rurales, y resaltó que este modelo permite generar empleo, valor ambiental y nuevas cadenas productivas, convirtiendo al campo en un espacio de innovación y oportunidades.
“La bioeconomía es un puente entre la producción y el ambiente; debemos dejar de verla como una amenaza y empezar a verla como una fuente de enormes oportunidades. La defendemos y aspiramos a que el IICA sea el gran referente de la bioeconomía a nivel latinoamericano, promoviendo alianzas público-privadas y capacidades técnicas en toda la región”, explicó el Director General del Instituto.
Álvaro Peralta ponderó la importancia de conectar ciencia y mercado mediante la articulación entre la academia, la industria y la política pública. Coincidió también en que Costa Rica tiene la capacidad de convertirse en una potencia en bioeconomía, gracias a su diferenciación y talento.
“El país tiene la oportunidad de convertirse en una potencia de investigación, desarrollo e innovación en bioeconomía, y no es un sueño, es totalmente tangible. Es posible llevar la ciencia del laboratorio al mercado, convertir propiedad intelectual en negocios y construir un ecosistema de innovación potente”, mencionó el presidente de CRBiomed.
Marianela Urgellés, de CINDE, hizo hincapié en lo trascendental de la colaboración entre sectores para impulsar la bioinnovación como motor de desarrollo sostenible y competitivo; además celebró la realización de eventos como Biohélice, que se convierten en una plataforma que articula actores clave del ecosistema.
“Biohélice y sus sinergias impulsan al ecosistema a moverse hacia adelante con dinamismo y visión compartida. Costa Rica tiene la capacidad, el talento y la visión para liderar el camino hacia una bioeconomía sostenible e inclusiva”, sentenció.
Agenda diversa y de alto nivel
El evento Biohélice 2025 se dividió en dos jornadas: Simbiosis y Biolíderes.
La primera tuvo como eje temático Convergencia de la bioeconomía y el liderazgo científico. Estuvo dedicada a promover la integración entre la ciencia, la tecnología y la sociedad, impulsando el escalamiento de soluciones innovadoras desde la academia. Buscó fortalecer la colaboración entre universidades, centros de investigación y actores estratégicos para posicionar el conocimiento como motor de la bioeconomía nacional.
La segunda se enfocó en la articulación multisectorial y la colaboración público-privada para escalar soluciones biotecnológicas de alto impacto. Fomentó el diálogo entre la ciencia, la industria y la inversión, trazando rutas concretas para convertir la innovación en desarrollo económico sostenible.
El encuentro incluyó una amplia variedad de actividades como conferencias, charlas, talleres y paneles que abordaron temas clave para el desarrollo de la bioeconomía. Se discutieron experiencias internacionales en ecosistemas de innovación, avances científicos en biocatálisis y biopolímeros, así como casos de éxito alrededor del mundo en diferentes sectores como los biocombustibles de aviación y cosmética.
Se presentaron, además, estrategias de comercialización de startups y herramientas de propiedad intelectual. Los paneles reunieron a expertos para analizar políticas públicas, oportunidades de inversión y rutas para una transformación productiva sostenible en Costa Rica.
En el marco de la reunión, la UNA y el IICA firmaron una alianza de cooperación técnica por los próximos cinco años, que tendrá como fin contribuir al desarrollo e impulso de la bioeconomía mediante actividades académicas, científicas, de docencia, investigación, extensión y movilidad humana en ALC.
Más información:
Celestina Brenes, especialista técnica del Programa Hemisférico de Innovación y Bioeconomía del IICA.
celestina.brenes@iica.int