El IICA pone a disposición de sus países miembros su capacidad técnica para desarrollar sistemas de gestión de riesgos climáticos en la agricultura.
San José, Costa Rica, 19 de agosto, 2014 (IICA). Incorporar la gestión de riesgos en la planificación agrícola, con el objetivo de corregir, anticipar y prevenir los impactos de desastres asociados con eventos meteorológicos, es una de las principales tareas que tiene la agricultura de América Latina y el Caribe (ALC) para impulsar su adaptación al cambio climático.
En un foro técnico organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el consultor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), Allan Lavell, explicó que en la agricultura regional es necesaria la gestión prospectiva de riesgos para proteger su aporte económico y social a los países, así como para reforzar la seguridad alimentaria y nutricional de la población.
“La gestión prospectiva de riesgos puede tener costos políticos al impulsar normativas de prevención, pero siempre es más barata que la gestión correctiva de riesgos después de la ocurrencia de desastres, que es sumamente cara”, aseguró Lavell.
De acuerdo con el especialista del IICA, David Hatch, los países de ALC deben actuar pronto para comprender los riesgos de origen climático que enfrenta la agricultura, para establecer las respuestas más adecuadas.
“El cambio climático no es un evento futuro; ya es una realidad. El IICA pone a disposición de los países miembros sus capacidades para fortalecer la gestión integral de riesgos agrícolas, los cuales deben ser atendidos de manera ágil y realista”, expresó Hatch.
El consultor de FLACSO afirmó que en ALC la gestión de riesgos de desastres se ha concentrado en los impactos negativos, pero también representa oportunidades: “El riesgo de desastres es una construcción social, por ejemplo mediante la deforestación y la siembra en laderas, el inapropiado uso del suelo y la falta de recursos para la gestión y el desarrollo, pero los riesgos se pueden manejar con tecnología, ciencia y adecuados comportamientos sociales”.
En la agricultura, agregó Lavell, algunas de las medidas para gestionar los riesgos son la gestión ambiental y de cuencas, la organización territorial, la reducción de la pobreza y mejoras en la gobernanza, los sistemas de alerta temprana, los planes de emergencia y los seguros agropecuarios.
“El cambio climático suma a la gestión de riesgos nuevos retos, como la incertidumbre. Por esto, la adaptación de la agricultura a esta realidad debe partir de un profundo conocimiento de los procesos que ocurren en el campo”, añadió el consultor.
La exposición de Lavell fue transmitida vía web desde la sede central del IICA, en Costa Rica, a los 34 países miembros del Instituto.
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david.hatch@iica.int