Temperaturas cálidas, una temporada de ciclones activa en el Pacífico, un veranillo intenso y prolongado y lluvias irregulares son algunas condiciones que podrían presentarse en Centroamérica por influencia del fenómeno El Niño, situaciones por las que los países de la región deberían tomar acciones preventivas para proteger su productividad agrícola.
Temperaturas cálidas, una temporada de ciclones activa en el Pacífico, un veranillo intenso y prolongado y lluvias irregulares son algunas condiciones que podrían presentarse en Centroamérica por influencia del fenómeno El Niño, situaciones por las que los países de la región deberían tomar acciones preventivas para proteger su productividad agrícola.
Esta es la recomendación que emitieron especialistas en agricultura, meteorología e hidrología reunidos en Nicaragua, tras conocer las conclusiones del Foro Climático de América Central, en el cual se dio a conocer la perspectiva climática del periodo mayo a julio del 2015 para la región.
Los especialistas analizaron el impacto que la variabilidad climática tendría sobre la agricultura centroamericana y plantearon acciones de seguimiento para los países. Este diálogo fue coordinado por la Secretaría Ejecutiva del Consejo Agropecuario Centroamericano (SECAC), gestionada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
De acuerdo con el especialista del IICA, Manuel Jiménez, las situaciones previstas representan riesgos para la producción de granos básicos, caña de azúcar y ganadería en gran parte del Corredor Seco Centroamericano, donde prevalecerán condiciones de sequía.
Agregó que a causa de la irregularidad en las lluvias algunas actividades podrían tener condiciones favorables, pues las precipitaciones por encima de lo normal beneficiarían el crecimiento de los cultivos. Este es el caso de la siembra del maíz en la franja transversal norte y suroccidente de Guatemala.
Los especialistas también recomendaron monitorear los cultivos, usar semillas tolerantes a la sequía, diversificar la producción con cultivos menos sensibles a la escasez de lluvias y ajustar los calendarios de siembra para evitar ser sorprendidos por un falso inicio de las precipitaciones.
Además, aconsejan redoblar esfuerzos en la vigilancia fitosanitaria, el control de plagas y el uso de tecnologías para la agricultura de subsistencia, como la captura y el almacenamiento de agua de lluvia y el riego de pequeña escala.
De acuerdo con la consultora de SECAC, Nadia Chalabi, en ganadería es necesario tomar previsiones para la alimentación de los animales y el suministro de agua, así como reforzar la vigilancia sanitaria y sembrar pastos resistentes a las condiciones secas.
Como medida de largo plazo, agregó que es fundamental el desarrollo de sistemas agrosilvopastoriles y modelos de ganadería sostenible.
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