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Una hoja de ruta para apoyar la transformación de los sistemas agroalimentarios: reconocer el aporte económico y social de la agricultura y convertir compromisos en acciones

WFP
Evento paralelo al Premio Mundial de la Alimentación realizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) reunió representantes de gobiernos, del sector privado y de la ciencia. 

San José, 22 de octubre de 2021 (IICA) – Aumentar el reconocimiento de los aportes sociales y económicos de la agricultura, atender las necesidades de los productores y valorar la contribución del sector a las dietas saludables es el único sendero para fortalecer la transformación de los sistemas agroalimentarios, coincidieron ministros de Agricultura y representantes del sector privado y de la ciencia en un evento del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) paralelo al Premio Mundial de la Alimentación 2021.

Los participantes en el foro, incluido el científico Rattan Lal, máxima autoridad mundial en Ciencias del Suelo, Premio Mundial de Alimentación en 2020 y Embajador de Buena Voluntad del IICA, remarcaron que también se debe definir cómo se operativizarán los compromisos y las coaliciones tras la reciente Cumbre de los Sistemas Alimentarios de la ONU y el papel que jugarán los organismos internacionales para impulsar los cambios, de cara a importantes encuentros venideros como la Conferencia de la Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) y otros en la agenda internacional.

En la actividad intervinieron José Ángel López Camposeco, ministro de Agricultura, Ganadería y Alimentación de Guatemala; Indar Weir, ministro de Agricultura y Seguridad Alimentaria de Barbados; Fernando Zelner, Asesor Especial del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil; Natasha Santos, Vicepresidenta de Estrategia y Asuntos para Actores Globales de Bayer; Arturo Durán, Director Senior de Agro para Latinoamérica de Pepsico; José Ysambert, Jefe de Responsabilidad Empresarial de Syngenta para América Latina Norte; Eugenio Díaz Bonilla, Responsable del Programa para América Latina y el Caribe en el Centro Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, por sus siglas en inglés), y Manuel Otero, Director General del IICA.

El diálogo fue moderado por Sara Wyant, fundadora y editora de Agri-Pulse, medio de Estados Unidos especializado en temas de agricultura.

Rattan Lal, director del Centro de Manejo y Secuestro de Carbono (C-MASC) de la Universidad Estatal de Ohio, socio estratégico del IICA en la iniciativa Suelos Vivos de las Américas, señaló cómo los compromisos pueden pasar a la realidad con los organismos multinacionales a la cabeza.

“Hoy el concepto de sostenibilidad ha sido muy bien explicado y tiene cinco dimensiones: ambiental, agroeconómica, económica, social e institucional. Para alcanzar esos pilares se requiere coordinación y aquí el IICA tiene un papel muy importante, ser un catalizador y promotor de la adopción de mejores prácticas de gestión en América Latina y el Caribe, bajo el programa Suelos Vivos, y también poder llevar esas experiencias al sur de África y el este de Asia”, dijo Lal.

El director del C-MASC explicó que desde la educación preescolar se debe formar a los niños y niñas para que conozcan de dónde provienen los alimentos y la importancia del suelo, el aire y el agua como componentes básicos de la agricultura, un rol en el que el IICA también puede jugar un papel preponderante.

Además, el científico llamó a alcanzar una agricultura libre de emisiones. “Cero emisiones no es suficiente, necesitamos una producción negativa para poder mitigar el cambio climático”, añadió.

De acuerdo con José Ángel López, ministro de Guatemala, la contribución del agro a los sistemas agroalimentarios debe ser vista de manera integral. “Nos toca dignificar el aporte de la agricultura a la humanidad, que se reconozcan todas las implicaciones que tiene para la vida humana, como erradicar la pobreza, impulsar el desarrollo socioeconómico, garantizar la seguridad alimentaria y nutricional, aumentar la producción y el comercio, sin descuidar la aplicación de medidas sanitarias y fitosanitarias”, expresó.

