Caficultor nicaragüense destaca mejoras productivas y de gestión logradas por pequeños productores con el apoyo de PROCAGICA
Matagalpa, Nicaragua, 18 junio de 2021 (IICA). “Mi organización se ha beneficiado en varios aspectos organizativos, administrativos y de producción”. Así describe José Ramón González, de la comunidad Cuyalí, de San Isidro, Nicaragua, la ayuda del Programa Centroamericano de Gestión Integral de la Roya del Café (PROCAGICA).
Para González, esa asistencia ha significado no sólo el desarrollo y el fortalecimiento de capacidades, de rendimiento y productividad, sino también de procesos de gestión de las cooperativas de pequeños productores de café.
“En la administración hemos sabido enderezar algunos puntos débiles que teníamos, también hemos recibido ayuda en la parte legal, porque si no tuviéramos la documentación al día no habríamos podido participar en el programa”, explicó el productor nicaragüense.
Agregó que esta es una de las grandes debilidades que padecen muchas pequeñas agrupaciones de productores, factor que les limita el acceso a beneficios y el fortalecimiento de sus capacidades.
Adaptaciones en la era de Covid-19
El proceso de despulpado, manejo de tejidos, aplicación de biofertilizantes y control de plagas y enfermedades, como parte de las medidas de adaptación al cambio climático, han sido para muchas familias caficultoras la ventana de oportunidad para lograr mantener e incrementar la productividad del café y sus cultivos en asocio, incluso ante las dificultades generadas por la pandemia.
“Hemos aumentado la producción. Los productores ahora conocemos nuevas técnicas de manejo de cafetales y organizativamente también asisten más a la cooperativa”, señaló el caficultor.
El poder adquisitivo de los productores también se ha fortalecido a través de la creación del fondo de capitalización promovido por el PROCAGICA. Este fondo sirve para brindar microcréditos de fácil acceso no sólo para fertilizar el café, sino para la siembra de cultivos de ciclo corto, como el maíz. “Hoy en día tenemos ese fondito en la cooperativa, ya los productores no vamos a perecer para dar esa primera fertilizada,” afirmó González.
Por otro lado, aprender a elaborar los fertilizantes foliares quelatados ha sido un gran reto, pues muchas cooperativas y productores inicialmente creían que, debido al bajo costo de producción, no iban a tener los resultados esperados; sin embargo, poco a poco se dieron cuenta que estos contienen más nutrientes que muchos fertilizantes comerciales.
“Ahora 20 barriles de biofertilizantes están generando ingresos a la cooperativa y disminuyen los costos al productor y a todos los socios, porque les estamos llevando un producto de calidad. Anteriormente éramos nosotros quienes no sabíamos realizar el producto de forma correcta, con sus minerales separados, ahora se ha visto el efecto positivo en la planta. Si se aplica hoy, en ocho días se ve el rebrote de nuevo tejido y eso es algo positivo para los productores y la organización, pues tenemos ahorro de costos y mayor productividad,” explicó el productor.
El uso de nuevas herramientas para los procesos de cultivo también ha significado la reducción de jornales de trabajo y el mejoramiento de la calidad en los procesos agrícolas. “Antes para aplicar el producto (fertilizantes foliares) en una manzana eran dos días de trabajo. Ahora, con la motobomba, en dos horas se aplica. En el manejo de tejidos la podadora de altura requiere ocho horas de trabajo por manzana, en cambio en años anteriores eran ocho días de un peón. Eso ha venido a disminuir costos al productor, además a generar empleos en nuestra organización”, dijo González.
La meta a corto plazo de José Ramón González es seguir llevando a la práctica la visión del PROCAGICA, que les brindó un fondo de capitalización para iniciar inversiones y conocimientos para aplicarlos de manera eficiente en la parcela.
PROCAGICA, un programa de la Unión Europea ejecutado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), ha trabajado desde el 2016 con socios estratégicos regionales y con la institucionalidad cafetalera de cada país donde interviene para complementar los esfuerzos nacionales y regionales dirigidos a mejorar la preparación, la capacidad de respuesta y la resiliencia de familias de pequeños productores de café en Centroamérica frente a las amenazas originadas por la variabilidad y el cambio climático.
El programa ha beneficiado a más de 7.000 caficultores en Centroamérica y República Dominicana, promoviendo la renovación de cafetales, la diversificación de cultivos para reforzar la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de las alertas tempranas e investigaciones científicas para mejorar la resiliencia de las plantas de café, entre otros logros.
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