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Transformación de sistemas agroalimentarios y adaptación al cambio climático debe incluir prioritario combate a desigualdad social, coinciden ministros en evento convocado por Wilson Center y el IICA

Cecilia López Montaño, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia; Laura Suazo, Secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras; Juan José Bahillo, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina; Avinash Singh, senador y ministro del Ministerio de Agricultura, Suelos y Pesca de Trinidad y Tobago; Benjamin Gedan, director del Programa Latinoamericano y el Proyecto Argentina del Wilson Center; Manuel Otero; Director General del IICA; y Diego Moreno, investigador asociado del CIPPEC y quién fugió como moderador del evento.
Cecilia López Montaño, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia; Laura Suazo, Secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras; Juan José Bahillo, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina; Avinash Singh, senador y ministro del Ministerio de Agricultura, Suelos y Pesca de Trinidad y Tobago; Benjamin Gedan, director del Programa Latinoamericano y el Proyecto Argentina del Wilson Center; Manuel Otero; Director General del IICA; y Diego Moreno, investigador asociado del CIPPEC y quién fugió como moderador del evento.

San José, 29 de noviembre de 2022 (IICA) - La desigualdad social es el principal denominador común de América Latina y el Caribe y esa dolorosa realidad debe ser cambiada con políticas que incluyan las dimensiones de la pobreza y la exclusión en la transformación de los sistemas agroalimentarios y el enfrentamiento al cambio climático, coincidieron ministros y secretarios de Agricultura de la región en un diálogo organizado por el Wilson Center y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
 
Del encuentro virtual participaron Cecilia López Montaño, Ministra de Agricultura y Desarrollo Rural de Colombia; Laura Suazo, Secretaria de Agricultura y Ganadería de Honduras; Juan José Bahillo, Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina; y el senador y ministro del Ministerio de Agricultura, Suelos y Pesca de Trinidad y Tobago, Avinash Singh.
 
La presentación estuvo a cargo de Benjamin Gedan, director del Programa Latinoamericano y el Proyecto Argentina del Wilson Center, y las conclusiones las realizó el Director General del IICA, Manuel Otero.  Moderó Diego Moreno, investigador asociado del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).
 
“En América Latina tenemos la mitad de la población rural en condición de pobreza y una cuarta parte en pobreza extrema; además el tema de la mujer rural se sigue abordando sin reconocer que tiene una agenda de cuidado, a lo que se le suma una actividad productiva, lo que termina en horarios imposibles de manejar. Si esto no se considera como uno de los grandes cambios que tenemos que hacer para reducir la desigualdad, realmente estamos dejando la mitad de la agenda sin resolver”, afirmó López.
 
Para la ministra colombiana, es clave establecer la relación entre desigualdad y cambio climático.
 
“Me temo que el impacto del cambio climático está ocultando la desigualdad. Sin resolver esta, que es la crisis más seria que tiene América Latina, estamos centrando toda la agenda allí y se nos olvida que nuestro gran drama es la desigualdad. En una mar de miseria, como la que vivimos en la ruralidad latinoamericana y en otras partes del mundo, es imposible esta transición a una agricultura sostenible y que implica mucho más conocimiento”, expresó.
 
Laura Suazo, ministra hondureña, consideró que las políticas de Estado a favor del sector agropecuario deben ser sostenibles, pues esta actividad es vital para la economía y la inclusión.
 
“Uno de los mayores retos actuales es que trabajamos en un contexto de pobreza ascendente, por eso la agricultura, bajo una política de Estado efectiva, equitativa e incluyente, puede aportar a la economía y a bajarle unos grados a la pobreza”, dijo Suazo.
 
La funcionaria agregó: “La transformación de los sistemas agroalimentarios debe hacerse. El Covid-19 desenmascaró la incapacidad de todas las naciones de afrontar una epidemia, de brindar servicios de salud a los productores, quienes no guardaron confinamiento, salieron a producir y nos pusieron alimentos para seguir aquí, aunque no tienen seguro médico, pensiones ni seguro agrícola, temas que siguen siendo, antes del covid-19 y después, fundamentales para una política”.
 
