Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura

Cambio climático Gestión de riesgos

Gestión del riesgo en agricultura debe enfocarse en las situaciones rutinarias

Cambio climático Gestión de riesgos

Gestión del riesgo en agricultura debe enfocarse en las situaciones rutinarias

Tiempo de lectura: 3 mins.

Especialistas convocados por el IICA a un foro técnico sostienen que no se requieren eventos extremos para tener impactos extremos.

El foro se llevó a cabo en la Sede Central del IICA.

San José, Costa Rica, 25 de octubre, 2012 (IICA). El cambio climático requiere que la gestión del riesgo en la agricultura se enfoque en el día a día y no solamente en eventos extremos, coincidieron diversos especialistas que participaron en un foro técnico organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

Invitados por el Programa de Agricultura, Manejo de Recursos Naturales y Cambio Climático, los expertos concordaron en la urgencia de analizar los principales riesgos generados por el cambio climático y los desastres naturales en los países de la región, sus repercusiones en los sistemas productivos y las iniciativas para reducir o responder mejor a tales riesgos.

Consciente de que en la agricultura hay una gestión inadecuada del riesgo, el coordinador del Programa de Investigación en Desastres y Gestión de Riesgos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Allan Lavell, fue enfático al explicar que no se requieren eventos anómalos para tener impactos extremos.

Lavell hizo un llamado a mejorar la gestión del riesgo en situaciones normales y a comprender que la reducción del riesgo descansa en una amplia gama de prácticas de desarrollo, que van desde la gestión del territorio y del ambiente, hasta el enfoque de pobreza y de la gobernanza.

“En la actualidad, se da una concatenación de amenazas físicas – como la de terremoto con tsunami y accidentes nucleares – además de una inter-territorialidad que hace que lo que pasa en un lugar tenga profundos efectos en otros territorios. A esto se suma la transformación de los promedios o normas del clima, por ejemplo, los inviernos o los veranos tienden a alargarse o reducirse. Todos son factores que obligan a pensar en la gestión de riesgos de forma distinta”, sostuvo.

La Viceministra de Agricultura de Costa Rica, Tania López, comentó, por su parte, que las “consecuencias del cambio climático nos toman por sorpresa y nos hacen retroceder. De allí la importancia de la gestión del riesgo”.

El experto en seguros y Representante del IICA en Washington, David Hatch, afirmó que si bien la mayoría de los eventos naturales escapan del control humano, hay medidas que pueden ayudar a disminuir sus impactos negativos, como los seguros agrícolas.

“Los seguros son solo una parte de cómo gestionar el riesgo en la agricultura, pero para que funcionen correctamente se debe alinear la oferta con la demanda, es decir, diseñar herramientas que puedan responder a esa demanda”, explicó.

En su opinión, no se pueden copiar modelos de seguros de un país a otro, y afirmó que el único modelo viable es el que combina los esfuerzos del sector público y del privado.

Gestión preventiva

Los analistas concordaron en que la gestión del riesgo, más que mitigar impactos, se debe enfocar en métodos preventivos.

En este sentido y como un ejemplo, Johanna Salas, técnica del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica de Costa Rica (MIDEPLAN), presentó la incorporación de la gestión del riesgo en el Sistema Nacional de Inversión Pública.

De acuerdo con Salas, todos los proyectos con recursos del Estado deben incluir un análisis de los distintos tipos de riesgo: deslizamiento, avalancha, inundación, sequía, incendios forestales, tsunami, entre otros.

“Los daños anuales producto de la falta de planificación representan un 0,83% del Producto Interno Bruto, de allí la necesidad de proteger las inversiones públicas desde la pre-inversión”, aseveró Salas.

Roberto Flores, del Ministerio de Agricultura del país, agregó que en este proceso preventivo la sistematización de información sobre el impacto de los fenómenos naturales extremos es vital, al permitir valorar los daños causados y las medidas necesarias para su atención.

“Efectuamos un estudio en Costa Rica que reveló que en 20 años las pérdidas económicas por desastres naturales ascendieron a los US$1.823 millones y que el sector agropecuario fue el segundo más afectado. Este tipo de información es de gran utilidad para los bancos, las aseguradoras, las instituciones públicas y las calificadoras del riesgo”, explicó.

A juicio de varios expositores, la voluntad política es clave para establecer condiciones legales que incentiven la participación de la empresa privada en los seguros agrícolas y para crear equipos intersectoriales y la plataforma tecnológica necesaria para invertir en la gestión del riesgo, como punto medular de la planificación para el desarrollo.

Más información: 
david.williams@iica.int

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