En la sede central del IICA, el director de análisis de políticas globales del USDA explicó cuál es el potencial que tiene esta región para proveer alimentos a la creciente población mundial.
San José, Costa Rica, 26 de abril, 2013 (IICA). Las cerca de 123 millones de hectáreas no cultivadas que posee América Latina pueden impulsarla como líder en la gigantesca tarea de alimentar a la creciente población del mundo, pues la región aventaja a otras partes del planeta que también tienen vastas tierras disponibles, pero grandes dificultades logísticas o de desarrollo.
Con Brasil a la cabeza por su superficie disponible, América Latina y el Caribe cuentan con mejor infraestructura y menores distancias para el transporte de alimentos que otros lugares que aún tienen tierras no utilizadas para la agricultura, como África (que posee unas 202 millones de hectáreas que podrían cultivarse) y Rusia y Ucrania (que tienen unos 52 millones), de acuerdo con una conferencia brindada en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) por Michael Dwyer, funcionario del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).
Dwyer, director de análisis de políticas globales del Servicio Exterior Agrario del USDA (FAS-USDA), explicó que el uso de nuevas tierras para actividades agrícolas es uno de los factores a los que EE. UU. presta mayor atención para proyectar el comportamiento de la agricultura nacional e internacional, un ejercicio anual conocido como Outlook y del cual el IICA informa oportunamente a sus países miembros (lea la más reciente nota técnica del IICA sobre el tema).
El representante del USDA explicó que en Sudamérica el aumento en la producción de soya y otras oleaginosas, desde 1990, ha tenido su principal explicación en el crecimiento de la superficie sembrada y no tanto en el incremento de los rendimientos, contrario a lo que sucede en otras partes del planeta, y en otros cultivos como granos y algodón, en los que la mayor producción se ha basado en mayores rendimientos.
“El sector agrícola de América Latina y el Caribe debe pensar en cómo aprovechar esta oportunidad, pero primero debe resolver sus vacíos en materia de tenencia de las tierras y catastro de propiedades”, afirmó el funcionario del USDA, cuya conferencia en Costa Rica fue gestionada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Oficina del IICA en este país.
Tania López, Viceministra del MAG, también participó en la charla, realizada en la sede central del IICA, en San José, en la que además se señaló la preocupación por el aumento experimentado en el valor de la tierra, derivado en gran medida por el efecto de los altos precios de los productos básicos, que se espera se mantengan altos en la próxima década, y por una mayor competencia por el uso de este recurso.
En términos generales, la estructura de propiedad de la tierra en América Latina y el Caribe presenta tres tendencias, como son la fragmentación en México, Centroamérica y las naciones andinas, la concentración en el Cono Sur y una mayoritaria tenencia estatal en los países caribeños, de acuerdo con el informe Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas 2013: una mirada hacia América Latina y el Caribe, elaborado por el IICA, la Oficina Regional para América Latina de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Con base en datos del 2011 del Banco Mundial, el funcionario del USDA explicó que de las 123 millones de hectáreas no cultivadas en América Latina y el Caribe, en 76% de ellas se podría producir alimentos y llevarlos en menos de seis horas a los mercados. En el este de Europa, donde están Rusia y Ucrania, este porcentaje es 83%, pero en África es 47%.
En total, en el mundo hay 446 millones de hectáreas disponibles para la agricultura. Se trata de áreas no protegidas donde no hay cobertura boscosa, pobladas por menos de 25 personas por kilómetro cuadrado.
Además de aprovechar el potencial agrícola de estas tierras, en las que se podrían producir más alimentos y desarrollar fuentes limpias de energía, Dwyer señaló a la biotecnología como una de las herramientas que permitirían elevar los rendimientos actuales de la agricultura, decaídos en los últimos meses en EE. UU. y la Unión Europea, sobre todo por razones climatológicas, y de muy poco crecimiento desde el año pasado en Sudamérica, Centroamérica y el este de Asia.
“Si consideramos el crecimiento esperado de la demanda por alimentos y energía, debido en gran parte al aumento de la clase media en países en vías de desarrollo, vemos que debemos echar mano de la biotecnología y todas las herramientas disponibles para aumentar la productividad”, dijo Dwyer, quien también mencionó técnicas como la labranza de conservación, el riego por goteo y prácticas de cultivo múltiple.
Al 2022, agregó, se espera que en el planeta haya 978 millones de hogares de clase media, de los que 853 millones estarían en los países en vías de desarrollo. En América Latina, la mayor cantidad de estos hogares se encontraría en Brasil (13 millones), México (seis millones) y Colombia (dos millones).
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