Frente al proteccionismo comercial con motivaciones ambientales, el Cono Sur debe articular una visión común, basada en ciencia, que permita tener métricas y datos propios que reflejen la sostenibilidad de su producción agropecuaria, señalaron especialistas, dirigentes gremiales, productores, académicos y funcionarios de Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile en un simposio internacional sobre alimentos, energías y cambio climático.
Gualeguaychú, Argentina, 21 de mayo de 2024 (IICA) – Frente al proteccionismo comercial con motivaciones ambientales, el Cono Sur debe articular una visión común, basada en ciencia, que permita tener métricas y datos propios que reflejen la sostenibilidad de su producción agropecuaria, señalaron especialistas, dirigentes gremiales, productores, académicos y funcionarios de Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia y Chile en un simposio internacional sobre alimentos, energías y cambio climático.
El encuentro, realizado en la ciudad argentina de Gualeguaychú, fronteriza con Uruguay, contó con la participación del Secretario de Bioeconomía de Argentina y presidente pro tempore del Consejo Agropecuario del Sur (CAS), Fernando Vilella; el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca del Uruguay, Fernando Mattos; el gobernador de la provincia argentina de Entre Ríos, Rogelio Frigerio; y el Representante en Argentina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Fernando Camargo.
Fueron dos jornadas de discusión con la organización de la Federación de Asociaciones Rurales del Mercosur (FARM); Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); la Federación de Asociaciones Rurales de Entre Ríos (FARER) y la Sociedad Rural Gualeguaychú (SRG), con el apoyo del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA). Hubo una importante concurrencia que incluyó a legisladores, funcionarios, dirigentes gremiales y empresarios, entre otros.
Durante el debate se puso énfasis en el papel irremplazable que cumplen los países de América Latina como garantes de la seguridad alimentaria mundial y también de la sostenibilidad ambiental, debido a la riqueza de sus recursos naturales. Se hizo hincapié, también, en la necesidad de fortalecer la investigación científica que refleje el verdadero impacto ambiental de la producción agropecuaria en los países del sur y el papel de los suelos como sumidero de carbono, que contribuyen a la mitigación del cambio climático.
Puntos de discusión
“Somos conscientes de que muchas de las acciones que se realizan tienen impacto sobre el ambiente y eso hay que corregirlo. Pero también sabemos que el sistema productivo argentino es uno de los más sostenibles en el mundo y hay evidencias que lo demuestran; lo mostramos y explicamos cada vez que nos toca hablar de estos temas”, afirmó Vilella.
El secretario de Bioeconomía argentino se refirió al Reglamento 115 de la Unión Europea (UE), que a partir del año próximo exigirá a quienes quieren venderle productos primarios que demuestren que estos se han producido en tierras que no sufrieron deforestación después del 31 de diciembre de 2020. En ese sentido, hace pocos días, la Secretaría de Bioeconomía anunció el primer embarque con destino a Alemania –principal comprador de carne argentina en la UE- de carne bovina certificada como libre de deforestación.
“Aparecen demandas que pueden ser caracterizadas como paraarancelarias pero son reclamos de los consumidores. Y acá se puede intentar tener razón o vender. Tenemos muchos puntos de discusión con ciertos puntos que no están sujetos a ciencia. Pero si nos detenemos en eso no podríamos haber enviado la primera partida de carne libre de deforestación y no podríamos vender nada desde el 1° de enero de 2025”, dijo Vilella.
El ministro uruguayo, Fernando Mattos, valoró el esfuerzo de los productores para cuidar la sostenibilidad y advirtió que “empezamos a enfrentar un desafío enorme desde el punto de vista de las concepciones generales que rigen el comercio. El hecho de que la Organización Mundial de Comercio (OMC) esté perdiendo peso relativo en el dictado de las reglas de internacionales, dándole lugar al protagonismo de los aspectos ambientales, nos expone a un enorme riesgo. No es que el proteccionismo sea nuevo; ya llevamos más de 30 años con reglas que van restringiendo nuestra potencialidad productiva. Pero el problema se agrava hoy porque quieren imponer normas que no están respaldadas por la ciencia”.
“Así, en el aspecto climático, somos tomadores de normas que impone el mundo central”, concluyó Mattos.
Fernando Camargo precisó que los países de América Latina y el Caribe están entre los de mayor exposición en el mundo a la norma sobre deforestación de la (UE), porque son grandes proveedores de productos como soja, carne vacuna, madera, cacao, café y aceite de palma.
En cuanto a las iniciativas regionales del sector privado para garantizar la continuidad del comercio a la UE, Camargo habló del caso argentino, con la creación de VISEC, plataforma de trazabilidad y monitoreo para evaluar los impactos ambientales, sociales y económicos de la producción de soja y otros commodities en áreas prioritarias, comenzando por el Gran Chaco.
También se refirió al Soft Commodities Forum, con el que seis grandes compañías que operan en Brasil identifican, invierten y escalan soluciones para eliminar la deforestación y la conversión de tierras de la producción de soja e incentivar el uso sostenible.
El representante del IICA en la Argentina se refirió a la importancia de desarrollar políticas públicas que creen instrumentos económicos de incentivo a la no deforestación, como esquemas de pago por servicios ecosistémicos para la conservación de los bosques.
“El IICA –apuntó- promueve la acción colectiva para fortalecer un enfoque basado en ciencia, que contribuya a hacer aún más sólidas las posiciones internacionales de la región en materia de cambio climático”.
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