Comercio agropecuario: un motor para impulsar a las economías latinoamericanas golpeadas por la pandemia
San José, 8 de junio de 2021 (IICA) – El Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) y la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) cuentan con un plan de trabajo conjunto y dentro de ese marco elaboraron un documento de base que brinde información relevante para el diseño, implementación y financiamiento de un proyecto que fomente la convergencia regulatoria en el sector agroalimentario entre los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico, apoyado por ambas instituciones.
El documento fue preparado por el IICA a través de Anabel González, ex ministra de Comercio Exterior de Costa Rica y recientemente designada Subdirectora General de la Organización Mundial del Comercio (OMC), y con el trabajo conjunto con ALADI se identificarán pasos a seguir para continuar avanzando con esta iniciativa.
“La pandemia ha golpeado a Latinoamérica, trae muchas consecuencias, y los países de la región tienen que buscar nuevos motores para impulsar el crecimiento. El comercio agroalimentario se constituye en uno de esos motores”, dijo Anabel González al presentar el documento.
“El potencial del sector agroalimentario para contribuir con la reactivación económica de la región es muy significativo, si se logran reducir los obstáculos regulatorios que inciden en el comercio y encadenamientos productivos que son relativamente limitados. Creemos que la cooperación regulatoria entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico podría apoyar la expansión del comercio agroalimentario intrarregional, la seguridad alimentaria, el desarrollo de cadenas de valor, una pequeña participación de pequeños y medianos productores y empresas del comercio que siempre son los más impactados por las divergencias regulatorias y también contribuir a fomentar las exportaciones afuera de la región”, agregó la experta.
El gerente del Programa de Comercio Internacional e Integración Regional del IICA, Daniel Rodríguez, detalló que “identificar criterios que nos permitan priorizar acciones no solo a nivel de cadenas y productos sino en tipos de medidas es realmente importante. Estamos ante un proceso por etapas y tendremos que avanzar poco a poco e ir sumando sectores y países”.
En este sentido, el Tratado de Montevideo de 1980 ofrece un espacio rico en posibilidades para avanzar en el área de la cooperación regulatoria entre todos los países miembros de la ALADI, en base a los principios de convergencia progresiva y de multiplicidad en las formas de concertación de instrumentos comerciales. Sus Acuerdos de Alcance Parcial pueden abarcar materias diversas, incluyendo las de comercio agropecuario, la sanitaria, normas técnicas, entre otras, y constituyen una herramienta adecuada a un proceso por etapas a través de la progresiva multilateralización de sus resultados.
En la presentación del documento se enfatizó en que mantener costos de divergencias regulatorias altos a quienes más impacta y perjudica es a los pequeños y medianos productores, que quedan inhibidos de participar en el comercio en vista de que los de mayor escala cuentan con mecanismos de acceso a la información. Se considera que este proyecto podría tener un gran apoyo por parte del sector privado con el fin de poder ir aterrizando en áreas puntuales que busquen resultados concretos, puntuales y rápidos.
Además, tanto desde el IICA, representado por su Director General, Manuel Otero, como desde la ALADI, representado por el Secretario General, Sergio Abreu, se destacó el papel relevante de la cooperación internacional para ayudar a reducir las barreras comerciales existentes y unir esfuerzos para promover las oportunidades comerciales en el ámbito de la región, generando más comercio, más conocimiento y más integración regional.
En ese sentido, se mencionó como posibles aportes de la cooperación técnica al proceso de convergencia de intercambios informales de información, armonización y estandarización internacional, los acuerdos de reconocimiento mutuo, las determinaciones de equivalencia regulatoria y el fomento de buenas prácticas y principios.
Uno de los objetivos de la primera etapa de los trabajos, indicó González, es combinar una serie de criterios para definir prioridades de cooperación y criterios de interés comercial.
Los procesos de análisis se iniciarán a través de la creación de una comunidad de reguladores que puedan intercambiar experiencias, desarrollar planes de trabajo, formalizar la cooperación y constituir redes de reforma regulatoria en la región basadas en buenas prácticas internacionales.
Un comercio reducido
De acuerdo a los análisis presentados en el documento, los países del Mercosur y de la Alianza del Pacífico presentan un reducido comercio agrícola y limitados encadenamientos productivos.
Si bien el sector agrícola tiene un peso importante (43% en 2019) en las exportaciones del Mercosur al mundo, no ocurre lo mismo en el caso de la Alianza del Pacífico, para la que el sector agrícola representó solamente un 9% de sus exportaciones al mundo.
Un examen del comercio total (exportaciones + importaciones) entre y dentro de ambos bloques revela un dominio de los productos industriales: en 2019, los productos agropecuarios representaron solamente un 25% del comercio total intra-Mercosur, alrededor de 20% del comercio entre Mercosur y la Alianza del Pacífico, y un 14% del comercio intra-Alianza.
Entre 2016 y 2019, el Mercosur dirigió en promedio 6% de sus exportaciones agropecuarias al mismo Mercosur, y cerca de 4% a la Alianza del Pacífico. Estos porcentajes se reducen aún más en el caso de la Alianza del Pacífico (AP): solamente 4% de sus exportaciones fueron intra-bloque, y menos de 2% se dirigió a los países del Mercosur.
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