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Países de las Américas avanzan en empoderamiento de mujeres rurales, pero el camino es largo y pleno de obstáculos, advierten ministras de Agricultura en foro convocado por el IICA

El IV Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias, espacio de reflexión de alto nivel convocado por el IICA se realizó en su sede central en Costa Rica. Contó también con importante participación presencial y virtual de lideresas rurales de distintos países de la región, autoridades nacionales y representantes de organismos internacionales.
El IV Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias, espacio de reflexión de alto nivel convocado por el IICA se realizó en su sede central en Costa Rica. Contó también con importante participación presencial y virtual de lideresas rurales de distintos países de la región, autoridades nacionales y representantes de organismos internacionales.

San José, 23 de agosto de 2023 (IICA) - Los países de las Américas han puesto en marcha políticas y programas tendientes a empoderar a las mujeres rurales, aunque todavía es largo el camino a recorrer para cerrar las brechas de género que obstaculizan su participación e inclusión en un verdadero marco de igualdad de condiciones.

Ese fue uno de los consensos alcanzados durante el IV Foro de Ministras, Viceministras y Altas Funcionarias, espacio de reflexión de alto nivel convocado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que contó también con importante participación presencial y virtual de lideresas rurales de distintos países de la región, autoridades nacionales y representantes de organismos internacionales.

El encuentro se desarrolló en la sede del IICA, en San José de Costa Rica y sirvió para visibilizar la tarea de las mujeres rurales a favor del desarrollo económico y el bienestar de sus comunidades y proponer políticas con perspectiva de género que reduzcan las desigualdades. Se trató de la cuarta edición de un foro de carácter permanente que es impulsado por el organismo hemisférico de desarrollo agropecuario y bienestar rural con el fin de promover el diálogo, la colaboración y la formulación de políticas que prioricen y fortalezcan el papel de las mujeres rurales en los sistemas agroalimentarios de las Américas.

La economía del cuidado como una de las brechas de género que marca una diferencia en el uso del tiempo entre mujeres y hombres fue el tema central de discusión, considerando que en todo el continente las mujeres rurales destinan más horas semanales al trabajo doméstico no remunerado en comparación tanto con los hombres que viven en el campo como con las mujeres de las ciudades.

En el panel sobre la economía de los cuidados en los sistemas agroalimentarios de las Américas participaron Nelly Paredes del Castillo, Ministra de Desarrollo Agrario y Riego del Perú; Jhenifer Mojica, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia; Laura Suazo, Secretaria de Estado de los Despachos de Agricultura y Ganadería de Honduras; Carla Barnett, Secretaria General de la Comunidad del Caribe (CARICOM);  Suzy McDonald, Viceministra Adjunta del Ministerio de Agricultura y Agroalimentación de Canadá; Fernanda Machiavelli, Secretaria Ejecutiva (Viceministra) del Ministerio de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar de Brasil y Nerissa Gittens, Secretaria Permanente del Ministerio de Agricultura, Silvicultura, Pesca, Transformación Rural, Industria y Trabajo de San Vicente y las Granadinas.

Todas las funcionarias reconocieron el trabajo del IICA en la promoción de los temas de género a nivel rural.

El Director General del IICA, Manuel Otero, estuvo a cargo de las palabras de apertura y cierre del encuentro, que tuvo como media-partners a las prestigiosas publicaciones Clarín Rural, de Argentina, y El Tiempo, de Bogotá.

“Existen 54 millones de mujeres rurales que realizan labores importantes en la producción de alimentos. Sin embargo, una de cada tres mujeres no tiene ingresos propios”, señaló la ministra peruana Paredes del Castillo, quien precisó que en su país las mujeres rurales trabajan 12 horas y media más por semana que los hombres y que el 62% de ese tiempo corresponde a tareas no remuneradas.

“La sobrecarga de actividades domésticas no remuneradas –afirmó- repercute en que hay menos tiempo disponible para realizar otras actividades y afecta a las mujeres en el ejercicio de sus derechos”, afirmó.

La ministra dijo que en Perú se inyectaron el año pasado “varios millones de soles para impulsar planes de negocios de mujeres rurales” y que este año se ha aprobado un presupuesto adicional.

