Con participación del Presidente de Costa Rica, en la actividad se analizaron los desafíos que enfrentan la agricultura familiar y la juventud rural del continente.
San José, Costa Rica, 23 de octubre, 2014 (IICA). El Presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, el Ministro costarricense de Agricultura, Luis Felipe Arauz, el investigador mexicano Cassio Luiselli, y el Director General del IICA, Víctor M. Villalobos, coincidieron en hacer un llamado para otorgar a la agricultura familiar un revitalizado papel en las economías locales, el desarrollo y la seguridad alimentaria.
La coincidencia se produjo durante el Foro Agricultura Familiar y Juventud, realizado este 23 de octubre en la sede central del Instituto, en San José de Costa Rica.
Ante la presencia de altos funcionarios públicos, dirigentes del sector privado, cuerpo diplomático, miembros del sector público agrícola y personal del IICA, el Presidente Solís reafirmó su compromiso con la agricultura. “Pese a la importancia que ha tenido la agricultura en la historia de la civilización, paradójicamente se sigue abandonando y excluyendo, dejando de lado que es fundamental para la economía de las sociedades contemporáneas”.
“Creemos que el futuro de nuestra agricultura está en las personas más jóvenes, queremos que sigan vinculadas al campo, atraerlas mediante la aplicación de innovaciones tecnológicas y de nuevas oportunidades para el desarrollo profesional y personal”, dijo por su parte el Ministro Arauz.
En América Latina, 23 millones de jóvenes rurales se ven afectados por la poca oferta educativa y la calidad de capacitación que reciben. Solamente el 18% de los latinoamericanos cuentan con educación universitaria, mientras la migración de jóvenes rurales al área urbana crece cada día.
Para el investigador mexicano y conferencista magistral del Foro, Cassio Luiselli, urge incentivar la permanencia de la juventud en el campo pero para ello es necesario generar empleos bien remunerados, revitalizar la actividad económica de las comunidades y facilitar el acceso a los recursos.
“No se trata de retenerlos en el campo artificialmente, se necesita apoyo a la familia rural, una salida honorable y digna, por medio de pensiones, a los adultos mayores y estímulos y empleos para los jóvenes”, enfatizó Luiselli.
Se calcula que en América Latina existen unos 15 millones de unidades familiares productivas; 9 millones son pequeñas y subsisten cada vez menos de actividades agrícolas; 4 millones viven primordialmente de la agricultura y contratan poco trabajo externo; y un millón se cataloga como transicionales y necesitan muy poco para ser emprendimientos agrícolas comerciales.
El IICA, aseguró Villalobos, contribuye al desarrollo y aplicación de instrumentos para fortalecer la institucionalidad pública con el fin de que los productores y empresarios rurales de pequeña y mediana escala se integren con mayor facilidad a las cadenas de valor.
En su criterio, para fortalecer a las familias productoras es necesario innovar y crear un nuevo paradigma de agricultura que la haga más eficiente, competitiva, sustentable e incluyente.
“El Instituto asume esta tarea como un énfasis especial de nuestra cooperación técnica, incorporando y priorizando el trabajo con jóvenes rurales y con grupos profesionales, al tiempo que orienta su trabajo a formar un renovada generación de actores para la nueva agricultura. Tenemos que enseñar a nuestra juventud a amar al campo, en lugar de pretender atarlos a él”, dijo Villalobos.
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