Indar Weir, de Barbados, explicó que empoderar a los jóvenes es básico para cambiar la agricultura. “En mi país tenemos una gran cantidad de gente joven desempleada, por eso establecimos una campaña para generar empleo y que los jóvenes entiendan las ciencias de la agricultura, los suelos y la tecnología. Necesitamos inversión para la provisión de agua, así como tecnologías para impulsar un nuevo tipo de agricultura que nos lleve adelante y nos brinde cosechas rápidas”, afirmó el ministro.

El asesor especial del Ministerio de Agricultura de Brasil, Fernando Zelner, puso en el foco el aporte de la ganadería sustentable. “La ganadería nos da seguridad alimentaria y nutricional, crecimiento económico, genera trabajos y es una industria importante en muchos de nuestros países. Hay emisiones de los vehículos y nadie habla de eliminarlos, la ganadería debería ser igual, debemos hacerla sostenible, tenemos tecnologías que pueden ayudar a hacerlo. Bajo esa lente podemos pensar que la ganadería y la cría de ganado tienen que ser vistas como aspectos económicos y sociales para nuestras poblaciones”, consideró.

“La Cumbre de Sistemas Alimentarios nos ha dado enfoques sobre qué se puede hacer. El primero son las coaliciones sobre temas específicos, el segundo son las métricas y el tercero es que se requieren políticas. Acá el aporte de las Américas es muy relevante, podemos desarrollar un plan como región con los principales elementos para la salida de la pandemia y propuestas de instrumentos especiales de financiamiento y mecanismos de coordinación”, manifestó, por su parte, Eugenio Díaz Bonilla, de IFPRI.

Desde el ámbito privado

Natasha Santos, de Bayer, consideró vital acelerar la agricultura sostenible mediante alianzas público-privadas y la dotación de innovaciones a los agricultores. “Tener colaboración y confianza es fundamental para marcar la diferencia. Se requiere un sistema agrícola justo, inclusivo, que tenga en cuenta el ambiente y trabaje para los agricultores, no hay razón para que el agro asuma todo el riesgo del cambio climático, por eso se deben encontrar fuentes de financiamiento diferentes”, apuntó.

Los cambios en los sistemas agroalimentarios necesitan una nueva mentalidad, de acuerdo con Arturo Durán, de Pepsico. “Todos los que estamos involucrados en la agricultura tenemos que aprender a desaprender, lo que funcionaba hace 10 o 15 años ya no es sostenible”.

Agregó que es importante la digitalización del agro: “Sin tecnología no será posible salir adelante. Hemos roto la creencia de que la digitalización y la tecnología no son para agricultores de pequeña escala, se trata de romper esos mitos”.

Para incorporar estas innovaciones, José Antonio Ysambert también propuso robustecer las alianzas. “Como empresa estamos trayendo tecnologías, necesitamos la cooperación del sector científico-académico y los Estados para la regulación, con el fin de hacer las tecnologías accesibles y cortar los tiempos de llegada al mercado”, acotó el ejecutivo de Syngenta.

Manuel Otero, Director General del IICA, expresó que la transformación de los sistemas agroalimentarios es impostergable dado el escenario de triple crisis: el impacto de la pandemia, especialmente crudo en las Américas; la desaceleración económica y el cambio climático.

 “Se trata de encontrar soluciones a estos grandes desafíos, no culpables, para impulsar la transformación”, dijo Otero.

Agregó que el IICA seguirá impulsando el consenso alcanzado por los países de las Américas en la ruta hacia la Cumbre de Sistemas Alimentarios, plasmado en 16 mensajes clave, y que constituye la visión del hemisferio para transformar cómo se producen y consumen alimentos en el mundo.

“Me siento muy orgulloso de este esfuerzo decidido, una llama que debe mantenerse viva y que puede resumirse así: los sistemas agroalimentarios no son fallidos, aunque sí mejorables; los productores son el eslabón central de esos sistemas agropecuarios; es preciso implementar estrategias diferenciadas; el comercio es clave para traccionar la seguridad alimentaria; los aportes públicos y privados son igualmente importantes y la ciencia es el elemento fundamental para tomar decisiones”, afirmó.

 

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