La certificación sanitaria electrónica ePhyto comenzó a ser utilizada por Argentina hace más de un año en sus intercambios comerciales de vegetales con Chile y hoy cubren la totalidad de las operaciones con ese país. Luego fue aplicada al comercio sectorial con Estados Unidos, Sri Lanka y Costa Rica.
Buenos Aires, 19 de agosto de 2021 (IICA) – Con un seminario virtual sobre certificación sanitaria electrónica se inició el programa de asistencia técnica de la Argentina y el Instituto Interamericano de Cooperación para Agricultura (IICA), diseñado para mejorar la capacidad productiva de los países del Caribe y fortalecer su seguridad alimentaria y nutricional.
Funcionarios, profesionales del sector público y representantes del sector privado de Argentina, Jamaica y Dominica participaron en la jornada, en la que se intercambiaron experiencias y se discutió cómo profundizar la implementación del ePhyto, versión del certificado sanitario electrónico en formato XML, que tiene la misma información que un documento en papel.
Se trata del primer capítulo del Programa de Cooperación Sur-Sur y Triangular establecido a través del Memorándum de Entendimiento firmado en abril último por el Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina, Felipe Solá, y el Director General del IICA, Manuel Otero.
El objetivo es compartir buenas prácticas agrícolas desarrolladas en Argentina –importante productor y exportador de alimentos- y detectar problemáticas en la que necesitan focalizarse los productores de los países caribeños, fuertemente dependientes de las importaciones alimentarias.
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (MAGyP) de Argentina identificó las áreas en las que el país sudamericano está en condiciones de compartir sus fortalezas con las naciones del Caribe, mientras que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) realizaron el diseño técnico del proyecto, junto a profesionales de la Representación del IICA en Argentina, de las distintas representaciones del Instituto en las naciones caribeñas y de la Coordinación de la Región Caribe.
Gustavo Martínez Pandiani, Director de América Central, Caribe y México de la Cancillería argentina, señaló que no es la primera vez que este país y el IICA unen esfuerzos en un programa de cooperación con las naciones del Caribe. “No hace mucho tiempo trabajamos juntos para fortalecer la producción de miel en Barbados, Dominica, Santa Lucía y San Cristóbal y Nieves, con un proyecto innovador que fue API-Caribe”, apuntó.
“Iniciamos este nuevo programa –agregó- con humildad. Lo hacemos para compartir nuestros aciertos pero también los desafíos que enfrentamos. Se trata de contar cómo venimos trabajando en Argentina con los logros y las dificultades”.
La certificación sanitaria electrónica ePhyto comenzó a ser utilizada por Argentina hace más de un año en sus intercambios comerciales de vegetales con Chile y hoy cubren la totalidad de las operaciones con ese país, precisó Carlos Paz, presidente de SENASA. Desde entonces se sumaron otros países como Estados Unidos, Sri Lanka y Costa Rica.
“Es una herramienta que genera beneficios en las operaciones comerciales, ya que permite una reducción de costos y de tiempos, además de que acelera la liberación de mercaderías en los puertos de destino. Esperamos que se extienda a otros países”, comentó Paz.
Por su lado, Santiago Bonifacio, Director de Cooperación y Negociaciones Bilaterales del MAGyP, hizo hincapié en las oportunidades que se abren con estas jornadas de capacitación e intercambio de generar prácticas innovadoras que fortalezcan la producción alimentaria de los países.
“Este proyecto profundiza la huella de la Cooperación Sur-Sur y Triangular. Estoy convencido de que, en medio de esta pandemia, necesitamos más solidaridad, más cercanía y más cooperación técnica. El IICA es una institución puente, cuya tarea es vincular países y actores”, afirmó, a su turno, Manuel Otero.
“La diferencia entre las agriculturas de Argentina y el Caribe es enorme y esto genera grandes oportunidades. Argentina tiene buenas prácticas. Puede y debe compartirlas con los países caribeños que a veces tienen problemas de inseguridad alimentaria y son extremadamente vulnerables ante el cambio climático”, añadió.
En ese sentido, el Representante del IICA en Surinam y Coordinador de la Región del Caribe del organismo, Curt Delice, advirtió que uno de los obstáculos más grandes que existe en la subregión para aumentar la producción y la exportación es la sanidad agropecuaria y la inocuidad de alimentos y señaló la necesidad de profundizar la Cooperación Sur-Sur.
El seminario se dividió en dos bloques. En el primero, técnicos de Argentina, Jamaica y Dominica contaron los avances que se han materializado en sus países en la implementación del ePhyto. En la segunda parte, representantes del sector privado hicieron un relato de sus propias experiencias con la certificación electrónica.
Rodrigo Abad, Inspector Certificante en SENASA, reveló que en Argentina ya se han emitido más de 31.000 certificaciones electrónicas por exportaciones e importaciones, lo cual es un número importante porque el país suele tener unos 150.000 certificados anuales en total. Actualmente, se están haciendo pruebas para sumar a Paraguay y Perú.
Damian Rowe, Inspector de Cuarentena Vegetal del ministerio de Industria, Comercio, Agricultura y Pesca de Jamaica, agradeció la tarea del IICA para ayudar a los países del Caribe en las temáticas de sanidad vegetal e inocuidad de los alimentos y señaló que su país ya utiliza el ePhyto en parte de sus transacciones alimentarias con Estados Unidos y que pretende avanzar hacia la totalidad. “Hemos aprendido que la certificación electrónica genera grandes beneficios”, dijo.
Nelson Laville, Director de Cuarentena y Protección Vegetal del Ministerio y Pesca de Dominica, señaló que su país exporta vegetales fundamentalmente a otras islas del Caribe, pero también a la Unión Europea y Estados Unidos. Agregó que las importaciones alimentarias de Dominica normalmente pasan por Estados y contó que, debido a las restricciones impuestas por la pandemia, la certificación electrónica fue implementada de manera rápida en 2020 y la experiencia fue exitosa. “Entendemos su relevancia no sólo a efectos de no usar papel, sino también como herramienta de gestión de riesgo”, afirmó.
María Marta Rebizo, de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina – Centro Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) y, aseguró que la experiencia con la certificación electrónica ha sido positiva y abogó porque sea adoptada por más países. “La herramienta ha funcionado muy bien. Ahorra tiempo y trámites”, sostuvo.
A su turno, la consultora en exportaciones jamaiquina Leecoy Coley, basada en Montego Bay, reveló que adoptó la certificación fitosanitaria electrónica en enero pasado y ha tenido excelentes resultados. “Sé que es difícil abordar cambios –dijo- y muy especialmente en el área de tecnología. Pero esta certificación trae muchos beneficios”.
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