Mojica reveló que, en Colombia, cuatro de cada diez mujeres rurales sufren pobreza extrema y que la carga de trabajo de cuidado no remunerado triplica la de los hombres. Además, informó que solo el 26% de las unidades productivas agrícolas están en cabeza de mujeres.

La ministra dijo que en Colombia se dictó una norma que reconoce la economía del cuidado: “Nos permite producir datos relacionados con el uso del tiempo en la economía del cuidado por parte de las mujeres rurales para tomar decisiones de política. Es muy importante”.

Laura Suazo, quien es la primera mujer a cargo del área de Agricultura en Honduras, consideró que las respuestas para reducir las brechas están en “crear más oportunidades, más educación y propiciar mejores salarios para las mujeres. También, en crear nosotras espacios donde se cuiden a los bebés o en los que se favorezca una mayor flexibilidad para las mujeres embarazadas y las  que están amamantando. Hacen falta  más programas y proyectos que nos ayuden a creer en nosotras mismas, en que tenemos capacidades y habilidades y que podemos ayudar a construir sociedades”.

Autonomía económica y productiva

Fernanda Macchiavelli contó que en Brasil existen líneas de microcrédito específicas para las mujeres, de manera que puedan desarrollar sus propios proyectos y alcanzar autonomía económica y productiva.

“Estamos implementando una política nacional para el tema del cuidado; es una agenda nueva que estamos trabajando para darle soporte a las mujeres. También estamos creando una agenda de juventud para las mujeres jóvenes del campo, que son las que más emigran a las ciudades; queremos arraigarlas con oportunidades que favorezcan sistemas agroalimentarios saludables, al mismo tiempo que buscamos promover que el trabajo del cuidado sea compartido entre hombres y mujeres”, precisó. 

Suzy MacDonald explicó que las mujeres juegan un papel central en el dinamismo de la actividad agropecuaria en su país. “Canadá –señaló- está comprometida a apoyar con recursos las iniciativas que fomenten el protagonismo de la mujer. Debemos asegurar que ellas tengan las herramientas que se requieren”. Apuntó, en ese sentido, que hay un programa para apoyar a los grupos menos representados en el agro, entre ellas mujeres jóvenes, y uno que facilita el acceso a capital de trabajo. 

Las mujeres producen más del 50% de los alimentos de San Vicente y las Granadinas, dijo la funcionaria del país caribeño, Nerisa Gittens, pero están subrepresentadas en los registros oficiales. “Las mujeres –afirmó- son en menor medida propietarias de los terrenos, tienen menos acceso a mercados y a estrategias de mercadeo y enfrentan una creciente demanda del cuidado de la niñez y de los adultos mayores”. 

También se abordaron, en distintos paneles, temas como “Los desafíos de las mujeres rurales”, “Acciones desde la cooperación internacional para el fomento de sistemas integrales de cuidados dirigidos a las mujeres rurales” y “Financiamiento de los cuidados para el crecimiento económico y el desarrollo humano en los sistemas agroalimentarios de las Américas”.

El Director General del IICA, Manuel Otero, subrayó que la ruralidad en la región “tiene una clara identidad machista y lo primero que tenemos que hacer es reconocerlo”. Por eso, añadió, es clave instalar en la agenda pública la información de que más de la mitad de los alimentos son producidos por las mujeres rurales, cuyas acciones son fundamentales para promover un desarrollo sostenible y equitativo en el campo.

“De una cosa estoy convencido –concluyó Otero- y es de que el futuro de la agricultura, de esa agricultura sostenible a la que todos aspiramos, tendrá sentido si promovemos la igualdad, la justicia social y si, a través de la mujer, podemos incorporar todas las oportunidades que nos ofrecen las nuevas tecnologías para producir alimentos de calidad más sanos, más abundantes y en armonía con la naturaleza”.

En el cierre, la Ministra de Desarrollo Agrario y Riego de Perú resumió: "así como dijo Manuel Otero que esta reunión nos pertenecía pues ahora nos pertenece el reto y el desafío de ver cómo trabajamos de manera conjunta para caminar juntamente a esa economía de cuidados de los sistemas agroalimentarios en las Américas".

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