Benjamin Gedan, en tanto, recordó que la pandemia y la guerra en Ucrania "alteraron los patrones globales de comercio, producción y consumo", lo que impacta significativamente a los países latinoamericanos y caribeños. "Y esos acontecimientos han tenido un impacto significativo en el sector agrícola, especialmente un aumento en el costo y una disminución en el suministro de fertilizantes. Esto ha complicado los esfuerzos de los agricultores de la región para aumentar la producción y así poder aprovechar los altos precios mundiales de los alimentos y hacer frente a la inseguridad alimentaria global", remarcó.
 
También indicó que "los agricultores de la región han experimentado estos impactos directamente, ya que las sequías devastan los cultivos de soja y trigo de América del Sur y empeoran las condiciones del Corredor Seco de América Central, así como inundaciones y huracanes afectan directamente a agricultores caribeños".
 
Mayor solidaridad regional
 
De acuerdo con el secretario argentino de Agricultura, Juan José Bahillo, América Latina y el Caribe tiene que desarrollar políticas de cooperación y solidaridad. “Tenemos asimetrías sociales que debemos enfrentar y las políticas deben estar orientadas a eliminarlas y llevar mejor calidad de vida a nuestros ciudadanos”, consideró.
 
Con la pandemia la situación de vulnerabilidad de los grupos más desfavorecidos ha aumentado en los últimos dos años, manifestó Bahillo, con el agravante del incremento de costos de energía, insumos y fertilizantes por el conflicto bélico en Europa del Este, que genera todavía más inestabilidad en la economía.
 
“En Argentina, el conflicto bélico ha traído un sobrecosto de USD 5.000 millones, por el incremento en costos de la energía, los fletes para importar y los fertilizantes, un monto que hay que asumir como país en un contexto de vulnerabilidad y fragilidad en el frente externo que nos compromete aún más”, admitió el secretario.
 
Bahillo también llamó a defender el modelo de producción de alimentos de la región, que, aunque perfectible, tiene las condiciones para ser parte de la solución a los problemas de alimentación del mundo.
 
Avinash Singh, de Trinidad y Tobago, alertó que la cooperación internacional para lograr la adaptación al cambio climático es urgente. “Las áreas de prioridad de inversión incluyen tecnología, innovación y mejores prácticas, que permitirían a nuestros agricultores continuar con sus cultivos tradicionales y regenerativos”.
 
El senador informó que actualmente alrededor de 90% de los agricultores trinitarios enfrentan los graves efectos de recientes inundaciones, provocadas por intensas lluvias en los últimos días. “El cambio climático es real, ya está aquí, tenemos que pensar qué podemos hacer a nivel mundial para garantizar que los alimentos seguros estén disponibles”, aseveró.
 
Manuel Otero, Director General del IICA, quien cerró el diálogo virtual, afirmó que América Latina y el Caribe es la región más vulnerable del mundo al cambio climático, lo que vuelve imperativa una nueva generación de políticas “pro agricultores, pro naturaleza, pro sociedad e interinstitucionales”.
 
Con un cauto optimismo, Otero tomó como ejemplo las acciones para enfrentar el cambio climático y dotar a los productores de herramientas financieras y de innovación, las cuales reseñaron los funcionarios y funcionarias de Colombia, Honduras, Argentina y Trinidad y Tobago, para aseverar que la agricultura y la ruralidad están al tope de la agenda, “algo que en el pasado no ocurrió”.
 
Mencionó que el IICA puede participar en un estudio -sugerido por la ministra López, de Colombia- para conocer mejor cuáles son las demandas de apoyo de los productores y de esa manera dirigir con más precisión las políticas públicas.
 
“Quizá el cooperativismo es el camino a seguir, para lo cual podemos coordinar un estudio de naturaleza propositiva, mientras avanzamos en el proceso de transición hacia una agricultura mucho más intensiva en conocimientos, a favor de la agroecología, en la que ciencia y la innovación deben ser fundamentales”, expresó Otero.

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