En encuentro con líderes rurales, Director General del IICA propone hoja de ruta y acciones concretas para fortalecer producción, comercialización y comunidades
San José, 22 de abril de 2024 (IICA) – El Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, presentó a unos 40 líderes rurales de 21 países reunidos en Costa Rica una propuesta de hoja de ruta y acciones concretas con el objetivo de robustecer la organización, la producción, los ingresos y la resiliencia de las comunidades representadas en el encuentro.
Líderes rurales de todas las regiones del continente americano participaron en intensas jornadas de diálogos e intercambio de experiencias realizadas dentro del denominado “Primer Encuentro de Líderes de la Ruralidad de las Américas: Fortaleciendo la Ruralidad a través de la Producción Sustentable, Resiliente e Inclusiva”, organizado por el IICA en su sede central, en San José, Costa Rica.
Uno de los compromisos surgidos del encuentro fue el establecimiento de una red con el soporte técnico del IICA, que buscará impulsar acciones para fortalecer y empoderar a los territorios rurales y sus protagonistas, y jerarquizar su papel de garantes de la seguridad alimentaria y nutricional y guardianes de la biodiversidad del planeta.
En el encuentro los y las líderes asistieron a presentaciones de Rattan Lal, quien lidera el Centro de Manejo y Secuestro de Carbono Rattan Lal (C-MASC), de la Universidad Estatal de Ohio; Álvaro Lario, presidente del FIDA (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), y el ex ministro de Agricultura de Brasil Roberto Rodrigues, uno de los referentes mundiales del movimiento cooperativo, entre otros.
Otero dijo que, en base a lo debatido, “identifiqué ocho acciones de ámbito hemisférico para darle vida a esta red. La primera está vinculada al cooperativismo, promoviéndolo a nivel de los agricultores familiares y grupos vulnerables a través de una plataforma hemisférica para la que tendremos como mentor al propio Roberto Rodrigues”.
El armado de un sello de la agricultura familiar y campesina de las Américas, la creación de una red de bancos de germoplasma de semillas nativas, la sistematización y divulgación de experiencias, por ejemplo, en materia de producción de alimentos en áreas de secano, el papel de las escuelas rurales y agrotécnicas, nuevas estrategias de extensión, la creación de un catálogo de los productos de la agricultura familiar de las Américas y la divulgación de información sobre acceso al financiamiento para las comunidades rurales, fueron las otras propuestas hechas por el Director General del IICA.
En las deliberaciones, los y las líderes plantearon, junto a su acuerdo con las propuestas de Otero, asuntos relativos a la rentabilidad, el acceso a conectividad y tecnología, migración de jóvenes, equidad de género, escasez hídrica, asociativismo, educación y seguridad en el campo, y sustentabilidad.
“La migración de los jóvenes del campo a la ciudad es progresiva. Primero salen del campo para ir a la localidad más cercana para que tengan una escuela, luego van a una localidad más grande para seguir algún otro estudio y allí los chicos se cautivan porque tienen comodidades que no hay en el campo: electriciEdad, duchas, camas. De ahí muchos van a las ciudades más grandes. El problema es que esos chicos quedan expuestos y desprotegidos, el 95% terminan en actividades que son peligrosas y el 5% llega a la universidad. Al final los chicos de campo emigran a la ciudad para estar mejor, pero pueden tener una vida más protegida si se quedan en el campo. Por eso pienso que hay que llevar un pedacito de la ciudad al campo y también un poco del campo a la ciudad, porque la ciudad también necesita un poquito de campo”, dijo Trigidia Jiménez, ingeniera agrónoma boliviana y quechua, quien combinó saberes científicos y ancestrales para potenciar el cultivo de la cañahua, desarrollado en tiempos prehispánicos pero luego fue desplazado.
Joelin Santos, impulsor de un modelo de agricultura innovadora que ha atraído a gran cantidad de jóvenes a la producción de piña en República Dominicana, habló de su apuesta “por la integración generacional” y la incorporación de tecnología.
“Cosas que antes se hacían en 20 días hoy se hacen en 30 minutos. La tecnología nos permite ser más responsable en el manejo de los suelos, nos permite una producción que no tenga químicos y hormonas en exceso que haga daño. Podemos producir, ganar dinero, usando la tecnología nos cansamos menos, dañamos menos la tierra y también podemos proyectar los resultados. Estamos haciendo una agricultura consciente y responsable”, indicó.
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