Por su vasta producción agropecuaria sostenible y su valioso desarrollo agroindustrial, América Latina tiene en los biocombustibles un recurso mucho más efectivo que la electromovilidad para lograr el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector transporte.
Dubái, Emiratos Árabes Unidos, 5 de noviembre de 2023 (IICA) – Los biocombustibles líquidos son una herramienta que ya está disponible en los países de América Latina con la que la región puede hacer una contribución muy valiosa al enfrentamiento al cambio climático, revelaron representantes de la agroindustria en la COP28, foro de negociación ambiental que se desarrolla en los Emiratos Árabes Unidos y que atrae la atención mundial.
El tema fue debatido durante un panel que tuvo lugar en la Casa de la Agricultura Sostenible de las Américas, el pabellón que el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) instaló junto a sus Estados Miembro y en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que este año se desarrolla en la ciudad de Dubái con la presencia de más de 70.000 asistentes, entre líderes políticos y climáticos mundiales, representantes del sector privado, ONGs y organizaciones sociales y de jóvenes.
Participaron del evento en el pabellón del IICA Evandro Gussi, Presidente de UNICA (Asociación Brasileña de la Industria de Caña de Azúcar y Bioenergía); Carolina Rojas Hayes, Presidenta de FEDEBIOCOMBUSTIBLES (Federación de Biocombustibles de Colombia); Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina-Centro de Exportadores de Cereales) y Julio Minelli, presidente de APROBIO (Asociación de Productores de Biocombustibles de Brasil).
El evento fue moderado por Flávio Castellari, Presidente del Arreglo Productivo Local de Alcohol (APLA) de Brasil.
Por su vasta producción agropecuaria sostenible y su valioso desarrollo agroindustrial, América Latina tiene en los biocombustibles un recurso mucho más efectivo que la electromovilidad para lograr el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector transporte, coincidieron los expositores.
Así, los biocombustibles ya han demostrado en los últimos años que permiten avanzar en la transición hacia una matriz energética más limpia y contribuir a las metas globales de descarbonización acordadas por la comunidad internacional a través del Acuerdo de París. Son una contribución clave que está disponible hoy mismo para América Latina y para todo el Sur global.
“Tenemos que abandonar los mitos y atenernos a los hechos. En una visión realista, la movilidad sostenible depende de dos factores, que son la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero por vehículo y la intensidad de carbono de la energía. Y los biocombustibles son muy eficientes en este último aspecto. Por ejemplo, el bioetanol de caña de azúcar reduce hasta un 90% las emisiones de la gasolina”, dijo Gussi.
El presidente de UNICA anticipó que el sector en Brasil se propone llegar en algunos años a un factor de emisión negativo. “Esto lo lograremos con un incremento de la productividad. Hoy producimos 70 toneladas de caña por hectárea pero vamos a llegar a 100”, afirmó el representante del sector agroindustrial brasileño, quien ponderó el rol del IICA en el impulso al desarrollo de la agroindustria sostenible desde América para el mundo.
En Colombia, los biocombustibles ya tienen una tradición de casi 20 años, dijo Carolina Rojas, quien precisó que la normativa local hoy impone un corte del combustible fósil con un 7% de bioetanol de caña de azúcar y 10% de biodiesel aceite de palma.
“Así, los colombianos contribuimos a la mitigación del cambio climático. El biodiesel reduce en un 84% las emisiones del diésel, y el bioetanol, en un 73% las de la gasolina. Estamos hablando de 3 millones de toneladas de CO2 que se han retirado de la atmósfera con el consumo de combustibles que tenemos hoy en Colombia. Es como si circularan un millón de vehículos menos, en un país que tiene un parque automotor de un total de 6 millones”, afirmó Rojas.
“Además, los biocombustibles generan otros beneficios, ya que mejoran la calidad del aire, crean empleos en la agroindustria y colaboran con la soberanía energética. El objetivo de Colombia es reducir en un 50% sus emisiones de gases efecto invernadero a 2030 y los biocombustibles pueden contribuir en un 15% a la consecución de esa meta, aumentando las mezclas obligatorias y voluntarias”, agregó.
El IICA coordinó junto al sector privado la creación de la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO) integrada por los principales gremios empresariales e industriales de las Américas dedicados a la producción y procesamiento de azúcar, alcohol, maíz, sorgo, soja, aceite vegetal y granos, entre otros productos del sector agropecuario.
Como principales objetivos de este nuevo ente regional se destacan los de coordinar la elaboración, promoción y consumo sustentables de estas energías limpias en el hemisferio.
La creación del grupo se produjo durante la Cumbre Panamericana de Biocombustibles Líquidos, organizada en San José por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), que opera como Secretaría Técnica de la coalición.
Solución para la descarbonización
Julio Minelli subrayó que los biocombustibles son una solución ya disponible para la descarbonización, ya que no necesitan nueva infraestructura, sino solamente aumentar las proporciones en que se mezclan con los combustibles de origen fósil.
“En Brasil el biodiesel tiene un mandato que empezó en 2008 con un corte del 2%. Hoy tenemos un 13% y la perspectiva es llegar a 15% en 2026, pero podemos ampliar hasta 25%. En estos 15 años de biocombustibles evitamos emisiones equivalentes a la plantación de 1000 millones de árboles. Decimos que es como si hubiéramos reforestado toda la superficie de los estados brasileños de Alagoas y Sergipe”, en la región Noreste del país, sostuvo Minelli.
Idígoras dio detalles de la industria en Argentina, que ha realizado fuertes inversiones en los últimos 20 años y hoy tiene su punto fuerte en la producción de biodiesel de soja, tanto para consumo interno como para la exportación.
“Nuestra capacidad de producción instalada es de 3.900.000 toneladas, pero hoy se producen anualmente 1.900.000 toneladas por cuestiones regulatorias, por lo cual poseemos dos millones de toneladas de capacidad de producción ociosa”, precisó.
Idígoras hizo hincapié en que la soja con la que se fabrica biodiesel en Argentina se produce de manera sostenible, ya que el 97% se cultiva con el paquete de siembra directa, que incluye una reducción del uso de agroquímicos y favorece una menor erosión del suelo.
“Estamos en condiciones de seguir creciendo –concluyó- con una gran capacidad agroindustrial que no se está utilizando y nos permitiría hacer un aporte aún mayor a la reducción del cambio climático. La transición energética en nuestros países no debe basarse tanto en la electromovilidad, que requiere grandes inversiones, sino en los recursos naturales que tenemos hoy y ya están disponibles”.
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