Villalobos afirmó que la tragedia en el hermano pueblo de Haití le causa una enorme tristeza y expresó su más profunda solidaridad con el este país en este momentos de gran dolor.
San José, 15 de enero 2010 (IICA). Discurso del nuevo Director General del IICA, Víctor M. Villalobos, durante la toma de posesión de su nuevo cargo.
Excelentísimo Señor Presidente de la República de Costa Rica,Don Oscar Arias Sánchez Agradezco el alto honor de su presencia en este acto y expreso por su conducto nuestro reconocimiento a la generosidad del pueblo costarricense; desde hace 67 años una parte de su territorio es hogar para la comunidad agrícola y rural de América. Sea usted bienvenido, Excelentísimo Señor Secretario General de la OEA, Embajador José Miguel Insulza; Excelentísimo Señor Presidente de la Junta Interamericana de Agricultura (JÍA) y Ministro de Agricultura y Pesca de Jamaica,Christopher Tufton; Señor Ministro de Relaciones Exteriores y Culto ad ínterim de Costa Rica; Embajador Edgar Ugalde Alvarez.
Señor Secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación de México, Francisco Mayorga Castañeda, Señor Ministro de Agricultura y Ganadería de Costa Rica, Javier Flores Galarza, Señores Ministros y Viceministros de Agricultura de las Américas, Autoridades de Costa Rica y de México Excelentísimos Señores y Señoras Jefes de Misiones Diplomáticas acreditados ante el Gobierno de Costa Rica; Señor Director General Emérito del IICA, Chelston Brathwaite; Honorables Jefes de Organismos Internacionales y Miembros de Misiones Internacionales; Señores Directores Eméritos y funcionarios Eméritos del IICA; Estimados representantes de ADIICA, APIICA y ASEIICA.
Amigas y amigos que nos acompañan en esta especial ocasión,
Hoy esperábamos fuera un día muy feliz para todos nosotros; lamentablemente, la tragedia ocurrida al hermano pueblo de Haití nos causa una enorme tristeza. Expresamos nuestra profunda solidaridad con ese país en estos momentos de gran dolor. Yo he seguido los acontecimientos desde el día martes, y he establecido contacto con nuestra oficina local, para el apoyo que el IICA pueda brindar al gobierno y al pueblo haitiano.
Ayudar en lo necesario a Haití será mi primera tarea.
Con esa misma intención de contribuir a edificar un período de entendimiento y prosperidad para el sector rural de nuestro continente inicio mi gestión como Director General del IICA.
Este organismo comenzó su existencia como Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas, dedicado al desarrollo científico y académico, es decir, a la generación de conocimiento y a su enseñanza.
La excelencia técnica es una virtud que acompaña al IICA desde el momento mismo de su creación; es lo que da valor y sustento a las tareas de cooperación internacional que desarrolla. Dedicaré mi gestión como Director General a ofrecer a los países miembros lo mejor de la capacidad técnica del Instituto, para innovar, para modificar paradigmas y para establecer buenas prácticas.
En los próximos años nos enfrentaremos a un panorama internacional incierto en el ámbito económico y en el social; la CEPAL ha anunciado que, después de varios años en que el continente había logrado disminuir la pobreza, ésta ha crecido como producto de la crisis.
Los estudios revelan que el sector agropecuario ha tenido un mejor desempeño en estos tiempos; pese a ello, la población que vive en el campo ha resentido en mayor medida las variaciones negativas en el crecimiento económico; a causa principalmente de la desigualdad social que afecta a nuestro continente.
En el ámbito político tenemos un escenario más favorable, gracias a que la democracia se ha extendido a lo largo del hemisferio; sabemos que los gobiernos democráticos son más proclives a colaborar entre sí.
La Cooperación Técnica Internacional es un bien público; como tal, debe ser ofrecido a todos, sin condicionantes de ninguna especie y entregada de manera oportuna y eficaz. Debe hacer del conocimiento un patrimonio común, porque éste es el único activo que al compartirlo se multiplica. También debe facilitar la adopción de estrategias comunes, bilaterales, regionales o hemisféricas.
