El fortalecimiento de los pequeños productores, el acceso a tecnologías y a una mejor calidad de vida en el campo garantizarán el futuro de la agricultura, afirman en Comité Ejecutivo del IICA
San José, 24 de julio de 2024 (IICA) – Para asegurar el rol de la agricultura como parte de la solución a los desafíos que enfrenta la humanidad es esencial fortalecer a los pequeños agricultores, promover la cooperación entre diferentes actores y mejorar el acceso a tecnologías y la calidad de vida de las comunidades rurales, coincidieron los participantes en un debate sobre el futuro de la actividad, que tuvo lugar en el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
En el panel participaron Jack Bobo, Director del Instituto de Sistemas Alimentarios de la Universidad de Nottingham, en el Reino Unido; Alvaro Lario, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y Muhammad Ibrahim, Director de Cooperación Técnica del IICA. El Subdirector General del IICA, Lloyd Day, fue el moderador.
La actividad se desarrolló como parte de la reunión del Comité Ejecutivo, uno de los órganos de gobierno del IICA. Su sesión anual, durante dos días de trabajo, es un ámbito para los debates más urgentes vinculados al rol de las Américas en el contexto de los sistemas agroalimentarios mundiales. Participan una docena de ministros de Agricultura del continente, altos funcionarios, representantes de organismos internacionales y Líderes de la Ruralidad reconocidos por el IICA por su aporte a la producción y al bienestar de sus comunidades.
La sesión actual del Comité Ejecutivo tiene lugar en un momento de particular importancia para el sector agropecuario, ya que la necesidad de producir más alimentos para una población mundial creciente, en armonía con la naturaleza, figura al tope de la agenda global.
Cambiar la narrativa
Bobo señaló que muchas personas tienen una mala imagen de la agricultura, por lo que el reto es cómo cambiar la narrativa.
“Los problemas que tenemos que enfrentar –admitió- son grandes, complejos y de escala global. El impacto ambiental es importante, porque el 40% de la tierra está siendo utilizada por la agricultura, que también emplea el 70% del agua dulce y, a pesar de ello, hoy 800 millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria. Ante este escenario, algunas personas creen que la ciencia y la innovación han fallado”.
Sin embargo, el prestigioso académico, especialista en comunicación de la ciencia, señaló que, al contrario de lo que muchos suponen, las cosas están mejorando.
“Cuando entendemos cómo era el pasado, tenemos más esperanza hacia el futuro. La producción alimentaria es mucho más alta hoy que en 1960 y solo utiliza un poquito más de tierra. Con la tecnología de 1960, necesitaríamos 1000 millones de hectáreas más para producir los alimentos que se producen actualmente”.
Bobo también consideró que los productores agropecuarios no deben ser señalados por no estar haciendo las cosas bien, sino que deben ser ayudados a hacer las cosas mejor, a través de una buena comunicación.
“La sostenibilidad es un viaje, no un destino. La agricultura está mucho mejor que en el pasado y seguirá mejorando”, concluyó Bobo, quien este año ha sido anunciado por la Fundación World Food Prize, como Borlaug CAST Communication Award, distinción que recibirá en octubre próximo en Iowa, Estados Unidos
“En este momento de incertidumbre política y climática, debemos reflexionar sobre el futuro de la agricultura. En América Latina y el Caribe está casi un tercio del agua dulce del planeta y más de la mitad de los bosques primarios del mundo. El cambio climático pone en riesgo toda esta riqueza. Así lo demostró hace poco el huracán Beryl en el Caribe”, afirmó Alvaro Lario.
“El FIDA –agregó- considera que los desafíos exigen un enfoque multifacético y la colaboración entre diferentes socios. El futuro de la agricultura es algo en lo que no solo pensamos, sino también un sector en el que invertimos. Y en estrecha colaboración con organizaciones como el IICA comprobamos que las soluciones innovadoras pueden aumentar sustancialmente la resiliencia de pequeños y medianos productores”.
El FIDA es una institución financiera y organismo especializado de las Naciones Unidas dedicado a erradicar la pobreza y el hambre en las zonas rurales de los países en desarrollo. Fue creada en 1977, cuando los líderes mundiales se dieron cuenta que la inseguridad alimentaria y la hambruna no eran fracasos en la producción de alimentos sino problemas estructurales relacionados con la pobreza.
Por su lado, Muhammad Ibrahim exhortó a pensar más en la adaptación al cambio climático y en cómo ayudar a los productores a superar los riesgos de los fenómenos meteorológicos extremos a a lo largo de los años. También consideró fundamental el trabajo conjunto para atraer más jóvenes y fomentar la prosperidad de la vida rural.
“La ciencia, la tecnología y la innovación son claves para aumentar la productividad y también la igualdad, si fortalecemos una economía circular que genere múltiples productos”, afirmó.
Cómo en el agro se fomenta una mejor toma de decisiones, se trabaja con nuevos socios, se consigue financiamiento para acelerar los cambios que se requieren, se responde a las demandas de los consumidores y se reducen los costos de producción son algunas de las preguntas a responder, en la mirada del Director de Cooperación Técnica del IICA.
“En los próximos meses –anunció- en el IICA tendremos diálogos para debatir el futuro de la agricultura con la presencia de ministros y un enfoque participativo. Buscamos comprenderlo mejor y fomentar una nueva generación de políticas públicas”.
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