Agricultura digital, una herramienta vital para el desarrollo y la inclusión de los agricultores y para fortalecer los Sistemas Alimentarios
San José, 21 de mayo de 2021 (IICA) – La revolución agrícola digital que transforma al sector agropecuario es clave para fortalecer los sistemas agroalimentarios, y su extensión a los pequeños agricultores y cooperativas requiere políticas públicas robustas que contemplen la formación de habilidades para que las poblaciones rurales puedan aprovechar a fondo las ventajas que ofrece.
Esos fueron algunos de los consensos alcanzados en el foro “La digitalización de la agricultura como determinante para la transformación de los sistemas alimentarios: Una perspectiva desde las Américas”, que fue organizado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) de cara a la Cumbre de Sistemas Alimentarios convocada por la ONU y que reunió cerca de un centenar de expertos.
“La agricultura digital fortalece los sistemas agroalimentarios y es importante que alcance a los agricultores más pequeños y que están rezagados, ya que casi un 70% de los habitantes rurales no tiene una conectividad adecuada y menos del 20% tiene alguna aptitud básica para el manejo de tecnologías digitales”, señaló en la apertura del foro el Director General del IICA, Manuel Otero.
El titular del organismo internacional especializado en desarrollo agropecuario y rural recordó el potencial de la agricultura digital para reducir las brechas en materia de productividad y para incluir a jóvenes y mujeres rurales, y se refirió a datos incluidos en recientes estudios elaborados por el IICA junto al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Microsoft, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y la Universidad de Oxford, que mostraron agudas carencias en materia de conectividad rural en América Latina y el Caribe y la necesidad de abordar el desarrollo de habilidades digitales.
En este sentido, el especialista del IICA en Agricultura Digital Federico Bert explicó la importancia de la introducción de la digitalización en la producción agropecuaria, al tiempo que llamó la atención de que “todos los beneficios potenciales que tienen las tecnologías digitales aplicadas pueden facilitar la integración, pero cuidando en no generar exclusión y desigualdades”.
Bert, quien realizó el informe introductorio que sirvió para el debate de los cuatro grupos de trabajo en los que se dividió el foro, destacó el papel de las tecnologías digitales en el incremento de los rendimientos agrícolas, el desarrollo sostenible, la articulación de las cadenas de suministro, así como para los trabajos de irrigación, trazabilidad y certificación, entre otros.
“La agricultura digital, en un sentido más general, puede facilitar la cooperación y el intercambio entre los agricultores, entre distintos actores de cadenas de valor, aportando a la promoción de medios de vida equitativos y a todas las plataformas para coordinar la cooperación”, afirmó.
Sin embargo, señaló que estos procesos de integración e interacción “pueden convertirse en verdaderas amenazas si los agricultores no pueden acceder o hacer pleno uso de esas tecnologías”.
Por estas razones, propugnó trabajar para superar las limitaciones en el acceso a las tecnologías en las áreas rurales, una tarea en la que las políticas públicas tienen un papel central, al tiempo que se avanza en la capacitación para que los agricultores adquieran habilidades y destrezas que les permitan aprovechar a pleno las tecnologías digitales.
Para asegurar que los beneficios de la agricultura digital se expandan, Bert enfatizó la necesidad de “construir agendas concretas con objetivos concretos de impulso a la digitalización y a la formación de capacidades digitales genéricas y específicas” de los agricultores.
Los debates en los grupos de trabajo profundizaron estas recomendaciones, destacando la importancia de crear herramientas digitales sencillas y que no necesiten de capacitación muy compleja para ser utilizadas por los productores, señaló Jorge Cordone, gerente de la Federación de Cooperativas de Paraguay, que aglutina 35 cooperativas.
“Las herramientas tecnológicas deben ser accesibles, incluso que se pueda trabajar con ellas fuera de línea y que, una vez conseguido el acceso a Internet, se puedan descargar todos los archivos que se necesiten para su utilización”, explicó
Otros participantes, como Luis Marcano, de la Fundación Servicio para el Agricultor (Fusagri) de Venezuela, también mencionaron a la conectividad a internet como una prioridad.
“El fortalecimiento de los sistemas en relación con la extensión agrícola podría ser un avance dinámico e inclusivo de la digitalización en la agricultura, como lo vemos en el impulso que la pandemia le ha dado a la sociedad mundial para que ésta se apropie de las tecnologías digitales”, dijo Marcano.
Al igual que otros expertos presentes, puso el acento en priorizar la capacitación para la extensión de zonas agrícolas digitales, lo cual serviría a la vez para alentar la alfabetización de las áreas rurales, una tarea en la que el sector público y los organismos internacionales deberían brindar su apoyo, agregó.
Por su parte, Gabriel Girghitella, de CREA de Argentina -una asociación civil integrada y dirigida por empresarios agropecuarios que se reúnen en grupos para compartir experiencias y conocimientos-, llamó la atención sobre la existencia de una “gran cantidad de productores que ni siquiera sabe cuál es la oferta de soluciones digitales disponibles”.
“Por eso hay que dar a conocer toda la oferta de soluciones digitales disponible y hay que enfocarse en las soluciones que ya han madurado y que nos pueden ofrecer algo concreto, al tiempo que se deben analizar cuidadosamente los contextos en los que se aplican esas soluciones”, precisó.
También recalcó el rol del trabajo de capacitación, en particular de los jóvenes y en la participación de las mujeres en el proceso de digitalización de la agricultura, uniendo esto a la tarea de rescatar “conocimientos y saberes ancestrales que hay en muchos sistemas de producción y comunidades de productores y que no deben perderse”.
Al igual que lo hicieron Girghitella, Marcano y Cordone, quienes actuaron como informantes de los debates en sus grupos de trabajo, la consultora chilena para la pequeña agricultura Lorena Romero insistió en el problema de la accesibilidad o conexión a Internet como la base para poder desarrollar la agricultura digital.
Romero introdujo la cuestión del desarrollo del comercio electrónico internacional, tal como había sido indicado en la introducción por Bert, y señaló que era un elemento central en la cultura digital que se busca desarrollar en los sistemas agroalimentarios.
A la hora de las conclusiones, el director de Cooperación Técnica del IICA, Federico Villarreal, resumió algunos de los aspectos tratados en los grupos de trabajo.
Entre otros, mencionó la necesidad de avanzar en la alfabetización digital, la inclusión de mujeres, jóvenes y comunidades de pueblos ancestrales, además del trabajo con las organizaciones de productores para ayudar al desarrollo de los dispositivos tecnológicos para el progreso de la agricultura digital.
Villarreal puntualizó que una comunicación precisa de la agricultura digital “es un elemento no menor para promover la digitalización de las cooperativas rurales, algo que apareció en reiteradas oportunidades en los debates y que consideramos fundamental”.
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