Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

Desarrollo rural

“Entendimos que sólo asociándonos podríamos tener voz en espacios de toma de decisiones”

Desarrollo rural

“Entendimos que sólo asociándonos podríamos tener voz en espacios de toma de decisiones”

Tiempo de lectura: 3 mins.

Lorena Valdez, presidenta de la Asociación de mujeres Afroecuatorianas Timbiré en el Futuro, en la provincia de Esmeraldas, Ecuador, es una mujer rural orgullosa de sus ancestros, saberes y tradiciones. Junto a otras 27 mujeres del campo, viven y trabajan en armonía con su territorio, siendo líderes de un emprendimiento rural de cacao que se ha transformado en eje fundamental de la economía local y vital para muchas mujeres que aquí encuentran trabajo, música y compañía.

 

Lorena Valdez, presidenta de la Asociación de mujeres Afroecuatorianas Timbiré en el Futuro, en la provincia de Esmeraldas, Ecuador, es una mujer rural orgullosa de sus ancestros, saberes y tradiciones. Junto a otras 27 mujeres del campo, viven y trabajan en armonía con su territorio, siendo líderes de un emprendimiento rural de cacao que se ha transformado en eje fundamental de la economía local y vital para muchas mujeres que aquí encuentran trabajo, música y compañía.

 

Lorena Valdez

 

Marzo 2021.- Bajo un clima cálido, en la zona litoral de Ecuador se encuentra la provincia de Esmeraldas, un territorio extenso y generoso conocido por sus exuberantes paisajes, playas y especialmente por la gran cantidad de productos agrícolas que allí se producen: banano, cacao, tabaco y café. 

Esta provincia es además conocida por albergar la mayor población afroecuatoriana del país, y ser cuna de 3 de las 4 nacionalidades indígenas de la Región Litoral de Ecuador.

Bajo estos parajes vive Lorena Valdez, de 45 años, presidenta de la Asociación de Mujeres Afroecuatorianas Timbiré en el Futuro. Ella junto a 27 mujeres, 3 hombres colaboradores y un niño de 11 años, integran desde hace 14 años la organización que administra y gestiona una planta de producción de derivados del cacao nacional fino de aroma. Todo un éxito de la alianza entre el Gobierno Nacional de Ecuador, la empresa privada y la cooperación internacional para el desarrollo rural.

Lorena se sienta a la sombra de un chíparo, un árbol que crece en la ribera de los riachuelos, para conversar y contar cómo la asociación que preside gestiona la producción y elaboración del chocolate: “el cacao proviene de una finca, cuando llega aquí lo trabajamos y pasamos a cajones fermentadores. Luego, comienza un proceso de secado, una nueva selección y finalmente, el tueste. Convertimos la materia prima en subproductos como chocolate puro para bebida, chocolate en barra y bombones”

bombones

 

Todo el proceso dura unos cuantos días y requiere largas jornadas de trabajo por turnos que las mujeres amenizan con arrullos y cantos tradicionales, sujetando sus cabellos con turbantes de colores, muelen y trabajan el cacao que luego se transformará en chocolate para bebida, chocolate en barra y bombones. Gracias a diversas ayudas y apoyos que han recibido a lo largo de los años, la producción se ha hecho cada vez más eficiente y segura, sin embargo, hay otras variables que aún no pueden manejar o gestionar adecuadamente.

Lorena cuenta que los principales problemas vienen al momento de la comercialización del chocolate; en primer lugar, con el almacenamiento. Si hay mucha cosecha, en vez de convertirse en una situación provechosa, significa un problema para ellas, ya que no cuentan con espacio adecuado para almacenar el cacao; y en segundo lugar; la volatilidad del mercado y sus ventas. Por ahora, comercian sólo a nivel local, pasando información de boca en boca, vendiendo a la orilla de la vía, no tienen un lugar seguro donde vender ni una red de distribuidores, lo que dificulta que puedan programarse o asegurar la venta. Su sueño es que sus chocolates lleguen a supermercados locales, y en el futuro, a mercados nacionales e internacionales.

Para la asociación es vital respetar los saberes ancestrales junto con difundir la cultura del pueblo afroecuatoriano. El cacao ha sido utilizado como alimento por sus antepasados y hoy, trabajar en generar valor agregado de esta semilla a través de una asociación de mujeres, les ha permitido vivir en armonía con su entorno, enseñar a las nuevas generaciones y también prestarse apoyo y solidaridad en un territorio donde el machismo aún está muy arraigado: “Entendimos que sólo organizándonos podríamos tener voz en los espacios de decisiones, en la vida política, económica y social”, explica Lorena.

Lorena Valdez

 

El respeto por el territorio y los saberes ancestrales se refleja también en otras iniciativas que promueve esta asociación. Valdez detalla que además de la fábrica, también trabajan en actividades de conservación de plantas aromáticas, siembran nuevas plantas de cacao que luego venden con la debida certificación, y una de las más importantes; junto al gobierno parroquial han creado un grupo de casi 25 niños y jóvenes rurales de entre 7 y 11 años – su presidente es un chico de 11 años que colabora con la asociación –, que trabaja clasificando basura, sembrando y promoviendo el cuidado del medio ambiente en toda la comunidad. Todo un orgullo para las familias del pueblo.

 

Estas emprendedoras, mujeres del campo orgullosas y valientes, reciben ayuda de diferentes agentes – públicos y privados –, quienes les han apoyado en la construcción de la fábrica y con la compra de maquinaria, entre otros. El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), las ha capacitado en comercialización y buenas prácticas agrícolas. El compromiso de este instituto es garantizar la plena participación de las mujeres rurales, la igualdad de oportunidades y el empoderamiento, contribuyendo a mejorar su calidad de vida, la de sus familias y comunidades.

 

 

 

chocolate

 

 

Comunicaciones OPE

Artemisa Cifuentes Quezada

Artemisa.cifuentes@iica.int

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