Hija de productores rurales de Betânia, municipio del estado de Piauí, Francisca tiene hoy 25 años y es la Secretaria de Agricultura Familiar, puesto desde el que promueve el asociativismo y el cooperativismo para mejorar los ingresos y la calidad de vida de los pequeños productores.
Brasilia, 4 de julio, 2022 (IICA) – La joven brasileña Francisca Neri, quien con solo 22 años llegó a la presidencia de la Asociación de Criadores de Ovinos y Caprinos en un municipio del nordeste de Brasil y motivó a otros jóvenes a interesarse en la ganadería, fue reconocida como una de los “Líderes de la Ruralidad” de las Américas por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
El premio, denominado “Alma de la Ruralidad”, es parte de una iniciativa del organismo especializado en desarrollo agropecuario y rural para reconocer a hombres y mujeres que dejan huella y hacen la diferencia en el campo del continente americano, clave para la seguridad alimentaria y nutricional y la sostenibilidad ambiental del planeta.
Hija de productores rurales de Betânia, municipio del estado de Piauí, Francisca tiene hoy 25 años y es la Secretaria de Agricultura Familiar, puesto desde el que promueve el asociativismo y el cooperativismo para mejorar los ingresos y la calidad de vida de los pequeños productores.
Gracias a la apertura de nuevos mercados y al mejoramiento genético de los animales, en Betânia se ha logrado generar rentabilidad en una actividad que hasta hace pocos años era mayormente de subsistencia y también se consiguió que muchos jóvenes permanezcan en las áreas rurales para trabajar junto a sus padres en la actividad agropecuaria.
Hoy en el municipio existe una feria que se ha convertido en referencia de producción animal y los productores trabajan para instalar un matadero certificado, que permita que sus productos lleguen a los supermercados de todo Brasil.
El Premio Líderes de la Ruralidad es un reconocimiento para quienes cumplen un doble papel irremplazable: ser garantes de la seguridad alimentaria y nutricional y al mismo tiempo guardianes de la biodiversidad del planeta a través de la producción en cualquier circunstancia. El reconocimiento, además, tiene la función de destacar la capacidad de impulsar ejemplos positivos para las zonas rurales de la región.
Liderazgo y compromiso con base en la asociatividad
Hija de productores de cabras y ovejas, Francisca Neri nació y creció viendo trabajar a sus padres. A los 17 años se casó con un productor local y fue madre. Fue en ese tiempo cuando inició su exitosa historia como una joven líder en Betânia, un municipio de poco más de 6.000 habitantes ubicado en el Valle de Itaim, en el estado brasileño de Piauí.
Rápidamente se acercó a la Asociación de Criadores de Ovinos y Caprinos del municipio, Ascobetânia, que trabajaba en Viva el Semiárido, un proyecto del gobierno estatal implementado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) con recursos del Fondo Internacional de Desarrollo Agropecuario (FIDA) y del Gobierno de Piauí.
Por su don natural de liderazgo, Francisca pronto pasó a integrar la junta administrativa y, a los 22 años, fue la primera mujer presidenta de la Ascobetânia.
Actualmente, con 25 años, Francisca es la Secretaria de Agricultura Familiar del municipio e integra el consejo de administración de la cooperativa local COOVITA.
“El asociativismo y el cooperativismo corren por mi sangre. Son mi vida y la base de todo en lo que creo. Así es como lucho por la gente y los agricultores para que se comprometan cada vez más. El cooperativismo y el asociativismo son los negocios del futuro; fueron las fuentes de ingresos para mis padres y también lo serán para mis hijos y mis nietos”, afirma Francisca con mucho orgullo.
Ascobetânia reúne a 133 familias productoras. En el territorio hay más de 316 cooperativistas, por lo que hay unas 500 familias involucradas. Según Francisca, hasta 2012 no se generaban ingresos de la ganadería de cabras y ovejas, pues esta era prácticamente de subsistencia. En 2014, los ingresos locales provenientes de la ganadería ovina y caprina llegaron al monto de R$ 1 millón y el año pasado saltaron a R$ 5 millones. “Puede parecer poco, pero hablo de dinero que llega directamente al bolsillo del agricultor, que es quien produce y merece recibir”, subraya Francisca.