La Convención que da origen a nuestro organismo es muy clara: “Los fines del Instituto son estimular, promover y apoyar los esfuerzos de los Estados Miembros para lograr su desarrollo agrícola y el bienestar rural”. Deberemos alcanzar una posición de liderazgo regional para cumplir este mandato.
Ejercer liderazgo técnico implicará escoger los grandes temas en los que se han de ejecutar nuestras líneas de acción; por ello, me concentraré los próximos días en definir lo que será el Programa de Mediano Plazo que pondré a consideración de nuestros órganos directivos este año.
Por supuesto que estamos comprometidos con los principios definidos en el Plan Agro 2003-2015, con los conceptos de la Agromatriz, con las recomendaciones de la Comisión establecida para mejorar la capacidad técnica del Instituto y con la “Propuesta de Marco Estratégico del IICA 2010-2020, aprobada por la JIA”.
Permítanme en esta ocasión esbozar de manera breve cuáles serán algunos de esos temas:
En primer lugar debemos fortalecer el Sistema Agroalimentario; el impacto que las cadenas productivas y comerciales tienen en el resto de la economía requiere que la cooperación técnica fortalezca la productividad y la competitividad.
Esto implicará la mejora genética; la transferencia de tecnologías apropiadas; la accesibilidad al comercio de productos agropecuarios; y la adopción y observancia de estándares fito y zoosanitarios, entre otros.
En segundo lugar, alcanzar el bienestar rural al que estamos obligados, requiere apoyar a los países miembros en sus esfuerzos para reducir la brecha de desarrollo entre los territorios rurales y las zonas urbanas; y en sus acciones para mejorar las condiciones de vida de los pobladores rurales.
Los gobiernos tienen diferentes visiones sobre las políticas que deben aplicarse para disminuir la desigualdad y la pobreza; pero comparten la certeza sobre la necesidad de encontrar mecanismos, sostenibles en el tiempo, que posibiliten la transferencia de recursos y tecnologías al sector rural.
El IICA, con los países desarrollados y organismos internacionales de financiamiento, puede facilitar la formación de fondos de desarrollo y ubicar los mejores programas y proyectos para su aplicación.
En tercer lugar, la crisis de los precios de los alimentos, ocurrida en 2008, trajo de nuevo la atención sobre la dificultad que tienen los mercados para contribuir a la seguridad alimentaria.
Este es un problema con varias aristas; tiene que ver con incrementos en la productividad de los bienes agropecuarios destinados al consumo humano; con mejorar su disponibilidad y, sobre todo, con procurar que todos tengan acceso a los alimentos, en la cantidad y calidad adecuadas.
El IICA puede contribuir en estos temas apoyando a los países miembros en el desarrollo y aplicación de sus instrumentos de política alimentaria; y en el desarrollo de una institucionalidad que favorezca la integración de los productores agrícolas y empresarios rurales de pequeña y mediana escala, incluyendo aquellos de naturaleza familiar, a las cadenas de valor.
Habrá que encontrar las políticas comunes que podemos desarrollar, respetando la manera en que cada país aborda esta problemática: tanto quienes buscan la soberanía alimentaria por la vía de la autosuficiencia; como aquellos que prefieren mecanismos de mercado, eficientes y regulados. Si todos compartimos la convicción de que cada persona debe tener acceso a una alimentación suficiente y adecuada, la colaboración será más fácil.
El cuarto tema debe ser la Agricultura para un Mejor Ambiente. A pesar de los limitados resultados que arrojó la Cumbre de Copenhague, soy optimista al respecto, porque estoy convencido de que el continente tiene fortalezas para enfrentar el cambio climático, biodiversidad para superarlo y tecnología para aplicar a ese fin.
El IICA puede apoyar a los países en sus esfuerzos por desarrollar alternativas tecnológicas y económicas que permitan a las cadenas agroproductivas y comerciales adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y a reducir sus impactos en el ambiente.
