Los sectores público y privado pueden definir propuestas que favorezcan a productores y consumidores, posicionando la producción colombiana en los mercados internacionales.
Colombia, 28 de agosto, 2012 (IICA). La agricultura orgánica en Colombia tiene oportunidades que pueden aprovechar grandes, medianos y pequeños productores, pero para lograrlo los sectores público y privado deberían concertar políticas con visión de mediano plazo.
Así lo explicó en esta localidad colombiana el experto del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Pedro Cussianovich, en una ponencia ante el IV Congreso de Desarrollo Rural Sustentable, que concluyó el pasado 15 de agosto y congregó a más de 700 personas.
Cussianovich –quien está a cargo del área de agricultura orgánica en el IICA y funge como Secretario Técnico de la Comisión Interamericana de Agricultura Orgánica–, aclaró que una agenda de políticas concertadas debería favorecer la inclusión social de productores y consumidores en la actividad mediante el desarrollo de mercados locales, así como del posicionamiento de los productos colombianos en los mercados internacionales.
A su juicio, Colombia posee como ventaja que el hecho de que cuenta ya con un largo camino recorrido en el tema.
Bajo el título “La producción orgánica: una opción económica y comercial para el desarrollo de Palmira”, Cussianovich abordó el tema desde una perspectiva de oportunidad de mercados frente a su situación actual, local y nacional.
Con el 23% de la tierras orgánicas certificadas en el mundo y el 17% de los productores orgánicos certificados (2010), América Latina está construyendo un nuevo escenario productivo y comercial de cara a la agricultura orgánica, del cual Colombia puede ser un gran beneficiado, explicó el especialista, quien ejerce sus tareas desde Costa Rica donde el IICA tiene su sede para el hemisferio.
Cussianovich fue enfático al señalar que el factor determinante será pensar y actuar en forma estratégica, ya que, hasta la fecha, el modelo de desarrollo seguido por la actividad orgánica en los países de la región, ha estado caracterizado más por acciones individuales que por acciones articuladas y convenidas.
El congreso efectuado en Palmira, comentó, permitió desarrollar mensajes claros para un territorio en particular, pero cuyas recomendaciones se hacen extensivas a un país que tiene en sus tierras la capacidad de responder a demandas de mercados emergentes y deficitarios, que ven en los productos orgánicos una nueva tendencia de consumo para garantizar una mejor salud y una mayor calidad de vida de sus pobladores.
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