Otero comenzó su intervención expresando su consternación por los hechos que están sucediendo en Ucrania. Además de la pérdida irreparable de vidas humanas –advirtió-, esos sucesos generarán gravísimas consecuencias en la seguridad alimentaria de todo el planeta, poniendo en riesgo la estabilidad democrática y económica en otras regiones del mundo.
Nueva York, 7 de marzo de 2022 (IICA) – La agricultura y los sistemas agroalimentarios de las Américas tienen un rol central que cumplir en la recuperación económica luego de la pandemia de Covid-19 y están en condiciones además de contribuir a la estabilidad en el mundo y en el interior de los países de la región.
Así lo afirmó el Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, en una presentación ante el Consejo de las Américas, relevante foro empresarial estadounidense que agrupa a inversores, altos funcionarios y académicos.
Otero realizó una exposición y luego conversó con Susan Segal, presidenta y directora ejecutiva de The Americas Society/Consejo de las Américas (AS/COA), sobre la agenda agrícola que debe afrontar el hemisferio.
Como explicó Segal, la actividad dio continuidad al ciclo de colaboración conjunta que comenzaron el año pasado el Consejo de las Américas y el IICA con una serie de mesas redondas de preparación para la Cumbre de Sistemas Alimentarios 2021 de las Naciones Unidas.
En esos espacios se discutieron temas como la seguridad alimentaria y la sostenibilidad de la agricultura, la importancia del comercio internacional y la revolución tecnológica que está teniendo lugar en la producción de alimentos.
“Junto al IICA, que es una de las principales organizaciones de nuestro Hemisferio, nos enfocamos hoy en cómo debe ser el abordaje de los asuntos agroalimentarios en la IX Cumbre de las Américas que tendrá lugar en junio próximo en la ciudad de Los Ángeles”, explicó Segal.
Otero comenzó su intervención expresando su consternación por los hechos que están sucediendo en Ucrania. Además de la pérdida irreparable de vidas humanas –advirtió-, esos sucesos generarán gravísimas consecuencias en la seguridad alimentaria de todo el planeta, poniendo en riesgo la estabilidad democrática y económica en otras regiones del mundo.
“Las dificultades imperantes en el comercio, así como el posible incremento de los precios de los granos y de los fertilizantes comienzan a incidir fuertemente en los precios de los alimentos”, recordó Otero, quien consideró que el mundo debe reaccionar a tiempo para evitar los problemas sociales que se desencadenaron con la crisis de precios de los alimentos de 2008.
La situación en el Este Europeo se suma a las dificultades históricas de América Latina y el Caribe, agravadas desde 2020 por la irrupción del Covid-19.
“La pandemia nos ha hecho retroceder hasta 10 años en términos de crecimiento económico, comercio y combate a la pobreza. Reconozco el extraordinario esfuerzo que han hecho los gobiernos, pero a pesar de ello el Producto Interno Bruto (PIB) de la región se redujo en aproximadamente un 8% en 2020. La disminución en la actividad económica incrementó el desempleo, la pobreza y la inseguridad alimentaria, que llegó a los mismos niveles que teníamos en 2000”, afirmó el Director General del IICA.
“Las exportaciones de productos agropecuarios –agregó- crecieron un 2,7% durante 2020 y eso demostró la resiliencia de la actividad agrícola, pero el escenario es de crisis económica, social y ambiental, al que ahora se suma una amenaza a la paz mundial que nos genera desconcierto y enojo”.
En este contexto, y pensando a futuro, la agricultura y los sistemas agroalimentarios de la región están destinados a cumplir un rol estratégico en la recuperación socioeconómica, la seguridad alimentaria y su contribución a la paz y la estabilidad, tanto a nivel global como hacia el interior de los propios países de la región.
En ese sentido, Otero explicó que, a nivel global, uno de cada cuatro productos agropecuarios viene de las Américas. Y en cuanto a exportaciones, el continente representa más del 28% de las exportaciones totales de productos agropecuarios en general y la misma proporción en productos alimentarios.
“Por eso –concluyó- a nuestro continente se le va la vida en mantener abiertas las vías del comercio internacional y por eso nos preocupamos por la crisis en Europa del Este”.
Otero consideró que a ese escenario hay que añadirle el papel, también estratégico, que tienen las Américas, y particularmente América Latina y el Caribe, en materia de seguridad ambiental global, dada su disponibilidad de recursos naturales, decisivos para garantizar el ciclo del agua y el oxígeno a nivel mundial.
“En síntesis, se mire como se lo mire, si las preocupaciones y objetivos son el crecimiento, el empleo, las exportaciones, combatir la pobreza y la inequidad, apuntalar la sostenibilidad ambiental y la resiliencia frente al cambio climático, el agua, la biodiversidad, la salud y nutrición, mitigar las causas que generan las migraciones y la hacinación urbana, es inevitable pensar al desarrollo agropecuario, y de los sistemas agroalimentarios, como parte de la solución y no de los problemas”, resumió.
La necesidad de mayores inversiones en ciencia y tecnología
Otero llamó a fortalecer los sistemas agroalimentarios para que contribuyan en mayor medida con los nuevos retos de la región y del mundo. En ese sentido, consideró prioritario aumentar la inversión en ciencia y tecnología vinculada a la agricultura, pensando no sólo en la agenda de productividad, sino también en la dimensión de sostenibilidad.
“Debemos aprovechar –dijo- las oportunidades que nos ofrece la agricultura digital y también la biotecnología, especialmente a través de la edición génica, y para ello es posible apostar a un fortalecimiento de las alianzas público-privadas”.
Otero también explicó que para la región es central aprovechar su riqueza biológica a través del desarrollo de la bioeconomía, herramienta clave para incrementar la eficiencia y la sostenibilidad ambiental de la agricultura.
“Debemos ser autocríticos y avanzar hacia modelos productivos sostenibles –finalizó-, reconociendo que nuestros sistemas son perfectibles. Pero no aceptamos que sean sistemas fallidos. Se están haciendo muchas cosas bien en materia de sostenibilidad ambiental y tenemos que profundizar este camino para internalizar los temas ambientales en la agricultura. Es hora de pasar de los discursos a la acción y transformar los sistemas agroalimentarios para que cumplan el rol que tienen que cumplir”.
La presidente y directora ejecutiva de The Americas Society/Consejo de las Américas (AS/COA) dialogó en español con Otero al término de la exposición, propuso un próximo encuentro en el mismo foro del Director General del IICA y el Secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, y llevó la conversación a una serie de temas que forman parte de la agenda agrícola del hemisferio en la coyuntura y en el largo plazo.
Así, Segal pidió al Director General del IICA que se explayara sobre el papel que cumple Ucrania como productora y exportadora de commodities agrícolas y el impacto que tendrá el conflicto con Rusia sobre los precios internacionales de los alimentos. En la misma línea, se interesó sobre la influencia de China sobre la realidad agrícola de América Latina y el Caribe, considerando que se ha constituido en el comprador principal de muchos de los alimentos producidos en la región.
También conversó con Otero acerca de los proyectos que tiene en marcha el IICA para llevar la revolución tecnológica a la producción agrícola de distintos países del continente y sobre las políticas necesarias para que sean visibilizados los obstáculos que enfrentan las mujeres rurales para acceder a la propiedad de la tierra y al crédito.
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