Se deben transformar los sistemas de producción actuales por otros que sean más diversificados, eficientes, amigables con el ambiente y que provean servicios ecosistémicos.
Es necesario aumentar la resiliencia de los sistemas agropecuarios frente a los múltiples riesgos relacionados con el cambio climático y el ambiente, ya que los sistemas de producción se ven impactados por sus efectos, consideró el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
Karen Montiel, Coordinadora del componente de agua y suelos del proyecto insignia de Resilencia y gestión de riesgos para la agricultura del IICA, destacó durante su participación en el Seminario Internacional sobre gestión territorial para la adaptación a los efectos del cambio climático, que los efectos adversos del cambio climático pueden limitar la capacidad del sector agropecuario para producir alimentos, fibras, combustibles y otros bienes y servicios, el bienestar de los productores y el desarrollo rural.
Mencionó la importancia de transformar los sistemas de producción actuales por otros que sean más diversificados, eficientes, amigables con el ambiente y que provean servicios ecosistémicos.
Participaron en el seminario, representantes gubernamentales, organismos internacionales, técnicos, investigadores, académicos, organismos e instituciones multilaterales que tienen agendas de cooperación en el campo del cambio climático y organizaciones que buscan mejoras en el medio ambiente de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Belice, Colombia y México.
Durante el seminario se identificaron buenas prácticas, instrumentos y metodologías de gestión territorial para la adaptación al cambio climático y se debatieron las dimensiones técnicas y político institucionales del enfoque e instrumental desarrollado por el Programa Iberoamericano de Cooperación en Gestión Territorial, PROTERRITORIOS, para la Gestión Territorial de la Adaptación a los Efectos del Cambio Climático, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) , el Centro Internacional de Agricultura Tropical, (CIAT), y el Gobierno de México.
Los participantes expusieron los desafíos de la región, entre ellos, los cambios en los patrones climáticos, el aumento de plagas y enfermedades, la sobreutilización de agroquímicos, el desarrollo de sistemas de producción no sostenibles que provocan pérdidas en suelos e ineficiencias en el uso del agua y mencionaron que una débil institucionalidad y desarticulación entre sectores limita la capacidad de los países para responder al cambio climático.
Montiel destacó la importancia de mejorar el conocimiento y las capacidades técnicas de los países para implementar políticas y estrategias y promover sistemas de producción resiliente, gestión de riesgos ambientales, gestión de riesgos sanitarios y fitosanitarios y promover el uso eficiente del agua y el manejo sostenible del suelo.
Por ejemplo, dijo, que en el proyecto insignia de Resiliencia se ha fortalecido capacidades para integrar la adaptación al cambio climático en la planificación del sector agropecuario, contar con inventarios y caracterización de los mapas de riesgo, elaborar guías en control de caracoles plaga, buenas prácticas agrícolas (BPA) en el contexto del cambio climático, simulacros avícolas y metodologías para el mapeo digital de suelos, así como acciones en el Corredor Seco Centroamericano y el Arco Seco de Panamá.
