La iniciativa fue lanzada por el BID, el IICA, el Gobierno de Costa Rica y Microsoft, con una donación de USD $1.2 millones de dólares provenientes del Fondo Especial de Reducción de la Pobreza (JPO) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la alianza busca generar un modelo educativo que incorpore las necesidades de las zonas rurales a la malla curricular de los colegios que allí operan y aumente el interés por las carreras profesionales vinculadas al agro.
San José, 21 de enero de 2021 (IICA). Una alianza integrada por el BID, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), los Ministerios de Agricultura y Ganadería (MAG) y Educación Pública (MEP) de Costa Rica y Microsoft impulsará en el país centroamericano la educación en ciencias biológicas, agrícolas y ambientales mediante un plan piloto en colegios técnicos ubicados en las provincias de Puntarenas y Limón.
El objetivo de la iniciativa, lanzada a inicios de este 2021 y que tiene un plan de trabajo de 36 meses, es probar un modelo educativo para la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias naturales y ambientales, así como promover el interés por carreras profesionales en agricultura como medio para abordar las necesidades de la realidad rural, aumentar la inclusión de las mujeres, impulsar la rentabilidad del agro y disminuir la migración del campo hacia las ciudades.
La primera etapa del proyecto, llamada “Pertinencia de la Educación Secundaria de Ciencias y Medio Ambiente en las Comunidades Agrícolas Rurales”, consistirá en talleres con el MEP para definir el abordaje técnico, con miras a elaborar materiales de aprendizaje y módulos de formación de profesores.
Dentro de esa iniciativa, el IICA desarrollará un modelo educativo para la enseñanza y el aprendizaje de las ciencias naturales y ambientales en la educación secundaria, en específico para áreas agrícolas rurales.
“Fortalecer las destrezas tecnológicas de los y las jóvenes estudiantes de las zonas descentralizadas del país es una estrategia que sin duda alguna impactará positivamente en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas estudiantes, sus familias y las comunidades en general. Al mejorar el perfil profesional de las nuevas generaciones en estas regiones se puede contribuir a un desarrollo económico y social del país mejor distribuido, atendiendo desde lo rural hacia el Valle Central, y sobre todo fortaleciendo las actividades económicas de mayor presencia en estas regiones como lo son las actividades agropecuarias, el medio ambiente y el turismo en sus diferentes modalidades”, expresó Pablo Masís Boniche, Director de Educación Técnica del MEP.
“El país tiene fuerte presencia de la educación técnica en zonas rurales, por lo tanto los colegios técnicos profesionales y sus recursos, con sus extensas fincas, constituyen el potencial requerido para el desarrollo de este proyecto conjunto”, agregó el funcionario costarricense.
José Ramón Gómez, Representante del BID en Costa Rica, comentó que este proyecto es un buen ejemplo de cómo debemos generar crecimiento y desarrollo: con iniciativas que respondan a las necesidades locales, con educación, digitalización, tecnología y enfoque de género.
El director de Educación de Microsoft Latinoamérica, Luciano Braverman, expresó: “Sabemos que el desafío de apoyar la educación en todos los ámbitos, pero especialmente en el rural, requiere mucho más que tecnología. Se necesita revisar modelos, construir propuestas pedagógicas pertinentes, crear contenidos digitales articulados con los problemas locales y promover el desarrollo profesional docente de modo sistemático junto a la conformación de comunidades de práctica. Por eso celebramos el comienzo de este proyecto, que estamos convencidos generará mayores oportunidades para una educación localmente relevante”.
“En Costa Rica, como en el resto de América Latina y el Caribe, la agricultura es la principal fuente de sustento en las zonas rurales, pero tiene poco peso en la malla curricular de los colegios que allí funcionan. Esto repercute en bajos niveles de aprendizaje y la deserción de jóvenes del sistema educativo, una trampa de pobreza que hay que revertir”, expresó Manuel Otero, Director General del IICA.
Estos factores, sumados a los efectos del cambio climático y la reducción de la actividad económica causada por la pandemia de Covid-19, de acuerdo con Otero, hacen necesario transformar el modelo de educación rural hacia uno con menos sesgo urbano, más moderno y de mayor uso de las tecnologías, de aplicación presencial y virtual.
Para la construcción de este modelo, el IICA utilizará un enfoque participativo en el que integrará a padres de familia, docentes, estudiantes y productores agrícolas de zonas rurales de Puntarenas y Limón, provincias costeras de Costa Rica donde la agricultura y el turismo son algunas de las actividades económicas más importantes.
Posteriormente, alrededor de 100 profesores recibirán capacitación y asistencia técnica continua para la implementación del nuevo enfoque en el proceso educativo.
La inversión para el desarrollo de este modelo es de cerca de un millón y medio de dólares, provenientes sobre todo del Programa de Reducción de la Pobreza del Fondo Especial de Japón, administrado por el BID, más aportes del IICA y Microsoft.
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