El científico, considerado la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo, estableció -en una conferencia magistral para Paraguay-, una relación directa entre degradación ambiental, deterioro de las condiciones de vida y pobreza crónica.
Asunción, 21 de abril de 2021 (IICA). La degradación del suelo, la contaminación ambiental y el cambio climático llevan a muchas personas a la desesperación y constituyen una grave amenaza a la seguridad y a la estabilidad política globales. El aspecto crítico de la sostenibilidad ambiental, en consecuencia, es su dimensión humana y social.
Así lo afirmó el laureado científico Rattan Lal en una conferencia magistral para Paraguay organizada por la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) que atrajo el interés de más de 3.000 asistentes, entre ellos formuladores de políticas, investigadores, especialistas de instituciones públicas y privadas, docentes y estudiantes de universidades de Argentina, Brasil, Bolivia, Canadá, Colombia, Japón, Perú y Venezuela, conectados de forma virtual.
El científico, considerado la mayor autoridad mundial en ciencias del suelo, estableció una relación directa entre degradación ambiental, deterioro de las condiciones de vida y pobreza crónica. Y advirtió que, si no se abordan los temas humanos y sociales de la actividad agrícola, no hay sostenibilidad económica ni política posible.
“El desarrollo sostenible implica que las personas estén mejor desde un punto de vista ético y moral. La estabilidad política y la sostenibilidad ambiental van de la mano. Es por eso que debemos atender y cuidar nuestros recursos naturales”, afirmó el profesor de la Universidad Estatal de Ohio.
Lal fue co-ganador en 2007 del Nobel de la Paz y en 2020 recibió el Premio Mundial de la Alimentación. En diciembre pasado se unió al IICA en el lanzamiento de la iniciativa “Suelos Vivos de las Américas”, con el objetivo de articular esfuerzos públicos y privados en el combate a la degradación de los suelos, fenómeno que pone en riesgo la producción de alimentos y, por extensión, la seguridad alimentaria.
El profesor Lal hizo una exposición de fuerte contenido social, durante su presentación referida a los desafíos de la sostenibilidad ambiental del suelo y el cambio climático para América Latina y el Caribe.
La actividad contó con la participación de la rectora de la Universidad Nacional de Asunción, Zully Vera; el Ministro de Agricultura y Ganadería del Paraguay, Moisés Santiago Bertoni; el Director General del IICA, Manuel Otero, y el Representante del IICA en Paraguay, Gabriel Rodríguez. El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, envió un mensaje en el que resaltó el valor de la actividad.
“Paraguay cuenta con grandes riquezas naturales, por lo que somos capaces de producir alimentos para nuestra población, pero también, en determinados rubros, estamos produciendo alimentos para el mundo. Por ello, desde la Universidad Nacional de Asunción, como universidad pública del Paraguay, estamos comprometidos a aunar esfuerzos para fortalecer la resiliencia y la capacidad de adaptación a los riesgos relacionados con el clima, haciendo énfasis en nuestros jóvenes y las comunidades locales”, dijo la rectora Vera.
Por su lado, el ministro Bertoni sostuvo que “desde los años 90, Paraguay incorporó a su agricultura políticas de conservación que han permitido a las regiones productoras del país mejorar sus condiciones y su productividad, convirtiéndonos en un país exitoso desde el punto de vista de la producción agrícola. Estamos convencidos de que nuestros sistemas productivos son absolutamente sostenibles. Tenemos leyes que protegen los bosques nativos y los agricultores no solo son productores, sino que también son responsables de la conservación”.
Lal comenzó su exposición con una serie de citas de “Laudato si”, la elogiada encíclica “sobre el cuidado de la casa común” que el Papa Francisco presentó en 2015. Y coincidió en que el cuidado del ambiente es parte integral de cualquier proceso de desarrollo económico y social.
“La protección ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente”, es una de las enseñanzas del Pontífice que el experto puso en primer plano.
El profesor Lal también se refirió a la necesidad de llevar adelante políticas públicas que recompensen a los agricultores familiares, verdaderos sostenes de la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe por los servicios ambientales que prestan con su actividad. En ese sentido, citó otro pasaje de Laudato si’: “La estrategia de compraventa de bonos de carbono puede dar lugar a una nueva forma de especulación y no servir para reducir la emisión global de gases contaminantes”.
El científico sostuvo que el sistema de oferta y demanda no es la mejor opción para fijar la retribución por la captura de carbono que se realiza en los campos de los pequeños agricultores. “Los hacedores de políticas tiene que ver cuál es su valor para la sociedad y establecer medidas a favor de la naturaleza y de los pobres”, afirmó.
“Existen 1000 millones de fincas de entre 2 y 2,5 hectáreas –agregó- cuyos dueños son pequeños agricultores que no tienen suficientes recursos. Ese es el principal obstáculo para proteger los suelos. Muchas veces están desesperados y toman todo de la tierra. La escasez de recursos y la desesperación llevan a agricultores a hacer cosas que no contribuyen a la salud de los suelos”.
El experto consideró que “a los pequeños agricultores debe pagársele 120 dólares por cada hectárea en la que se retiene una tonelada de carbono. Esa cifra no se basa en los precios de mercado, sino en la contribución social que hace el suelo. Los agricultores familiares no pueden seguir siendo de segunda. Es muy importante que los recursos lleguen a manos de los pequeños agricultores, para que salgan de la pobreza y sean empoderados. Se debe tratar a los agricultores familiares de la manera justa y transparente que se merecen”.
Durante su conferencia, Lal puso a la agricultura del Paraguay como “ejemplo de una historia de éxito” y valoró que, a pesar de ser una nación pequeña, sea autosuficiente con respecto a la alimentación. “Necesitamos que lo sean todos los países del mundo”, dijo.
“La salud de los suelos es el corazón de la agricultura; sin salud de suelos la agricultura no puede florecer y la agricultura, por supuesto, es el corazón del bienestar humano desde todos los aspectos. Si se mejora la calidad del suelo eso automáticamente lleva a una mejoría de la salud de los animales, las personas, de los ecosistemas y de los procesos planetarios”, concluyó Lal.
Manuel Otero, por su lado, se refirió a la importancia del Programa “Suelos Vivos de las Américas”, liderado por el IICA y el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC), que dirige Rattan Lal en la Universidad Estatal de Ohio. La iniciativa actúa como puente entre la ciencia, el ámbito de las políticas públicas y el trabajo de desarrollo en la restauración de la salud del suelo en las Américas.
El Director General del IICA enfatizó que la transformación de la agricultura en una actividad que se desarrolla en plena armonía con el ambiente es un camino ya iniciado y que resulta irreversible.
“Es preciso frenar el deterioro del recurso suelo que ya afecta seriamente la productividad de nuestras principales cadenas productivas. Sin suelos vivos y sanos será utópico pensar en los saltos de productividad que son necesarios mirando al 2050. Es imprescindible una relación mucho más armónica y sinérgica con el medio ambiente; este tema ya no es más negociable. El objetivo, entonces, es producir más con menos. Y el manejo sostenible del suelo implica el uso de conocimientos ancestrales combinados con la más moderna tecnología”, indicó.
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