Durante dos jornadas, en el espacio multilateral más importante del mundo, el foco estuvo puesto en la necesidad de fortalecer el rol de la región como un actor clave en la discusión de los principales desafíos y oportunidades globales, con la mira puesta en el cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
San José, 21 de septiembre de 2022 (IICA) – Líderes globales, jefes de Estado y altas personalidades coincidieron en la necesidad de establecer políticas de Estado y favorecer mayores inversiones en ciencia y tecnología aplicadas a la agricultura para promover la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe en el actual contexto de crisis global.
Las coincidencias se manifestaron en un panel de alto nivel en el que participó el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). La actividad se desarrolló en el marco de la 77º Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, con la organización de CAF-Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), con el título “Seguridad Alimentaria en América Latina y el Caribe: Retos, estrategias y acciones prioritarias”.
Durante dos jornadas, en el espacio multilateral más importante del mundo, el foco estuvo puesto en la necesidad de fortalecer el rol de la región como un actor clave en la discusión de los principales desafíos y oportunidades globales, con la mira puesta en el cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
El presidente de la República Cooperativa de Guyana, Mohamed Irfaan Ali, fue uno de los oradores del encuentro, en el que participaron David Beasley, director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos; María Inés Castillo, ministra de Desarrollo e Inclusión de Panamá; Qu Dongyu, director general de la FAO; y Manuel Otero, Director General del IICA.
Los oradores anfitriones fueron Sergio Díaz–Granados, presidente ejecutivo de CAF; y Christian Asinelli, vicepresidente corporativo de la entidad multilateral.
“La situación de seguridad alimentaria en la región se ha deteriorado en estos últimos cinco años. En América Latina y el Caribe tenemos 13 millones de personas más con malnutrición, la mayoría mujeres y niños. Esto tiene un impacto directo en los resultados educativos”, advirtió Irfaan Ali.
El jefe de Estado consideró que el tema no tiene la relevancia que merece en la agenda pública: “¿Estamos escondiendo esta realidad o no tenemos la voluntad política de mostrar esta información a la población? Si esta tendencia sigue, la región no va a poder cumplir con el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que es eliminar el hambre en 2030”.
Irfaan Ali también vinculó el aumento del hambre y la malnutrición con un recrudecimiento de los problemas de inseguridad. “La población –consideró- está cada vez más intranquila. Los gobiernos debemos tomar medidas urgentes para proteger a los más vulnerables de los aumentos de precios de los alimentos y favorecer la resiliencia de la agricultura”.
“A la inseguridad alimentaria la tenemos encima y, si no actuamos, ahora será un desastre para todos nosotros”, concluyó.
La necesidad de actuar con urgencia
Tanto Díaz-Granados como Beasley coincidieron con el presidente guyanés en que resulta urgente una acción coordinada para atender la situación particular de América Latina y el Caribe, donde la crisis alimentaria podría agravarse por la crisis de los fertilizantes debido al conflicto bélico en Europa del Este. La región importa el 85% de los fertilizantes que utiliza en su producción agrícola.
“Navegamos un contexto de emergencias y conflictos, lo que se suma al efecto del cambio climático, con un impacto sobre la producción de alimentos, las cadenas de abastecimiento y los precios. Esto llega al corazón de las sociedades, aumentando las brechas. Esta tarea requiere urgencia y trabajo mancomunado con nuestros socios. Es un desafío que requiere trabajar con los mejores”, dijo el presidente ejecutivo de CAF.
Díaz-Granados precisó que, en 2020, la inseguridad alimentaria moderada o grave afectó a casi el 41 % de la población de América Latina y el Caribe; es decir, casi 270 millones de personas, bastante por encima del promedio mundial que fue del 30,4 %.
Beasley dijo que la crisis alimentaria ya existía antes de la invasión rusa en Ucrania, pero que las interrupciones en las cadenas de suministros a causa del conflicto bélico y el agravamiento del escenario sirvieron para llamar la atención del mundo.
“Hoy todo el mundo está viendo la crisis de inseguridad alimentaria y la situación es grave en América Latina y el Caribe. Muchas familias están migrando de los países más afectados. Los que migran son gente como ustedes o como yo, que han perdido toda esperanza y que no se irían si tuvieran alimento. La seguridad alimentaria no va a resolver todos los problemas de migración, pero es necesario afrontarla, para traer esperanza a las personas”, dijo Beasley.
La ministra de Desarrollo e Inclusión de Panamá contó que su gobierno está desarrollando una estrategia de lucha contra la inseguridad alimentaria, con eje en el desarrollo territorial y comunitario
“Estamos enfocados en la agricultura familiar. Cuando hablamos de los que sufren hambre, estamos hablando de mujeres, niños y pueblos indígenas”, dijo María Cristina Castillo, quien dijo que en su país la proporción de personas con hambre ha disminuido del 7 al 5% y que actualmente son unas 200.000 personas.
Moderniza a través de ciencia y tecnología
Asinelli advirtió que la inseguridad alimentaria en América Latina y el Caribe “ha empeorado y seguirá empeorando si no actuamos inmediatamente”.
“El contexto global –agregó- ha afectado la producción y las cadenas de abastecimiento. Esto nos da una hoja de ruta a los bancos de desarrollo multilaterales. Nuestros países no pueden luchar contra esto solos”.
El Director General del IICA señaló que la crisis global coloca a América Latina y el Caribe ante los ojos del mundo.
“Somos responsables –precisó- del 13% de la producción mundial de alimentos y somos la región exportadora neta de alimentos más grande del mundo, por lo que somos fundamentales para la seguridad alimentaria”.
Otero señaló que, ante esos datos, es inaceptable que el 41% de la población de la región padezca inseguridad alimentaria.
“Algo no estamos haciendo bien. Si tenemos excedentes de alimentos, ¿por qué tenemos inseguridad alimentaria? La agricultura debe producir, pero debe estar acompañada por estabilidad macroeconómica y accesibilidad a los alimentos para todos”, señaló.
En ese sentido, hizo foco en la necesidad de aumentar el comercio intrarregional y de alumbrar políticas de Estado que aseguren la viabilidad de los agricultores familiares, que son quienes garantizan los alimentos para el consumo interno de los países.
Otero añadió que es imperativo construir una nueva agricultura, más intensiva con conocimientos, dándole prioridad a la ciencia e innovación.
“La diferencia de producción –apuntó- entre los agricultores más avanzados y los más rezagados es de 10 a 1. Esto no puede seguir sucediendo. Hay que hacer un esfuerzo modernizador de nuestra agricultura”.
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