La contribución que puede hacer el Instituto a la resolución de este problema es por definición limitada, dada su complejidad y la multitud de tareas necesarias; por ello, países y organismos debemos crear un régimen internacional capaz de encontrar soluciones a las diferentes aspectos de la problemática
Por supuesto que la colaboración entre agencias, de cooperación y/o financieras, es deseable y necesaria; es más, es un mandato de los propios ministros; yo sostendré un dialogo abierto y constante con todas ellas y espero pronto ofrecer resultados al respecto.
Son muchas las instituciones, internacionales y nacionales, que actúan en el ámbito que es propio del Instituto; sin embargo, el IICA tiene un capital político muy alto: nuestro máximo órgano directivo es el pleno de los ministros de agricultura del Continente; por ello, el reto es mayor: Aspiramos a que nuestra capacidad técnica siempre corresponda con ese estatus político.
También en los próximos meses habremos de analizar cuál será la estructura organizacional y administrativa que mejor ayudará a lograr los objetivos que nos hemos fijado.
Vamos a realizar las adecuaciones necesarias a la estructura actual, para trabajar en torno a las propuestas que estoy haciendo. Quiero reiterar a quienes forman parte del Instituto que cuentan con la seguridad institucional a la que todos tienen derecho.
Cada uno de ustedes es necesario y les hago un exhorto para que seamos verdaderos agentes del conocimiento y del cambio, donde sus contribuciones sean de impacto. Ayúdenme a ayudar a los países. Mi oficina siempre estará abierta a escuchar sus ideas.
La forma de trabajar que mejor resultado me ha dado a lo largo de mi vida profesional, es la labor en equipo. La responsabilidad de decidir corresponde al Director General; llegar a la mejor decisión requiere de la participación de todos. Desde ahora la agradezco
Dr. Chelston Brathwaite; hoy concluye su responsabilidad a cargo del IICA, pero la contribución que desde esa posición ha hecho a la agricultura del continente será permanente.
Quiero hacerle un reconocimiento especial; me parece que el saldo de estos ocho años es positivo; igual que la labor que ha realizado en veinte años de servicio en esta institución. Su experiencia y conocimiento de las entrañas de la agricultura continental son un activo que he de aprovechar, si usted me lo permite.
También deseo reiterar mi gratitud a los Ministros integrantes de la Junta Interamericana de Agricultura, por conducto de su Presidente, el Ministro Tufton, gracias por la confianza que han depositado en mí. Como lo he protestado, no la defraudaré.
Particularmente agradezco a mi gobierno, al gobierno de México por creer en mi candidatura y apoyarla. En especial a las autoridades y personal de la Secretaría de Agricultura de mi país.
No puedo omitir en este mensaje una mención particular a mi familia; su apoyo ha sido determinante para alcanzar mis logros personales y profesionales.
Finalmente, quiero expresar mi reconocimiento a mis colegas, amigos y colaboradores más cercanos que me apoyaron en la campaña; y, si me permiten, deseo traer a la memoria a alguien muy especial.
Muchos de ustedes lo conocieron; disfrutaron de su simpatía y de su compromiso profesional: el doctor Asefaw Tewolde.
Sé que Asefaw nos acompaña desde donde quiera que esté. Con este recuerdo quiero rendir homenaje a cuantos han colaborado en el Instituto y ya no están con nosotros.
Amigas y amigos,
Hoy iniciamos juntos una emocionante travesía, sin duda nos encontraremos con más de una tormenta en el camino; pero con su ayuda habremos de sortearla. La fuerza que nos une es un propósito compartido: dirigirnos hacia una agricultura sustentable y competitiva para las Américas.
Este es el momento de la agricultura, su resistencia a las crisis económicas, sus posibilidades para disminuir los efectos nocivos del cambio climático y su potencial para resolver el problema del hambre y contribuir a disminuir la desigualdad social, brindan un espacio excepcional para nuestro trabajo.
Los países quieren un IICA técnicamente poderoso, capaz de concitar los esfuerzos de todos, para complementar fortalezas y remediar debilidades. Nosotros hemos de trabajar día a día en asegurarnos de que así sea.
Muchas gracias.
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