Marcando la diferencia
La primera acción de Francisca en Ascobetânia fue alentar a los jóvenes de su comunidad a que se asociaran. “Creo que este ha sido uno de los mayores logros: atraer a jóvenes y mujeres al asociativismo en nuestro municipio. Hoy tenemos a un joven de apenas 24 años como presidente de Coovita, la sociedad cooperativa que reúne a agricultores de seis municipios más de la región”, señala.
Comenta que, gracias a la acción de la Asociación, hoy en la ganadería ovina y caprina de Betânia se trabaja de forma organizada y planificada. “Abrimos nuevos mercados, pues dinamizamos la manera de trabajar y pusimos todo en orden. Establecimos cronogramas anuales para la entrega de animales por parte de cada familia, realizamos capacitaciones y esfuerzos destinados al mejoramiento genético”, explica.
Francisca personifica la resistencia y la lucha contra el creciente proceso de éxodo rural, especialmente de los jóvenes. “Hoy los jóvenes obtienen ingresos fijos en las zonas rurales; es decir, no necesitan correr riesgos en las grandes ciudades. Eso constituye una gran victoria para las personas: observar que sus hijos se interesan en los ovinos y caprinos, que ven un futuro en la agricultura familiar y que valoran el asociativismo y el cooperativismo. Todo esto demuestra que los jóvenes pueden trabajar y obtener sus ingresos de su territorio y que las mujeres pueden asumir todos los desafíos y cargos que quieran”, dice Francisca.
“La agricultura familiar tiene valor. Tengo tres hijos y, si ellos lo llegaran a desear, van a trabajar con ovinos y caprinos dentro del cooperativismo, pues el camino ya está abierto”, se enorgullece.
Feria
Gracias al trabajo de mejoramiento genético implementado por los agricultores con la ayuda de la Asociación, hoy Betânia cuenta con una feria denominada “Capritânia”, donde se exponen animales de raza pura para corte y exhibición. Además de ser una referencia en el suministro de animales para sacrificio, Betânia también se ha convertido en una referencia para el suministro de animales reproductores superiores.
“Usted llega a la propiedad del agricultor y encuentra que un joven administra la propiedad junto con sus padres. Muchas veces los padres no encuentra la forma de mejorar los rendimientos. Entonces, se recurre a los hijos e hijas para que ayuden en en la utilización de la tecnología o en la producción. Muchos jóvenes se están capacitando en administración, en zootecnia y en agricultura y ganadería, gracias a los incentivos que les brinda la Asociación”, explica Francisca.
Alrededor del mundo
Con la ayuda del Proyecto Viva el Semiárido, Francisca fue a África y a Europa a mostrar los resultados del asociativismo y de Betânia, lo que realizó en el Foro Internacional de Territorios Relevantes para Sistemas Alimentarios Sostenibles (FISAS). “Después del nacimiento de mis hijos, viajar a Camerún y a Portugal en 2019 para hablar sobre nuestro trabajo fue una de las emociones más grandes de mi vida. Estas son experiencias que nunca olvidaré en mi vida”. afirma.
Comenta que fue importante conocer otras nuevas realidades, lo que estimuló a la Asociación a adoptar prácticas de intercambio en Betânia. Actualmente, el municipio recibe consultores de todo el país y también del exterior interesados en conocer las prácticas adoptadas en Betânia.
El sueño de los productores locales es instalar un matadero con frigorífico certificado en el municipio, que permitirá a Betânia colocar sus productos en todos los supermercados de Brasil: “Este es nuestro mayor sueño y está muy cerca de lograrse. Cuando la instalación esté lista, llevaremos la mejor carne de cordero a todo el país”.
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